5 consejos para cuidar la espalda de los niños. ¿Cuál es el mejor deporte para ellos?

Fisioterapeuta revisando la espalda de una niña.
Fisioterapeuta revisando la espalda de una niña. - ISTOCK
Publicado: domingo, 8 octubre 2023 7:59

   MADRID, 8 Oct. (EDIZIONES) -

   Los actuales estudios científicos muestran un margen entre 1-4 de cada 10 menores sufre de dolor de espalda en nuestra sociedad. Y es que, además, la prevalencia va en aumento con la edad (siendo más frecuentes en los adolescentes), y ligeramente mayor en las niñas que en los niños.

   "Y, a pesar de que cada vez se dedican más esfuerzos en prevenir estos dolores, vemos que estas cifras, lejos de disminuir, van en aumento. Quizá nos hemos estado equivocando todos estos años con los mensajes que hemos transmitido y divulgado a niños y a familias y hemos contribuido a este empeoramiento", asegura en una entrevista con Infosalus Moisés Giménez Costa, padre de dos niños, y fisioterapeuta pediátrico en el CEIP IVAF-Luis Fortich, así como miembro de la Sociedad Española de Fisioterapia en Pediatría (SEFIP) y miembro fundador de la Sociedad Española de Fisioterapia y Dolor.

   Aunque en ocasiones es debido a algún traumatismo provocado durante el juego, accidentes o lesiones deportivas, muchos de ellos no tienen una causa clara, apunta el también máster en Salud Escolar y Doctor en Ciencias de la Salud. "En el dolor, y en el dolor del niño en particular, no sólo influyen los factores físicos, sino también los psicológicos y los sociales", subraya.

   ¿Hasta qué punto el uso de pantallas, el sedentarismo, una mala higiene postural, o las mochilas perjudican? Mantiene el miembro de SEFIP que, tradicionalmente, se pusieron en el punto de mira todos estos factores como potenciales causantes de los dolores de espalda en los niños.

   Sin embargo, en base a estudios más recientes, advierte de que la relación entre las mochilas o la postura y los problemas de espalda es muy débil: "Llevar 15 minutos algo de peso en la espalda no va a hacer que tu espalda se lesione. Es más, ¡puede que hasta haga que tu espalda se haga más fuerte! Sin embargo, si transmitimos la idea al niño de que la mochila le va a dañar la espalda es muy probable que este acabe con dolor de espalda cada vez que la acarrea".

   Otros aspectos como la actividad física, los factores psicológicos, ansiedad, depresión, catastrofismo, pensamientos negativos acerca del estado de la propia espalda, o creencias erróneas sobre qué puede provocar dolor de espalda, o el nivel socioeconómico del niño son mucho más relevantes a la hora de que pueda desarrollar dolor, según prosigue. "Crecer en un entorno deprimido, o en una familia con un nivel cultural bajo, aumenta las probabilidades de desarrollar dolor crónico en la infancia y en la adolescencia", puntualiza este experto.

CUERPOS EN PLENO DESARROLLO

   Así, Moisés Giménez destaca la importancia de cuidar de la espalda de los menores, seres en pleno desarrollo: "Ese cuerpo está sentando las bases de lo que será en un futuro. Salvo sospecha de patología específica, no hay que dedicarle un cuidado especial a ninguna parte del cuerpo en concreto, sino que hay que enriquecerlo con movimiento, evitando el sedentarismo y la sobreprotección".

   Con ello, enumera este fisioterapeuta los principales consejos a seguir a la hora de cuidar la espalda de los más pequeños. En primer lugar habla de no dramatizar ni catastrofizar: "Debemos tener en cuenta que las creencias y pensamientos que tengan los niños van a influenciar mucho en su manera de experimentar y de afrontar el dolor, tanto en la infancia como en el futuro; y gran parte de esas ideas van a provenir de lo que oigan; para ello es importante que esta información esté basada en la evidencia y no en el siempre se ha dicho esto".

   Después, apunta a la necesidad de proporcionarles herramientas para el manejo del propio dolor: "La idea es que, en lugar de dar mensajes que fragilicen a los niños y les hagan pensar que su cuerpo es débil y se va a dañar, dar estrategias para que, en caso de que aparezca el dolor, sepan lidiar con él; y entre estas herramientas figuran la distracción, el tener conocimientos actualizados de por qué nos duele, la relajación, o el ejercicio; unido a que los padres debemos predicar con el ejemplo y que nos vean hacer uso de estas estrategias en lugar de recurrir siempre a la ayuda externa (fármacos, profesionales de la salud, entre otras figuras)".

FAVORECER EL EJERCICIO

   Otro de sus consejos es la promoción del ejercicio y del movimiento. "Representan los principales pilares de la prevención", según destaca, y anima a que, en lugar de centrarnos en elementos pasivos (y difícilmente modificables) como la postura, el mobiliario o las mochilas, se le proporcione al cuerpo una mayor capacidad para enfrentarse al día a día y así evitar las sobrecargas que pueden acabar dando problemas.

   A su juicio, la mejor manera de aumentar estas capacidades es a través del fomento de la actividad física y del movimiento. Dice que no sólo ayudará en el desarrollo del cuerpo del niño, sino que evitará la aparición de dolores, enriquecerá sus habilidades de movimiento, e incluso tendrá efecto en las capacidades mentales e intelectuales.

   Aquí sugiere que cualquier deporte, siempre que se practique a niveles adecuados, puede ser válido (cuidado con el deporte de élite a edades muy tempranas). "¿Cuál es el mejor deporte para que practiquen los niños? El mejor criterio sería que al menor le atraiga y disfrute con él. Los deportes en equipo podrían tener un componente socializador que puede ser muy positivo en ciertos niños. También sería recomendable que prueben mucha variedad, sobre todo a edades más tempranas. Y tener en cuenta que a un adolescente no le gusta lo mismo que a un niño", remarca Moisés Giménez.

LA AYUDA DE UN PROFESIONAL TAMBIÉN ES CLAVE

   Por otro lado, este miembro de SEFIP considera que acudir a un profesional de la salud cuando se sospeche de algún problema: en caso de que tengamos dudas, siempre los profesionales sanitarios (pediatras, fisioterapeutas) deben ser los que valoren la situación y determinen si existe algún proceso que haya que tratar; se debe evitar el autodiagnóstico y la búsqueda de información de fuentes no fiables, que puede llevarnos a actuar inadecuadamente con el niño (y llevarnos al punto uno).

   En quinto lugar, a la hora de cuidar de la espalda de los niños sugiere varias actuaciones a nivel social: "Por último, pero no menos importante, hay que actuar sobre esos factores psicosociales que hemos nombrado, y si las barreras socioeconómicas son un importante factor que determina si un niño es susceptible de desarrollar dolor o no, las autoridades políticas y sanitarias deberían dedicar esfuerzos para aliviar estas brechas".