MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
Ante situaciones de estrés la ansiedad es un fenómeno natural, sin embargo cuando afecta a la seguridad en uno mismo, puede tener repercusiones más allá del simple problema de adaptación. Lo acaba de demostrar una investigación que lleva a pensar hasta que punto nuestra posición social depende de nuestra confianza.
La conclusión principal del estudio es que el estrés provoca ansiedad, la ansiedad provoca inseguridad y la inseguridad conduce a la desigualdad social. La cuestión es cierta hasta cierto punto si tenemos en cuenta que la confianza es esencial para nuestra capacidad de competir en la sociedad; cuando no nos sentimos seguros, somos menos propensos a hacer el tipo de decisiones que nos pueden dar una ventaja financiera y social sobre los demás.
Científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, han realizado un estudio de comportamiento para mostrar cómo el estrés afecta al grado de confianza de una persona, lo que implica que incluso puede ser una causa de desigualdad social en lugar de sólo una consecuencia de ella. A nivel biológico, los investigadores también han asociado los efectos del estrés con la liberación de la hormona cortisol.
Al liderar la competencia social, la confianza se vuelve central en la organización y el funcionamiento de las sociedades humanas, y marca el camino en el que los individuos interactúan entre sí.
Al mismo tiempo, se sabe poco sobre qué influye en la confianza de los individuos. Dos factores principales parecen ser el estrés y la ansiedad general de la persona, que técnicamente se conoce como "ansiedad rasgo" y describe cómo una persona es propensa a ver el mundo como una amenaza y preocupante. Sin embargo, la pregunta es cómo el estrés y la ansiedad rasgo afectan a la confianza de un individuo en un contexto competitivo.
Ahora, los equipos de Carmen Sandi en EPFL y Lorenz Goette en la Universidad de Lausana (UNIL) han demostrado que el estrés puede realmente estimular la confianza en la competencia de las personas con baja ansiedad rasgo, pero reducirla significativamente en individuos con alta ansiedad rasgo. Los científicos diseñaron un experimento conductual, que se inició con más de 200 personas que completaron dos test 'online': uno para evaluar su coeficiente intelectual y otro para medir su ansiedad rasgo.
Una semana más tarde, alrededor de la mitad de los participantes del estudio se sometió a un procedimiento psicológico estándar (llamado TSST-G) diseñado para causar estrés social agudo, como ir a una entrevista de trabajo simulada y realizar tareas de cálculo mental ante un público impasible. La otra mitad formó el grupo de control y no se sometió al procedimiento de inducción de estrés.
Entonces, se dio a todos los participantes, estresados y no estresados, dos opciones en un juego en el que podían ganar dinero: podían probar sus oportunidades en una lotería, o utilizar su coeficiente intelectual para competir con el de otro, un participante desconocido; de forma que el que tuviera el coeficiente intelectual más alto sería el ganador.
En los no estresados, el grupo control, casi el 60 por ciento de los participantes eligió la competencia de puntuación de coeficiente intelectual sobre la lotería, mostrando en general una alta confianza de los participantes, independientemente de sus puntuaciones de ansiedad rasgo.
Pero en el grupo que experimentó el estrés antes de jugarse el dinero, las cosas fueron diferentes. La confianza competitiva de los participantes varió en función de sus puntuaciones de ansiedad rasgo: en las personas con muy baja ansiedad, el estrés aumentó su confianza competitiva en comparación con sus contrapartes sin estrés; en individuos con mucha ansiedad, se redujo.
EL ESTRÉS AFECTA A LA CONFIANZA
Los hallazgos, que se revelan en un artículo que se publica en 'Psychoneuroendocrinology', sugieren que el estrés es una fuerza catalizadora que actúa sobre la confianza competitiva de una persona. El estrés, al parecer, puede aumentar o suprimir la confianza de una persona en función de su predisposición a la ansiedad.
Los investigadores también vieron que los efectos del estrés sobre la confianza de los participantes fueron mediados por la hormona cortisol, que normalmente se libera de las glándulas suprarrenales, en la parte superior de los riñones, en respuesta al estrés.
El equipo examinó muestras de saliva de los participantes sobre la presencia de cortisol. En las personas con baja ansiedad, los que mostraron mayor confianza también exhibieron una respuesta del cortisol superior al estrés, pero en los que tenían una ansiedad muy alta, los niveles elevados de cortisol se asociaron con una menor confianza, conectando los efectos conductuales del estrés a un mecanismo biológico.
Los resultados de este experimento conductual pueden verse como una simulación de la confianza en la competencia social y la forma en que se relaciona con la desigualdad socioeconómica. Los estudios han demostrado que, en las zonas con gran desigualdad socioeconómica (por ejemplo, con una amplia brecha entre ricos y pobres), la gente en el extremo inferior de la escala social a menudo experimenta como consecuencia de ello altos niveles de estrés.
"Las personas a menudo interpretan la confianza en sí mismas como la competencia --señala Carmen Sandi--. Así que si el estrés de, por ejemplo, una entrevista de trabajo, hace que una persona tenga exceso de confianza, tendrá más probabilidades de ser contratada, incluso a pesar de que podría no ser más competente que otros candidatos. Esto sucedería en el caso de las personas con baja ansiedad".
Lejos de ser sólo un producto de la desigualdad competitiva, el estrés ahora debe también considerarse como una causa directa de la misma. En otras palabras, el estrés puede convertirse en un obstáculo importante en la superación de la desigualdad socioeconómica atrapando a personas muy ansiosas en un bucle vicioso de baja confianza competitiva.