Ciencia advierte de que el número de mujeres en grupos de investigación sobre el COVID-19 "no es muy alentador"

Una investigadora de la Universitat Rovira i Virgili (URV) desarrollando un test de diagnóstico rápido de coronavirus
Una investigadora de la Universitat Rovira i Virgili (URV) desarrollando un test de diagnóstico rápido de coronavirus - URV
Actualizado: martes, 16 junio 2020 13:33

MADRID, 16 Jun. (EUROPA PRESS) -

Un informe de la Unidad de Mujeres y Ciencia (UMyC) del Ministerio de Ciencia e Innovación ha puesto de manifiesto que la composición de los grupos de investigación sobre el COVID-19 "no es muy alentadora" en términos de igualdad.

"Por el momento, se conocen solo algunos equipos y comités que se han formado para la toma de decisiones en investigación frente al COVID-19 y la composición no es muy alentadora", recoge el informe, denominado 'Género y ciencia frente al coronavirus', en el que se analiza el impacto del COVID-19 en la igualdad de género en la I+D+i.

El documento recuerda que las mujeres representan "buena parte" del personal investigador en ciencias de la vida y de la salud, con lo que "es de esperar una presencia importante de mujeres liderando e integrando equipos de investigación en las convocatorias sobre COVID-19". Sin embargo, esto no sucede así.

En este sentido, el informe pone de ejemplo al Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), donde se observa una infrarrepresentación de investigadoras liderando o coliderando los proyectos financiados (el 28% de 127 proyectos hasta la fecha). También se aprecia un porcentaje similar al de representación en proyectos solicitados (29% de mujeres en los 1.361 proyectos solicitados).

Si bien, el informe también indica que "hay datos positivos", pues destaca que en la Plataforma de Salud Global coordinada por la prestigiosa investigadora Margarita del Val, el 40% de los proyectos actuales del CSIC está liderado por mujeres, cifra superior al 36% de representación de las investigadoras en dicho organismo de investigación.

"DESIGUAL DISPONIBILIDAD DE TIEMPO PARA DEDICAR A LA CIENCIA"

Por otro lado, el informe advierte de la desigual disponibilidad de tiempo para dedicar a la ciencia entre hombres y mujeres, que no obstante, si ya había sido puesta de manifiesto en anteriores investigaciones sobre género y ciencia, en esta ocasión, "se ha hecho evidente en un corto espacio de tiempo" con el confinamiento, dado que el teletrabajo en investigación, sobre todo en hogares con menores u otras personas dependientes, ha supuesto el solapamiento de tareas en un mismo espacio de tiempo y lugar.

Y es que, el informe recalca que en los hogares donde se hace ciencia y se innova, "no siempre hay un reparto igualitario del trabajo doméstico y de cuidados". "Está sobradamente documentado en la literatura especializada cómo la maternidad y los cuidados asociados suponen uno de los frenos importantes en las carreras de las científicas, y durante la pandemia este desequilibrio ha salido a la luz de forma muy evidente", apunta.

Esto ha supuesto "diferencias significativas en el número de artículos recibidos durante el confinamiento firmados por hombres y mujeres", un hecho que trae consecuencias.

Así, según la UMyC, en un modelo de carrera competitiva donde el número de publicaciones es uno de los mayores activos, "el confinamiento ha permitido acumular puntos en la carrera por la productividad a quien no tiene que conciliar, a quien ha tenido tiempo disponible y de calidad para escribir", lo cual supone "un agravio comparativo evidente y una forma de discriminación indirecta hacia las científicas".

Por lo que la UMyC advierte: "Todo apunta a que la consecuente brecha de género en la 'productividad científica' agudizada durante la crisis actual, tendrá consecuencias en la progresión de las carreras de las investigadoras en los próximos años".

LÍNEAS DE ACTUACIÓN

A la luz de los resultados, la UMyC apuesta por reforzar y/o impulsar unas determinadas líneas de actuación en igualdad de género y ciencia, en colaboración con los diferentes agentes del Sistema español de I+D+i y las redes de género y ciencia.

Entre ellas se encuentran que los agentes financiadores a nivel europeo, estatal y regional deben llevar a cabo evaluaciones previas del impacto de género que puedan tener en los próximos meses y años los procesos y requisitos de evaluación incluidos en sus convocatorias, de forma que, en caso de confirmarse la brecha de género en la productividad científica durante el confinamiento, ésta no suponga un perjuicio añadido a las carreras de las científicas.

Algunos de los extremos a tener en cuenta incluyen: representación equilibrada de líderes de proyecto (IPs) en las propuestas de las universidades y centros de investigación; composición equilibrada del equipo investigador; medidas especiales de carácter temporal para evitar el denominado 'muro de la maternidad' en la carrera en ciencia; y la existencia de planes de igualdad y protocolos frente al acoso sexual y acoso por razón de sexo en las instituciones receptoras de las ayudas, entre otras.

Igualmente, propone introducir contenidos de género en la formación metodológica del personal predoctoral; establecer mecanismos de seguimiento y evaluación de la integración del análisis de sexo/género en todas las fases del proceso investigador de todos aquellos proyectos financiados con fondos públicos; financiar investigaciones multidisciplinares con perspectiva de género sobre la COVID-19 y sus consecuencias en diferentes ámbitos; e incluir conocimiento y experiencia en género en los diferentes grupos asesores y de toma de decisiones relacionados con la COVID-19.

TRANSFORMACIÓN DE CULTURAS ORGANIZATIVAS

Del mismo modo, insta a las organizaciones del sistema de I+D+i donde se produce investigación científica e innovación en España a impulsar la transformación de sus culturas organizativas, estructuras jerárquicas y redes informales de poder, con objeto de erradicar las todavía existentes desigualdades de género en ciencia e innovación.

Esto deberá hacerse: involucrando a la comunidad científica en diagnósticos de situación participativos y con perspectiva de género; abordando desde las políticas de recursos humanos las condiciones de trabajo durante y tras el confinamiento y sus impactos positivos y negativos; e impulsando medidas disruptivas.

También pide un profundo trabajo de análisis, apoyo y seguimiento en el marco del Observatorio Mujeres Ciencia e Innovación (OMCI), donde están representados otros departamentos ministeriales, instituciones y sociedad civil y, por último, que se apueste por la inversión en I+D+i para garantizar así una investigación puntera y útil para toda la sociedad y que garantice carreras profesionales estables y de calidad al personal investigador, para evitar especialmente la pérdida de talento entre las mujeres más jóvenes.

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