SALAMANCA, 8 Jun. (EUROPA PRESS) -
El grupo investigador del catedrático de Biología Celular de la Universidad de Salamanca (USAL) José Ramón Alonso ha obtenido resultados "sin precedentes" con el trasplante de células madre en ratones con daño cerebral genético al lograr "mejoras significativas a nivel motor y también a nivel sensorial".
Así lo ha señalado el responsable de la investigación, quien fuera rector de la USAL y director general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, a trevés del Servicio de Comunicación de la Universidad de Salamanca.
En el primer caso, tal y como ha explica doAlonso, director del laboratorio 'Plasticidad Neuronal y Neurorreparación' del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCyL), los científicos intervinientes utilizaron animales con un problema genético afectados por una neurodegeneración que les hacía quedarse paralíticos y empezar a tambalearse a los pocos días de nacer.
Para evaluar la eficacia de las nuevas células en su cerebro, procedentes de la médula ósea de un donante, Alonso diseñó un protocolo de medida utilizando un aparato con una barra que va girando cada vez más deprisa donde los ratones deben adaptarse al movimiento y, si no lo logran, se caen.
Además, en la parte baja instalaron cinco cronómetros para medir exactamente qué tal funcionaban. "De forma muy llamativa, vimos que mejoraban sensiblemente, con alta significación estadística; había una mejora motora muy importante", ha indicado el investigador.
Con un segundo grupo, el grupo quiso dar respuesta a los problemas sensoriales que también están detrás del daño cerebral. "Tenemos muchas enfermedades en las que el problema no es motor, sino que pierdes la vista, el oído o el olfato, que es precisamente el sentido más importante de los ratones y un campo en el que nosotros hemos trabajado siempre", ha aclarado José Ramón Alonso.
Así, no sólo han logrado demostrar que también "había una mejora sensorial importante en los animales", sino que para ello diseñaron un nuevo aparato, un olfatómetro sus creadores van a patentar y que puede ser "una entrada económica relevante para la Universidad de Salamanca".
Se trata de un sistema de tubos y válvulas que libera cierta cantidad de aroma y -mediante la conexión a un ordenador-, mide la respuesta cerebral a los olores. Animamos al ratón a que colabore dándole un premio cuando lo hace bien y realmente los resultados son muy buenos", ha apuntado el investigador principal.
FUTURO
De momento, según la USAL, los científicos participantes ya han logrado r"esultados reales" en la mejora motora y sensorial de ratones paralíticos. Y ahora intentan descubrir por qué un número tan bajo de células, de 20, 40 o 60 en algunos casos, provocan "tanta mejoría funcional".
También, sus miembros están estudiando posibilidades para que el número de células aumente haciendo más permeable la barrera hematoencefálica. "Cuando hay una inflamación es más permeable y en algún experimento ya hemos logrado que el número de células que entran se multiplique por diez, pero estamos explorando otros caminos", según ha explicado el biólogo.
Además, están perfeccionando la inclusión de las células, al pasar del modo intraperitoneal a la inyección intravenosa, y están estudiando otros caminos, por ejemplo, a través de epitelio olfatorio, ha apuntado la USAL.
AUTISMO
Una de estas investigaciones paralelas ha tenido también sus frutos para las personas con Trastorno de Espectro Autista (TEA), ya que uno de los hallazgos "más llamativos" de las pocas autopsias que se realizan en este campo refleja que con esta enfermedad se pierden células de Purkinje. Las personas con autismo tienen hasta un 40 por ciento menos de estas neuronas, muy relacionadas con las emociones y el movimiento.
"Nosotros estamos consiguiendo, en un animal que pierde estas células, que no mueran, lo que está suscitando mucho interés, porque cada vez hay más conciencia de que el autismo es un problema neurobiológico, y estamos más cerca de tener ese biomarcador que hemos perseguido siempre", ha aclarado Alonso.
Las células madre que han implantado en los animales de este laboratorio han logrado llegar a las de Purkinje y se han fusionado como dos pompas de jabón, pues al llevar un gen nuevo, ya no mueren.
"Si su destino era desparecer, no desaparecen. Si el desarrollo del autismo finalmente tiene que ver con estas células que se pierden, nosotros lo podemos evitar en el laboratorio. Pero se necesita mucha investigación previa antes de llegar a la clínica, tenemos que estar seguros de tener el mejor procedimiento", en palabras del investigador.
COLABORACIÓN
El grupo Plasticidad Neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCyL) que dirige José Ramón Alonso está formado por tres biólogos y seis doctorandos y mantienen una colaboración constante con otros laboratorios internacionales, de Francia o Estados Unidos, además de con diferentes universidades e institutos españoles de Sevilla, Barcelona o Madrid, porque "no hay otro camino en la ciencia actual, es necesario compartir técnicas, aparatos y resultados".
Además, cuenta con una financiación estable y competitiva tanto del Gobierno central como de la Junta de Castilla y León y fundaciones privadas. "Somos un grupo pequeño, pero formamos muy bien a la gente; al final les contratan de los mejores sitios y damos mucha importancia a la relación con la sociedad, sobre todo en la divulgación de la ciencia y en la educación para la salud", ha apostillado Alonso.
Fruto de estas premisas, uno de los estudiantes está realizando una tesis doctoral utilizando precisamente el olfatómetro, a punto de lograr la patente. Además, en colaboración con el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Salamanca, está midiendo las causas y variables de la anosmia -o pérdida del sentido del olfato- con pruebas a ciudadanos de toda la provincia.