MADRID 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha informado que tres de sus grupos estudian en la actualidad la relación entre la obesidad, el sobrepeso y el cáncer, un vínculo que consideran "clave".
Según el CNIO, tener obesidad o sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollar varios tipos de cánceres, pero no está clara la razón. Algunas investigaciones sugieren que el origen está en las alteraciones que provocan o quizás en los cambios en el organismo derivados de esas condiciones físicas. Pese a ello, consideran fundamental entender la relación entre la obesidad, el sobrepeso y el cáncer. Una tarea a la que se dedican los grupos de Guadalupe Sabio, Nuria Malats y Héctor Peinado.
Guadalupe Sabio dirige el Grupo de Interacción entre Órganos en las Enfermedades Metabólicas del CNIO, que estudia la relación entre el cáncer y la obesidad: "Los estudios epidemiológicos que muestran una relación muy alta sobre todo con cáncer hepático y de colon –también con otros, pero con evidencias estadísticas menores– empiezan en 2010. Poco después se estudia el fenómeno en modelos animales y se ve rápidamente que aquellos con una dieta alta en grasas muestran propensión al cáncer hepático, una relación que también se vio más tarde con otros tipos de tumores".
CÁNCER DE HÍGADO Y COLON
Uno de los tejidos que más se daña con la obesidad es el adiposo –la grasa, presente en los habituales michelines–. El grupo de Sabio descubrió un determinado tipo de proteínas muy activas en personas obesas. Si se eliminan del tejido adiposo, el riesgo de cáncer se reduce.
"Descubrimos que cuando las eliminábamos del tejido adiposo de los animales, estos tenían menos riesgo de desarrollar cáncer hepático. A partir de ahí empezamos a estudiar cómo están esas proteínas en las personas", ha informado Sabio.
La especialista comenzó a analizar esas proteínas quinasas diferenciando entre "personas obesas y delgadas y, algo que no se había hecho antes, entre mujeres y varones". Lo que descubrieron fue que las mujeres tienen esa vía menos activa que los hombres. "Este fue un dato muy significativo, porque los hombres tienen cuatro veces más posibilidades que las mujeres desarrollar un tumor hepático", explica Sabio.
Este grupo investiga ahora cómo la grasa afecta a otros tipos de cáncer, como el de mama, y sigue buscando biomarcadores sanguíneos relacionados con la grasa que nos digan si una persona tiene más riesgo de padecer cáncer de hígado.
CÁNCER DE PÁNCREAS, OBESIDAD Y MICROBIOMA
Núria Malats, que dirige el Grupo de Epidemiología y Genética Molecular del CNIO, ha liderado un estudio internacional, 'PanGenEU', dedicado a indagar los factores asociados al riesgo de cáncer de páncreas. El objetivo último es establecer programas de cribado que permitan la detección temprana de la enfermedad. El cáncer de páncreas se detecta habitualmente en fases avanzadas y suele provocar la muerte en un año tras el diagnóstico, por lo que es crucial avanzar en detección precoz.
"El cáncer de páncreas es uno de los más asociados a la obesidad como factor de riesgo. Pero aún no se entiende la relación, creemos que el papel de la obesidad es mucho más complejo y pensamos que hay otros factores relacionados", ha explicado Malats.
El grupo de Malats ya había demostrado que la diabetes tipo 2 de larga duración es un factor de riesgo en cáncer de páncreas. "Creemos que la diabetes media el efecto de la obesidad, y la obesidad el efecto de la diabetes, y ninguno de los dos factores tiene relación causal con el cáncer de páncreas. Esto sugiere que las condiciones previas que llevan tanto a la diabetes como a la obesidad podrían ser la causa del mayor riesgo en cáncer de páncreas", ha señalado.
Esas condiciones previas podrían provocar una inflamación leve y crónica del páncreas, lo que induciría diabetes y obesidad y, finalmente, cáncer de páncreas. "Las causas de esa inflamación pueden ser genéticas o estar relacionadas con el microbioma, la comunidad de microorganismos que habitan en nuestros cuerpos", ha asegurado Malats.
METÁSTASIS Y OBESIDAD
Por su parte, Héctor Peinado, jefe del Grupo de Microambiente y Metástasis del CNIO, investiga la relación de la obesidad o el sobrepeso con la metástasis, el proceso por el que un tumor primario se reproduce en otros órganos, diseminándose por el organismo. Se sabe aún poco sobre este punto: "Parece claro que la obesidad influye en la diseminación del cáncer, pero la investigación no se había centrado, hasta ahora, en explicar molecularmente por qué ocurre eso", explica Peinado.
Es lo que comenzó a investigar en 2015. "Empezamos con melanoma, y vimos que en los ratones obesos las células cancerígenas metastatizan mejor. Después pasamos a cáncer de mama, un tumor cuyo riesgo está más relacionado con la obesidad que el melanoma. También en este caso comprobamos que las células cancerígenas metastatizaban mejor en los ratones obesos. Así que ya teníamos evidencia en dos tipos de cáncer: melanoma y mama", ha manifestado.
Con esos datos, el grupo estableció una hipótesis: "Creemos que la obesidad afecta a los órganos en los que el cáncer metastatiza. Por una parte, la obesidad aumenta lo que se conoce como permeabilidad vascular. Y hemos visto que en los órganos en que hay metástasis también aumenta esa permeabilidad vascular", afirma el investigador.
"Otro cambio que provoca la obesidad es el aumento de la actividad plaquetaria, y eso mismo lo vemos en nuestros modelos de ratón, en los órganos con metástasis. Parece que la célula tumoral aprovecha esas dos circunstancias para anidar y formar metástasis", ha añadido.
La mirada de Peinado se centra ahora en los seres humanos: "Estamos colaborando con el grupo de Miguel Quintela, de la Unidad de Investigación Clínica en Cáncer de Mama del CNIO, para tratar de extrapolar nuestras observaciones a pacientes. Nuestra hipótesis es que la obesidad influye sistémicamente en la metástasis, y buscamos la forma de controlarla o revertirla".