Cuándo sospechar de una alteración en la marcha. Te contamos qué patología puede estar detrás

Archivo - Hombre mayor. Problemas al andar.
Archivo - Hombre mayor. Problemas al andar. - MONKEYBUSINESSIMAGES/ ISTOCK - Archivo
Actualizado: martes, 11 abril 2023 17:55

   MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Las alteraciones en la marcha se corresponden con un grupo amplio o un término que engloba muchas cosas, y dentro de estas se puede ir desde el espectro de las alteraciones que produce en sí el envejecimiento 'normal', que afecta a las funciones del cuerpo, y hay unas alteraciones de la marcha relacionadas con este proceso, algo habitual a pesar de estas sanos; pero después estaría el otro espectro, que se relacionaría con el desarrollo de posibles patologías.

El doctor Álvaro Sánchez Ferro es coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología, y especialista en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, y nos explica durante una entrevista con Infosalus que los principales datos de alarma sobre los que sospechar en este sentido son: "La frecuencia de las caídas, el que aparezcan de manera no provocada, y que los pies empiecen a estar pegados al suelo y no los puede levantar la persona".

   Así, será el momento en el que se pueda sospechar de enfermedades y envejecimientos más patológicos, donde se afecta de manera predominante el caminar, la marcha, y aquí hay varios grupos de enfermedades, según detalla.

   "De manera muy importante se encuentran las neurodegenerativas y la más frecuente que afecta al caminar es el Parkinson, y luego hay otras enfermedades que se llaman 'parkinsonismos'; también las alteraciones en la marcha podrían darse en el grupo de las demencias; en las enfermedades neuromusculares; pero también en otras, como las alteraciones de la marcha en la esclerosis múltiple, o en personas que han tenido un ictus, o en aquellas personas con problemas de la visión o en el sistema que controla como nos situamos en el espacio, el sistema vestibular", describe este neurólogo.

   De esta forma, remarca que las alteraciones en la marcha pueden darse desde la esfera de una persona sana que envejece, como efecto de ese envejecimiento normal del cuerpo, hasta el desarrollo de las enfermedades concretas neurológicas y no neurológicas, porque también pueden ser las alteraciones en la marcha por problemas articulares. "Lo que todas tienen en común es que la persona tiene problemas para caminar, para deambular", afirma el especialista del 12 de Octubre.

   Es más, el doctor Sánchez Ferro mantiene que algunas patologías tienen un patrón concreto, por ejemplo, en el caso del Parkinson es típico que la persona dé pasitos cortos y tienda a irse hacia adelante y arrastre un poco los pies; en personas tras un ictus vayan arrastrando la pierna o no la puedan movilizar bien. "Con la edad vamos caminando más despacio y el caminar se hace más inestable", añade.

   Hay que consultar con un especialista cuando estas alteraciones produzcan un impacto en la vida de la persona, y dice que el ejemplo más claro es si empieza a haber caídas, un signo de alarma, porque significa que los sistemas para el control de la postura y del equilibrio empiezan a afectarse. "Si me empiezo a caer sin obstáculos y muy frecuentemente es que algo no está bien", mantiene el neurólogo.

Lo que indica que algo no está bien es que la frecuencia de caídas sea grande, y si se cae una vez al mes, o incluso varias al año, y no de forma puntual, es algo llamativo a valorar, insiste este doctor. También, como hemos comentado, si la persona empieza a notar que arrastra los pies y no los puede levantar es prueba de alarma.

A PARTIR DE QUÉ EDAD SUELEN SER ESTAS FRECUENTES

   Con ello, el coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología resalta que, normalmente, con la esperanza de vida que tenemos y nuestro estilo de vida cada vez más saludable la aparición de las alteraciones en la marcha se va retrasando, y ahora mismo es poco habitual verlo por debajo de los 70 años, y sí es algo más frecuente por encima de los 80.

   "Si una persona tiene dificultades para caminar con 40-50 años puede indicar que haya algo patológico, es algo inusual. No obstante, a medida que nos acercamos a los 70 años pueden aparecer este tipo de alteraciones provocadas por el envejecimiento, con el que se pierde músculo, así como capacidad de coordinación, y de por sí afecta al caminar, y sobre todo a partir de la séptima década es cuando se empiezan a ver más este tipo de alteraciones", remarca.

QUÉ HACER ANTE ELLAS, QUÉ PRUEBAS MÉDICAS SE REALIZAN

   Sánchez Ferro señala que ante la sospecha lo primero que realizan los neurólogos siempre es una buena documentación de la historia del paciente, de cómo ha ocurrido el problema, si ha sido o no progresivo, desde cuándo, o qué tipo de problema tiene la persona (no es lo mismo caídas que arrastrar los pies).

   Con ello, se hace una caracterización y se definen los síntomas de la persona; también se estudia la medicación que toma la persona porque algunas pueden afectar en este sentido, como los que pueden producir parkinsonismo farmacológico; y luego se realiza una exploración física detallada para ver qué sistemas cerebrales pueden estar alterados y cuáles no.

   En función de los resultados, se prosigue con un segundo escalón, según comenta el neurólogo, con la realización de las pruebas diagnósticas, con una imagen cerebral (TAC o escáner), para ver un poco qué posibles alteraciones puede haber en el cerebro, de haberlas, y que no haya nada que lo comprometa; asimismo se suele proceder con la petición de análisis de sangre; y también de algunas pruebas específicas, en función de la sospecha que pueda haber.

   Por ejemplo, si se sospecha de parkinson, hay una prueba muy útil en este sentido, según resalta, el DATScan, y que permite medir la dopamina y si está alterada se suele sospechar de parkinson.

TRATAMIENTOS Y LA IMPORTANCIA DE PREVENIR

   En cuanto a los tratamientos, el experto de la Sociedad Españoal de Neurología mantiene que todo depende mucho de la causa, y por ejemplo, si es un problema más vascular se suelen poner fármacos que favorezcan el riesgo sanguíneo, pero si es problema más asociado al Parkinson o a parkinsonismos se prescriben fármacos que aumentan la dopamina cerebral.

   "En común estas enfermedades normalmente tienen es que se pide hacer una rehabilitación específica para cada una, algo muy importante y, que además debería ser continuada. No obstante, hoy en día al sistema de salud le cuesta asumir estos tratamientos rehabilitadores en personas con problemas en la marcha porque hay poco servicio y mucha demanda. Y se está supliendo muchas veces en asociaciones de pacientes. Por desgracia no está bien dimensionado en el sistema de salud", lamenta el doctor Sánchez.

   En este sentido, destaca que es muy importante la prevención, y que a medida que nos hagamos mayores nuestra condición física sea lo mejor posible, realizar de 3 a 5 días ejercicio por semana, de una intensidad moderada: "No solo vale caminar, y se recomienda sesiones de 40 minutos a una hora de ejercicio. No hay un ejercicio específico recomendado, pero sí se han hecho pruebas con diferentes tipos de ejercicio, y lo idóneo es la combinación ejercicios aeróbicos (correr, bicicleta, por ejemplo), con ejercicios de fuerza, pero es muy importante que se enseñe, y prevenir estos problemas porque se pueden prevenir bastante".