MADRID, 24 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un estudio del Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental (UFZ, por sus siglas en inglés), en Alemania, ha advertido de que las sustancias perfluoroalquiladas y sustancias polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés), presentes en cosméticos, sartenes recubiertas o incluso en la ropa, podrían estar afectando al sistema inmunitario.
Las PFAS repelen el agua y la grasa, son resistentes al calor y extremadamente duraderos. Se llevan produciendo desde los años 50 y en la actualidad existen unos 10.000 compuestos diferentes.
"Las PFAS son poco o casi nada biodegradables, y eso es un verdadero problema", afirma la inmunóloga medioambiental del UFZ, la doctora Gunda Herberth.
"Por eso se acumulan en el medio ambiente, en suelos y masas de agua. Incluso pueden encontrarse en la Antártida. Pueden entrar en el cuerpo humano a través de los alimentos, el agua potable o el aire. Los estudios han demostrado que Las PFAS pueden detectarse en la sangre de casi todas las personas del mundo", ha expuesto, para advertir de que "aún se desconoce lo que esto significa para la salud a largo plazo".
Sin embargo, se sabe que la exposición a Las PFAS provoca daños hepáticos, trastornos hormonales y un menor peso al nacer. Muchos estudios epidemiológicos han demostrado una asociación entre el aumento de la exposición a Las PFAS y la reducción de la respuesta inmunitaria tras las vacunaciones infantiles.
UNA MIRADA AL INTERIOR DE LAS CÉLULAS INMUNITARIAS
Para averiguar exactamente qué ocurre a nivel celular tras la exposición a PFAS, los investigadores utilizaron un método especial de medición inmunológica que ellos mismos desarrollaron.
"Gracias a la citometría de flujo espectral multiparamétrica, podemos detectar hasta 30 marcadores en una muestra de sangre utilizando diferentes tintes fluorescentes y así identificar muchos tipos diferentes de células inmunitarias y su activación", explica el doctor Arkadiusz Pierzchalski, inmunólogo medioambiental de la UFZ, que desarrolló el método junto con Gunda Herberth.
El equipo utilizó células inmunitarias de la sangre de donantes sanos. En primer lugar, las células inmunitarias aisladas se expusieron a diferentes mezclas de PFAS durante 20 horas en el laboratorio. "Seleccionamos seis PFAS especialmente comunes en el medio ambiente y preparamos tres mezclas. Una mezcla con tres PFAS de cadena corta, otra con tres PFAS de cadena larga y otra con los seis PFAS", explica Ambra Maddalon, toxicóloga de la Universidad de Milán y primera autora del estudio junto con Arkadiusz Pierzchalski.
A continuación, se estimularon las células inmunitarias mediante métodos de activación estándar. A continuación, los investigadores determinaron su grado de actividad celular mediante citometría de flujo espectral multiparamétrica.
Las PFAS REDUCEN SIGNIFICATIVAMENTE LA ACTIVIDAD DE LAS CÉLULAS T
El resultado fue las células inmunitarias expuestas previamente a Las PFAS mostraron una actividad significativamente menor que las no tratadas. Esto fue especialmente cierto en el caso de las células T. "Por ejemplo, las células T produjeron menos sustancias mensajeras que utilizan normalmente para comunicarse entre sí y reclutar a otras células inmunitarias o desencadenar la inflamación", explica Gunda Herberth.
Los efectos más fuertes se produjeron cuando se mezclaron los seis PFAS. En este caso, los efectos de los distintos PFAS se combinan claramente. Las PFAS redujeron la actividad de dos de los cinco tipos de células inmunitarias en particular: las células MAIT (células T invariantes asociadas a la mucosa) y las células T auxiliares.
Las células MAIT se encuentran en las mucosas y constituyen la primera respuesta de defensa eficaz. "Si se restringe la actividad de las células MAIT, es mucho más fácil que los patógenos invadan el organismo", explica Gunda Herberth. "Las células T colaboradoras participan en la producción de anticuerpos. Si Las PFAS las inhiben, es probable que se produzcan menos anticuerpos, lo que podría explicar la menor respuesta inmunitaria a la vacunación", ha señalado.
Otras investigaciones llevadas a cabo a nivel genético coincidieron con los resultados a nivel celular: los genes que normalmente desempeñan un papel en la activación de las células T estaban regulados a la baja tras la exposición a PFAS. "Nuestro estudio demuestra claramente que Las PFAS reducen la actividad de las células inmunitarias", afirma Gunda Herberth. "Si una persona está expuesta a altos niveles de PFAS, es probable que esto se refleje en su salud. Por ejemplo, a través de una mayor susceptibilidad a las infecciones", ha explicado.
NO HAY QUE SUBESTIMAR EL EFECTO INMUNOMODULADOR
En febrero de 2023, la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) publicó una propuesta para restringir aún más el uso de PFAS. Se espera una decisión de la Comisión Europea en 2025.
"Lamentablemente, aunque Las PFAS se prohíban por completo, no desaparecerán del medio ambiente a corto plazo", afirma Gunda Herberth, que insta a conocer mejor los efectos que estas sustancias pueden tener en la salud.
En estudios posteriores, el equipo de la UFZ planea simular 'in vitro' mezclas y concentraciones de PFAS tal y como se dan "naturalmente" en la sangre humana y determinar sus efectos sobre las células inmunitarias.
"Hasta ahora, las pruebas de efectos inmunotóxicos o inmunomoduladores no forman parte de los procedimientos reglamentarios de ensayo y evaluación de sustancias químicas. Sin embargo, dado que muchas enfermedades --desde las alergias al cáncer-- tienen su origen en un sistema inmunitario desregulado, creemos que es una necesidad urgente", afirma Gunda Herberth. "Esperamos que con nuestro estudio y nuestro nuevo y práctico método de ensayo podamos contribuir a allanar el camino para que esto ocurra", ha añadido.