MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos) han evidenciado que la relación entre las proteínas beta-amiloide y tau podría estar en las células inmunitarias del cerebro que se juntan en grupos de amiloide. Si las células inmunitarias fallan, los grupos de amiloides o las placas lesionan a las neuronas cercanas y crean un ambiente tóxico que acelera la formación y propagación de los ovillos de tau.
Años antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, estas dos tipos de proteínas dañinas se acumulan silenciosamente en el cerebro. Los grupos de amiloides se acumulan primero, pero la tau es particularmente nociva. Dondequiera que aparecen ovillos de la proteína tau, el tejido cerebral muere, provocando la confusión y la pérdida de memoria que son las características de la enfermedad de Alzheimer.
Los hallazgos de los investigadores, tanto en ratones como en personas, sugieren que reforzar la actividad de tales células inmunitarias (conocidas como microglia) podría ralentizar o detener la proliferación de enredos de tau, y potencialmente retrasar o prevenir la demencia de Alzheimer.
"Creo que hemos encontrado un vínculo potencial entre el amiloide y la tau que la gente ha estado buscando durante mucho tiempo. Si pudieras romper ese vínculo en personas que tienen deposición amiloide pero que aún están cognitivamente sanas, podrías detener el avance de la enfermedad antes de que la gente desarrolle problemas con el pensamiento y la memoria", explica David Holtzman, autor principal del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Nature Neuroscience'.
Mientras que la formación de placas amiloides y ovillos de tau han sido reconocidos como pasos clave en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, los investigadores han luchado para determinar la relación entre los dos. Por sí solas, las placas amiloides no causan demencia. Muchas personas mayores de 70 años tienen algunas placas amiloides en el cerebro, pero su presencia parece conducir inexorablemente a la formación de enredos de tau (el verdadero 'villano' del Alzheimer) y, hasta ahora, no estaba claro cómo el amiloide impulsa a tau.
Los investigadores sospechaban que la microglia podría ser el vínculo. Una mutación rara en un gen llamado TREM2 deja a las personas con microglia débil e ineficaz, y también aumenta su riesgo de desarrollar Alzheimer del doble al cuádruple.
Como parte de su estudio, utilizaron ratones propensos a desarrollar placas amiloides y modificaron de varias maneras sus genes TREM2 para influir en la actividad de sus microglia. El resultado fueron cuatro grupos de ratones: dos con microglia completamente funcional porque portaban la variante común del gen TREM2 humano o del ratón, y dos con microglia dañada que portaban la variante humana de alto riesgo TREM2 o ninguna copia del gen TREM2 en absoluto.
Después, sembraron los cerebros de los ratones con pequeñas cantidades de tau recolectadas de los pacientes de Alzheimer. La proteína tau humana provocó que la tau en ratones se fusionara en estructuras similares a marañas alrededor de las placas amiloides.
En ratones con microglia debilitada, se formaron estructuras más parecidas a una maraña de tau cerca de las placas amiloides que en ratones con microglia funcional. Otros experimentos demostraron que las microglia normalmente forman un casquillo sobre las placas amiloides que limita su toxicidad a las neuronas cercanas. Cuando la microglia no hace su trabajo, las neuronas sufren más daño, creando un ambiente que fomenta la formación de lesiones similares a la enredadera.
Además, los investigadores también mostraron que las personas con mutaciones TREM2 que murieron con la enfermedad de Alzheimer tenían más estructuras parecidas a la enredadera de la tau cerca de sus placas amiloides que las personas que murieron con la enfermedad de Alzheimer pero que no eran portadoras de la mutación.