La dependencia del alcohol en la adolescencia, y no el consumo, se relaciona con el riesgo de depresión posterior

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Publicado: martes, 6 junio 2023 7:17

MADRID 6 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los adolescentes que muestran signos de dependencia del alcohol son más propensos a desarrollar depresión a mediados de los 20 años, según un nuevo estudio dirigido por investigadores del University College de Londres (UCL) y la Universidad de Bristol, en Reino Unido.

Beber grandes cantidades de alcohol con regularidad, pero sin signos de dependencia, no predijo el riesgo de depresión, según las conclusiones publicadas en la revista 'The Lancet Psychiatry'.

La doctora Gemma Lewis, de la UCL Psychiatry y coautora del estudio, explica que, "mediante el uso de un gran conjunto de datos longitudinales, se han encontrado pruebas de que los patrones de consumo problemático de alcohol en la adolescencia tardía pueden aumentar el riesgo de desarrollar depresión años más tarde".

"Los patrones problemáticos de consumo de alcohol podrían ser una señal de advertencia de futuros problemas de salud mental, por lo que ayudar a los jóvenes a evitar el consumo problemático de alcohol podría tener beneficios a largo plazo para su salud mental", añade.

En el estudio participaron 3.902 personas que forman parte del estudio de cohortes de nacimiento Children of the 90s (Avon Longitudinal Study of Parents and Children - ALSPAC), una cohorte longitudinal de padres e hijos nacidos en el suroeste de Inglaterra en 1991 y 1992, que han sido encuestados a intervalos regulares.

En este trabajo se analizó la asociación entre el consumo de alcohol y los signos de consumo problemático, o dependencia, a los 18 años, y la depresión seis años más tarde, a los 24 años.

Los signos de dependencia del alcohol incluyen la incapacidad para dejar de beber, el incumplimiento de las expectativas normales debido a la bebida y la sensación de necesidad de beber tras una sesión intensa, así como efectos nocivos como la pérdida de memoria relacionada con la bebida.

Los investigadores descubrieron que las personas que parecían ser dependientes del alcohol a los 18 años (o a cualquier edad entre los 17 y los 22) tenían más probabilidades que sus compañeros de sufrir depresión a los 24 años.

Los que tenían una puntuación de cero en la escala de dependencia del alcohol a los 18 años se enfrentaban a una probabilidad del 11% de sufrir depresión a los 24 años, frente al 15% de los que tenían una puntuación de uno en la escala (un aumento de cero a uno en la escala de dependencia del alcohol representa un aumento del 28% en la probabilidad de no poder dejar de beber una vez iniciado el consumo y un aumento del 33% en la probabilidad de no hacer lo que normalmente se esperaba de uno).

Esta relación se mantuvo después de ajustar los posibles factores de confusión, como el consumo de sustancias y los síntomas depresivos a los 16 años, lo que sugiere que puede haber una relación causal entre la dependencia del alcohol y la posterior depresión que no se explica por una mala salud mental general en la adolescencia.

Los investigadores descubrieron que los niveles de consumo por sí solos no se asociaban a un mayor riesgo de depresión, lo que, según afirman, puede deberse en parte al hecho de que el consumo de alcohol en la adolescencia tardía suele estar ligado al contacto social y refleja las normas sociales.

La doctora Gemma Hammerton, de la Universidad de Bristol, coautora del estudio, apunta que, "aunque se ha descubierto que el consumo de alcohol por sí solo no parecía aumentar la probabilidad de sufrir depresión, el consumo excesivo de alcohol puede ser precursor de la dependencia, y también puede tener efectos nocivos para la salud física a largo plazo. Por lo tanto, la alta frecuencia y la cantidad de consumo de alcohol siguen siendo objetivos importantes a prevenir o reducir durante la adolescencia", añade.

Según indica, "las intervenciones de salud pública para prevenir la depresión podrían centrarse en el consumo problemático de alcohol (por ejemplo, si el alcohol está teniendo un impacto negativo en las relaciones personales o las responsabilidades de una persona), que es probable que ocurra antes de la dependencia, e implica una alta frecuencia y cantidad de consumo".

Mark Leyshon, Director de Investigación y Política de Alcohol Change UK, destaca que "los hallazgos de este nuevo estudio refuerzan la importancia de proteger a los jóvenes de los daños del alcohol, a través de la intervención temprana y la financiación adecuada de los servicios de adicciones juveniles para que el apoyo y el tratamiento adecuados estén allí para todos los que lo necesitan".

Las conclusiones coinciden con los resultados de otro estudio reciente dirigido por la UCL en adultos, según el cual el consumo problemático de alcohol --pero no el nivel de consumo-- se asocia a un aumento de las probabilidades de intento de suicidio o autolesión.

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