MADRID, 30 May. (EDIZIONES) -
La claudicación intermitente o enfermedad arterial periférica, que la causa en un 90% la arterioesclerosis, a los 5 años tiene más mortalidad que un cáncer de mama o un linfoma de hodgkin, y representa un problema bastante frecuente hoy en día en nuestra sociedad.
"La claudicación intermitente es la manifestación típica de la enfermedad arterial periférica. Es el dolor que tiene una persona cuando no le llega sangre a las extremidades inferiores, habitualmente, y la causa es la arteriosesclerosis, es decir, que las arterias se estrechan y la sangre no llega de forma suficiente a la zona", explica en una entrevista con Infosalus el doctor José Román Escudero, que es director del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, así como profesor asociado de la UAB.
En esos momentos, según describe este experto, el músculo se queja como un dolor, y sobre todo lo frecuente es que este aparezca en los gemelos: "Es la forma más frecuente, y se queja porque no llega oxígeno. Al no llegar se produce un catabolismo anaeróbeo, y esto genera ácido láctico, que es lo que hace que duela".
Resalta que lo característico en estos casos es que el dolor aparece siempre a la misma distancia en la que la persona camina, y por este la persona se ve obligada a parar. "Aparece un dolor al caminar, casi siempre a la misma distancia; y esta disminuye cuando hay pendiente porque al tener que hacer el esfuerzo para caminar paras antes; el dolor cede con el reposo, y con el frío también es probable que disminuye la distancia a la que aparece la claudicación; después de una ingesta copiosa, después de comer, el intestino está utilizando más sangre para hacer la digestión y la clínica puede ser que aparezca a menos distancia ese dolor", apunta este especialista.
EL DOLOR MÁS FRECUENTE: EN LOS GEMELOS
El dolor más frecuente es en los gemelos, según prosigue, el que tenga lugar la claudicación a este nivel; si bien afirma que no es el único, ya que puede también haber claudicación glútea cuando la estenosis o oclusión arterial es de la pelvis, de la aorta o de las ilíacas. "Es la misma enfermedad que provoca la angina de pecho. Al músculo cardíaco las coronarias están tan estrechas que no le llega sangre, y por eso parece la angina de pecho", indica.
Pone el ejemplo, además, de que cuando hay un infarto dice que se produce necrosis del músculo cardíaco y de la extremidad inferior, así que la evolución de la claudicación intermitente, sobre todo en pacientes diabéticos, pueden ser hacia gangrena o lesiones isquémicas que ponen en peligro la pierna.
Precisa que la incidencia es mayor en personas fumadoras y en diabéticos. Antiguamente recuerda que era más frecuente en los hombres porque fumaban más, pero ahora a partir de los 55 si eres fumador puede aparecer. "Pero no es una fecha obligada. Hay personas que a menos edad también la tienen. Si bien el paciente más típico es aquel a partir de los 70 que es fumador o diabético", añade este profesor universitario.
CÓMO SE REALIZA EL DIAGNÓSTICO
Con ello, este médico especialista en Angiología y Cirugía vascular indica que el diagnóstico en primera instancia clínico, y la sintomatología caracterizada por un dolor que obliga al paciente a tener que parar, y que tras descansar vuelve a caminar otra vez y tener que parar porque vuelve a dolerle.
Ahora bien, sí advierte de que se puede confundir con la claudicación neurológica o neurógena, cuando tienes un canal estrecho que comprime la médula, una hernia discal, por lo que insiste en que hay que diferenciarlo con este tipo de enfermedad. Después, apunta que lo importante es la exploración física, y cuando falta sangre los pulsos en las piernas o en los pies están abolidos o disminuidos.
Para confirmar la sospecha, la cantidad de sangre que llega a la zona y que realmente es un problema de arterioesclerosis, el director del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona mantiene que se hace la prueba de índice tobillo-brazo con un doppler, y posteriormente pruebas más completas para hacer una localización de dónde está la arteria estrecha, así como plantear una estrategia quirúrgica, ya sea cateterismo o bypass, en caso de ser necesario.
No obstante, el doctor Escudero mantiene que en la claudicación intermitente el tratamiento de entrada es conservador, y basado en la abstención del tabaco, así como en el control de los factores de riesgo como la hipertensión, o la diabetes.
SIN EJERCICIO NO HAY MEJORA
Es más, hace especial hincapié este experto en la importancia de la práctica de ejercicio en estos pacientes y asegura que "es imposible mejorar" si no se hace. "Es la herramienta más potente en este caso y que las arterias no tapadas crezcan y compensen el trabajo de las que están tapadas; siendo el ejercicio básico y caminar con ello", agrega.
En cuanto al tratamiento farmacológico apunta a los antiagregantes o a las estatinas (en este caso para evitar la progresión de placa de ateroma). "Cuando se diagnostica y ves que tiene una arteria tapada, que tiene arterioesclerosis, en cierto grado, si no lo ha tenido ya, es habitual que la tenga en otras zonas, a nivel coronario o cerebral; de hecho, el 40-50% de los pacientes con claudicación intermitente si no se controlan bien, a los 5 años han fallecido por problemas coronarios o cerebrales, de ictus o de infartos", alerta.
Para concluir, recuerda que la claudicación intermitente es una enfermedad generalizada, que la tenemos en todas las arterias del cuerpo: "Esto ha de servir de testigo, de alerta, para que a partir de ahora se hagan las cosas mejor, se camine, se tome la medicación, no se fume, se controle la diabetes, y se pierda peso. El ejercicio es el principal mecanismo para su prevención y tratamiento porque con él se puede perder peso, y bajar las necesidades de insulina en diabéticos, así como los niveles de colesterol; así que el ejercicio es lo más importante".