MADRID, 5 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un estudio diseñado para comprender mejor las muertes súbitas e inesperadas de niños pequeños, que suelen producirse durante el sueño, ha identificado como posible causa las crisis epilépticas breves, acompañadas de convulsiones musculares.
Los expertos calculan que más de 3.000 familias pierden cada año en Estados Unidos un bebé o un niño pequeño de forma inesperada y sin explicación. La mayoría son lactantes en lo que se denomina síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), pero 400 casos o más corresponden a niños de 1 año o más, en lo que se denomina muerte súbita inexplicada en niños (MSIE). Más de la mitad de estos niños son de corta edad.
Los resultados del estudio proceden de un registro de más de 300 casos de muerte súbita inexplicada en niños, creado hace una década por investigadores de la Escuela Grossman de Medicina de la Universidad de Nueva York (EEUU).
Los investigadores utilizaron análisis exhaustivos de historiales médicos y pruebas de vídeo donadas por las familias para documentar las muertes inexplicables de siete niños pequeños de entre 1 y 3 años, potencialmente atribuibles a convulsiones. Según los autores del estudio, estas convulsiones duraron menos de 60 segundos y se produjeron en los 30 minutos inmediatamente anteriores a la muerte de cada niño.
Durante décadas, los investigadores han buscado una explicación a los episodios de muerte súbita en niños, observando una relación entre aquellos con antecedentes de convulsiones febriles (convulsiones acompañadas de fiebre). Investigaciones anteriores habían informado de que los niños que morían de forma repentina e inesperada tenían 10 veces más probabilidades de haber sufrido convulsiones febriles que los niños que no morían de forma repentina e inesperada. Las convulsiones febriles también se observan en un tercio de los casos de muerte súbita inexplicada en niños registrados en NYU Langone Health.
LAS GRABACIONES DE VÍDEO DE LOS NIÑOS SIRVEN COMO PRUEBAS
El nuevo estudio consistió en un análisis realizado por un equipo de ocho médicos de los raros casos de muerte súbita inexplicada en niños en los que también había grabaciones de vídeo domésticas, procedentes de sistemas de seguridad o de cámaras de cunas comerciales, realizadas mientras cada niño dormía la noche o la tarde de su muerte.
Cinco de las siete grabaciones estaban en marcha sin interrupción en ese momento y mostraban sonido directo y movimiento visible, indicativos de que se estaba produciendo una convulsión. Las dos grabaciones restantes estaban activadas por sonido o movimiento, pero sólo una sugería que se había producido una convulsión muscular, signo de ataque. Además, sólo un niño tenía antecedentes documentados de convulsiones febriles. Todos los niños del estudio habían sido sometidos previamente a una autopsia que no reveló ninguna causa definitiva de la muerte.
"Nuestro estudio, aunque pequeño, ofrece la primera prueba directa de que las convulsiones pueden ser responsables de algunas muertes súbitas en niños, que suelen ocurrir sin testigos durante el sueño", ha asegurado la investigadora principal del estudio, Laura Gould, profesora asistente de investigación en NYU Langone.
Gould perdió a su hija María por este motivo a la edad de 15 meses en 1997, una tragedia que la llevó a presionar con éxito para que se creara el Registro y Colaboración de Investigación sobre SUDC de la NYU. Gould señala que, de no ser por las pruebas de vídeo, las investigaciones sobre la muerte no habrían implicado una convulsión.
LAS CONVULSIONES PODRÍAN SER LA EXPLICACIÓN
"Los resultados de este estudio demuestran que las convulsiones son mucho más frecuentes de lo que sugieren los historiales médicos de los pacientes, y que es necesario seguir investigando para determinar si las convulsiones son frecuentes en las muertes relacionadas con el sueño en niños pequeños, y potencialmente en lactantes, niños mayores y adultos", ha afirmado el investigador principal del estudio y neurólogo Orrin Devinsky.
"Los ataques convulsivos pueden ser la pistola humeante que la ciencia médica ha estado buscando para entender por qué mueren estos niños", ha añadido Devinsky.
El autor señala que también es necesario seguir investigando para determinar con precisión cómo las convulsiones con o sin fiebre pueden inducir la muerte súbita. Investigaciones previas en pacientes epilépticos, dice, apuntan a la dificultad respiratoria que se sabe que se produce inmediatamente después de una convulsión y que puede conducir a la muerte. Se ha comprobado que esto ocurre con más frecuencia en pacientes epilépticos, como en los niños participantes en el estudio, mientras duermen boca abajo sobre el estómago y sin que nadie presencie la muerte.
Para que esto se confirme, explica, será necesario realizar un seguimiento continuo de las muertes infantiles y mejorar los registros sanitarios para saber con qué frecuencia estos ataques convulsivos preceden a la muerte. Las muertes relacionadas con crisis convulsivas son poco frecuentes en personas con y sin epilepsia.