MADRID, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los fumadores con depresión en el momento de sufrir un infarto que dejan de fumar tienen más probabilidades de mejorar su estado de ánimo que los que continúan con el hábito, según una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología ESC 2021.
El tabaquismo y la depresión suelen ir de la mano, y ambos se consideran factores de riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Este estudio examinó si los pacientes deprimidos que dejan de fumar tras un infarto de miocardio presentan una mejora de su salud mental en comparación con los que siguen fumando.
En el estudio participaron 1.822 pacientes con síndrome coronario agudo de la cohorte suiza SPUM-ACS. El síndrome coronario agudo incluía tanto los infartos como la angina inestable.
El estado de tabaquismo se evaluó mediante un cuestionario en el momento de la hospitalización por síndrome coronario agudo y un año después. Al año, el estado de tabaquismo se confirmó con un análisis de aliento de monóxido de carbono.
Un total de 1.076 pacientes eran no fumadores en el momento de la hospitalización y un año después. Por lo tanto, los autores dividieron a los 746 fumadores restantes en "fumadores continuos" (392 pacientes que fumaban en el momento de la hospitalización y un año después, el 21,5%) y "que dejaron de fumar" (354 pacientes que dejaron de fumar durante el año posterior al evento cardíaco, el 19,4%).
La depresión se evaluó mediante la escala de depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos (CES-D) y el uso de fármacos antidepresivos. Los participantes fueron clasificados como "deprimidos" o "no deprimidos" al inicio y al año. Al inicio, 411 (22,6%) pacientes estaban deprimidos y 1411 (77,4%) no lo estaban. Al año, 461 (25,3%) pacientes estaban deprimidos y 1361 (74,7%) no lo estaban.
Los investigadores analizaron las asociaciones entre el tabaquismo y la depresión tras ajustar la edad, el sexo, el índice de masa corporal, la educación, el estado civil, la actividad física, el consumo de alcohol, la diabetes, los antecedentes de enfermedades cardiovasculares, la asistencia a la rehabilitación cardíaca y las dosis altas de estatinas al alta.
El análisis se realizó en los 411 fumadores que estaban deprimidos en el momento de la hospitalización. Los investigadores examinaron si los que dejaron de fumar al año siguiente tenían más probabilidades de mejorar sus síntomas depresivos en comparación con los que siguieron fumando.
En comparación con los fumadores que continuaron con el hábito en el año siguiente a su evento cardíaco, los que dejaron de fumar tenían más probabilidades de ver una mejora en sus síntomas depresivos y ser clasificados como "no deprimidos".
La autora del estudio, Kristina Krasieva, estudiante de medicina de la Universidad de Lausana (Suiza), recuerda que "investigaciones anteriores han demostrado que dejar de fumar se asocia con beneficios para la salud mental y nuestro estudio amplía este patrón a los supervivientes de ataques cardíacos. Esperamos que los resultados animen a los fumadores que han sufrido un infarto a dejar el hábito", añade.