MADRID 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro RIKEN para la Ciencia del Cerebro (CBS) de Japón han descubierto un conjunto de mutaciones relacionadas que provocan aneurismas intracraneales, es decir, vasos sanguíneos debilitados en el cerebro que pueden reventar en cualquier momento, según publican en la revista 'Science Translational Medicine'.
Todas las mutaciones parecen actuar sobre la misma vía de señalización biológica, y los investigadores informan del primer tratamiento farmacéutico en un modelo de ratón, que funciona bloqueando esta señal.
Alrededor del 5% de la población padece aneurismas intracraneales no rotos en los vasos sanguíneos de la superficie del cerebro. A pesar de ser arterias abombadas con paredes debilitadas, los aneurismas intracraneales suelen pasar desapercibidos, hasta que una rotura provoca una hemorragia mortal alrededor del cerebro.
Incluso cuando se detectan con antelación, las únicas opciones de tratamiento disponibles en la actualidad pasan por la cirugía, que tiene sus propios riesgos, sobre todo si el aneurisma está en un lugar sensible. Por ello, es prioritario encontrar otras opciones no quirúrgicas, y la investigación sobre el origen de los aneurismas intracraneales ha conducido al equipo del CBS de RIKEN a uno de esos posibles tratamientos.
En realidad, los aneurismas intracraneales son de dos tipos: aneurismas fusiformes intracraneales (IFA) y aneurismas saculares intracraneales (ISA), y alrededor del 90% son de la variedad ISA. Investigaciones anteriores han descrito mutaciones en las arterias IFA, pero el origen del tipo ISA, más frecuente, sigue sin estar claro.
Para abordar esta cuestión, el equipo de RIKEN secuenció los exomas completos --todos los fragmentos de ADN que codifican proteínas-- de las células que componían 65 arterias aneurismáticas y 24 arterias normales. Junto con la posterior secuenciación en profundidad, descubrieron que seis genes eran comunes entre las IFA y las ISA y nunca aparecían en las arterias no aneurismáticas, mientras que otros 10 sólo aparecían en las IFA o en las ISA.
Aunque varios factores, como la edad, la hipertensión y el consumo de alcohol, aumentan el riesgo de aneurismas intracraneales, el director del proyecto, Hirofumi Nakatomi, del RIKEN CBS, señala que "el hallazgo inesperado de que más del 90% de los aneurismas presentaban mutaciones en un conjunto común de 16 genes indica que la mutación somática podría ser el principal factor desencadenante en la mayoría de los casos".
Otras pruebas demostraron que las mutaciones de los seis genes comunes a los IFA y los ISA desencadenaban la misma vía de señalización biológica NF-KB. El siguiente paso era conocer mejor las mutaciones e intentar bloquear la señalización anómala.
En primer lugar, demostraron que las mutaciones de uno de los seis genes, el PDGDRB, podían rastrearse a lo largo de distintas capas dentro de muestras de aneurismas humanos. Después, tras relacionar la mutación PDGDRB con una migración celular más rápida y la inflamación en células cultivadas, descubrieron que estos efectos podían bloquearse con sunitinib, un fármaco que impide los cambios en PDGDRB que permiten la señalización.
A continuación, crearon un modelo de ratón de aneurisma intracraneal utilizando un adenovirus para insertar el PDGFRB mutante en la arteria basilar de la base del cerebro. Al cabo de un mes, el diámetro de la arteria se había duplicado y se había debilitado mucho.
Al igual que en las células cultivadas, el efecto del gen mutante se bloqueó cuando se administró sunitinib a los ratones y sus arterias basilares siguieron siendo de tamaño normal y fuertes.
"Establecer el primer modelo animal no quirúrgico de aneurisma intracraneal es en sí mismo un logro --afirma Nakatomi--, pero lo más importante es que suprimimos la expansión arterial con un fármaco, lo que indica que los aneurismas intracraneales pueden tratarse farmacológicamente".
Señalan que serán necesarias más investigaciones para demostrar que este tipo de tratamiento farmacológico es eficaz en pacientes humanos, pero quizá el obstáculo más difícil sea la detección.
Como explica Nakatomi, "los aneurismas intracraneales no rotos suelen detectarse mediante angiografía por resonancia magnética o angiografía por tomografía computarizada durante los reconocimientos médicos. Si no se dispone de estas pruebas, los aneurismas son indetectables hasta que revientan".