Cuando el sexo duele en la mujer

Archivo - Mujer triste sentada en la cama.
Archivo - Mujer triste sentada en la cama. - ZORANM/ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 4 junio 2021 8:37

    MADRID, 4 Jun. (EDIZIONES) -

   No es normal que el sexo duela en la mujer. El sexo debería ser placentero siempre, pero hay mujeres que experimetan dolor. Si pasa esto hay que investigar qué está pasando. La dispaurenia es el dolor con la penetración, que puede variar desde profundo con dolor pélvico, hasta más superficial con sensación de quemazón o de ardor en la vagina.

   Por otro lado, la doctora Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga y obstetra explica que el vaginismo es la imposibilidad de penetración vaginal debido a la tensión de los músculos del suelo pélvico, que se contraen e imposibilitan la penetración. A su vez, indica que puede ser un dolor por daño o lesión, como puede ocurrir con enfermedades como la endometriosis o una vulvovaginitis, entre otras muchas causas.

   "Hay que ver de qué tipo de dolor se trata, de si es más externo tipo ardor o sensación de papel de lija con la penetración o bien si es más un dolor más profundo, como si dolieran por dentro los ovarios, como cuando va a bajar la regla con la penetración profunda. Ver primero si viene de un sitio o de otro o de si es más superficial y a partir de ahí hay que descartar una serie de cosas", explica en una entrevista con Infosalus.

   En el caso de ardor, quemazón, sensación de papel de lija con las relaciones hay que investigar si se trata de infecciones, problemas dermatológicos como el liquen, por ejemplo, aclara Al Adib Mendiri, que precisamente acaba de publicar 'Hablemos de nosotras' (Oberon), un manual en el que trata este asunto, así como otras reflexiones que pueden afectar a la salud de la mujer.

Si el dolor es más profundo sostiene que se deben estudiar otros síntomas asociados y descartar endometriosis, así como hacer en muchos casos una valoración del suelo pélvico y si tiene algún problema.

   A veces, apunta Al Adib Mendiri son dolores que responden a una disfunción muscular en el suelo pélvico, "como por ejemplo cuando tienes hipertonía te puede dar mucho dolor en las relaciones".

   El dolor en las relaciones puede ser consecuencia también de traumas o que al haber tenido una experiencia sexual con dolor ya se quedan sensibilizadas las rutas neuronales que vehículan la sensación dolorosa, por ejemplo, según indica.

   "En mi experiencia profesional observo que la mezcla entre fisioterapia de suelo pélvico y psicoterapia especializada en sexología suelen ser claves en la consecución de resultados, aunque depende de cada caso concreto. Hay algunos casos que requieren más psicoterapia que otros, como cuando son mujeres que han sufrido traumas como violencia sexual.

   De hecho, la ginecóloga defiende que en estos casos generalmente hay que trabajar del cuerpo a la mente y de la mente al cuerpo. "La fisioterapia de suelo pélvico desensibiliza esas rutas que vehiculan la sensación dolorosa, mientras que con la psicoterapia se trabajan esas cosas que tenemos en la mente de traumas, anticipaciones, que no funcionan bien para que esa parte me duela, porque el dolor al fin y al cabo es una interpretación del cerebro", añade la experta.

   A veces dice que hay errores evaluativos del cerebro y envía sensación de dolor cuando no hay daño y se trabaja mejor desde la fisioterapia que desde la medicina, con una mejor comprensión del dolor, porque se trabaja la neuromatrix del dolor.

   En este contexto, la ginecóloga lamenta que hay mujeres que silencian su dolor en las relaciones y se arruinan su vida sexual, yendo en muchos casos de ginecólogo en ginecólogo sin resolver nada.

   "Hay muchas mujeres que presentan una desconexión con su cuerpo y van de forma mecanicista y no conectan con la experiencia sexual. Conocerse es importante también para disfrutar y no tener dolor y sí más placer porque si tu vas de forma pasiva al sexo te puede doler la relación, no lubricas lo suficiente la penetración puede doler", sentencia la doctora Al Adib Mendiri.

   En última instancia, destaca que "en ningún momento" se cuestiona el dolor, ese dolor está ahí, que el no haber daño orgánico no lo convierte en imaginario en algunos casos. Pensar esto genera sensación de desconfianza y culpa, el dolor es real, es válido, no se cuestiona, el dolor se comprende y se trabaja para solucionarlo.