MADRID, 3 Ago. (EDIZIONES) -
En verano hace más calor y los vasos sanguíneos se dilatan. La hinchazón que esto provoca hace que los síntomas de pesadez o incluso de dolor de piernas si se tienen varices sea mayor. Toca ponerse las pilas e intentar cuidarse un poco más en este sentido.
Una de las principales dificultades que surgen en este sentido es que "es posible también que en verano se abandonen los tratamientos como las medias de compresión, por la incomodidad que éstas pueden suponer ante las elevadas temperaturas, de forma que dejamos de tratar nuestro problema de retorno venoso", afirma en una entrevista con Infosalus la médico adjunto de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario General de Villalba (Madrid), la doctora Ana Begoña Arribas Díaz.
En concreto, esta especialista diferencia primeramente qué son las varices de las arañas vasculares, dos afecciones que fundamentalmente se identifican por su tamaño, según explica.
"Las varices son dilataciones de las venas superficiales de nuestras piernas. Cuando tienen un tamaño muy pequeño (por debajo de un milímetro) se llaman 'telangiectasias' o arañas vasculares y son una red de venas muy finas debajo de nuestra piel de color azulado. Cuando son algo mayores (ente un milímetro y 3 milímetros) las llamamos 'varices reticulares', y cuando son claramente mas grandes (más de 3 milímetros) las llamamos 'varices tronculares'", reseña la experta.
Éstas en muchas ocasiones favorecen que sintamos las piernas cansadas, o incluso que lleguen a dolernos. La doctora Arribas señala en este sentido que las varices son un signo clínico, o lo que es lo mismo, algo que podemos ver, de una enfermedad que llamamos 'insuficiencia venosa crónica'; una patología que afecta al retorno venoso de la sangre de las piernas.
"Cuando tenemos problemas de retorno, las piernas se nos hinchan e inflaman dando lugar a los síntomas más frecuentes como son el cansancio, la pesadez, el calor, o incluso los calambres. Si el problema continua podemos incluso tener cambios de coloración de la piel, que se puede poner oscura en la zona del tobillo e incluso tener ulceras de difícil cicatrización", advierte la especialista en Angiología y Cirugía vascular.
LAS PAUTAS A SEGUIR
En este contexto, Arribas recuerda que la sangre que llega a las piernas por nuestras arterias es impulsada por el corazón, y tiene que volver en sentido contrario al mismo. "Eso es complicado cuando estamos de pie sin movernos. Nos ayudamos para ello de la postura. Es más fácil que 'caiga' hacia el corazón con las piernas ligeramente levantadas", valora.
También que puede ser útil a la hora de reducir el dolor o el malestar de piernas el ejercicio, ya que al caminar presionamos la planta del pie, y los músculos de la pantorrilla, y esto hace que empujemos nuestra sangre hacia el corazón, sin que caiga de nuevo, gracias a unas válvulas o compuertas que hay dentro de nuestras venas.
Explicado esto, la médico adjunto de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario General de Villalba, sostiene que lo que tenemos que hacer si tenemos arañas vasculares o varices es también:
.- Descansar con las piernas elevadas por encima del corazón
.- Practicar regularmente algún ejercicio que favorezca la circulación de retorno, siendo los más recomendados la natación y el caminar.
.- Si tenemos varices, usar siempre que estemos de pie o sentados las medias de compresión terapéutica.
.- Evitar el estreñimiento con hidratación abundante y una dieta adecuada.
En cambio, la doctora Arribas advierte de que lo que no hay que hacer en verano si se padecen varices o arañas vasculares es:
.- Tomar el sol en horas centrales con mucho calor. Se deben refrescar nuestras piernas con crema hidratante fría o bien con duchas de agua fría.
.- Permanecer mucho tiempo de pie o inmóvil.
.- Dejar de usar las medias terapéuticas.
Muchas veces por el calor se dejan de utilizar las medias de compresión. En este sentido, Arribas ve conveniente no dejarlas, ni siquiera a pesar de las altas temperaturas del verano, y sobre todo en actividades en las que generemos más presión, por ejemplo durante el trabajo o durante las tareas domésticas, o bien relajándonos un poco si vamos a estar tumbados con la pierna en alto en la piscina o en la playa.