MADRID 5 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estudio dirigido por investigadores del Centro Oncológico Integral Jonsson de la Universidad de California Los Ángeles(UCLA), en Estados Unidos, arroja nueva luz sobre por qué los tumores que se han extendido al cerebro desde otras partes del cuerpo responden a la inmunoterapia mientras que el glioblastoma, un cáncer agresivo que se origina en el cerebro, no lo hace.
En personas con tumores originados en otras partes del cuerpo pero que se han extendido al cerebro, el tratamiento con un tipo de inmunoterapia denominada bloqueo de puntos de control inmunitarios parece provocar un aumento significativo de células T tanto activas como agotadas, signos de que las células T se han activado para luchar contra el cáncer. La razón de que no ocurra lo mismo en las personas con glioblastoma es que las respuestas inmunitarias antitumorales se inician mejor en los ganglios linfáticos de drenaje situados fuera del cerebro, y ese proceso no se produce de forma muy eficaz en los casos de glioblastoma.
Hasta la fecha, la inmunoterapia no ha sido eficaz en el tratamiento del glioblastoma, pero ha demostrado frenar o incluso erradicar otros tipos de cáncer, como el melanoma, que con frecuencia hace metástasis en el cerebro.
La nueva investigación, publicada en el 'Journal of Clinical Investigation', podría ayudar a mejorar la eficacia de la inmunoterapia para las personas con tumores cerebrales y podría sugerir nuevas vías en el esfuerzo por ayudar a desarrollar terapias más eficaces.
"Si vamos a intentar desarrollar nuevas terapias para tumores sólidos, como el glioblastoma, que no suelen responder bien, tenemos que entender qué tipos de tumores responden bien y conocer los mecanismos por los que esto ocurre", afirma el autor principal del estudio, Robert Prins, profesor de farmacología molecular y médica y de neurocirugía en la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA.
Los investigadores estudiaron las células inmunitarias obtenidas de nueve personas con tumores cerebrales metastásicos que habían sido tratadas con el bloqueo de los puntos de control inmunitario --que funciona aprovechando el sistema inmunitario del organismo para destruir las células cancerosas-- y compararon sus observaciones con las células inmunitarias extraídas de 19 pacientes con metástasis cerebrales que no habían sido tratados con inmunoterapia.
Utilizaron una técnica denominada secuenciación unicelular del ARN para examinar el material genético de ambos conjuntos de muestras y, a continuación, compararon los datos con análisis previamente publicados de 25 tumores de glioblastoma recurrentes para comprender mejor el efecto que la inmunoterapia tenía sobre las células T.
"En realidad, tratábamos de averiguar qué células inmunitarias cambian en los tumores más sensibles para explicar mejor la mayor tasa de respuesta al tratamiento --explica Lu Sun, coautor del estudio y científico del proyecto en el departamento de neurocirugía de la Facultad de Medicina Geffen--. Ningún estudio había examinado antes de forma exhaustiva el efecto diferencial del tratamiento con bloqueo de puntos de control inmunitarios en estos dos tipos de tumores cerebrales".
En los tumores que se habían extendido al cerebro, los investigadores observaron que las células T tenían características específicas asociadas a la lucha contra los tumores que entraban en el cerebro, muy probablemente debido a un paso de cebado más eficaz que se produce fuera del cerebro.
Antes de viajar al cerebro, las células T se activan primero en los ganglios linfáticos. Durante este proceso, un tipo de células inmunitarias llamadas células dendríticas comparten información sobre el tumor con las células T para que puedan atacarlo mejor. Sin embargo, este proceso de cebado no resulta muy eficaz cuando los médicos intentan utilizar el bloqueo de puntos de control inmunitarios para tratar el glioblastoma.
Los investigadores también descubrieron que un subgrupo específico de esas células T agotadas se asociaba a una mayor supervivencia global en personas cuyo cáncer había hecho metástasis en el cerebro.
"Encontramos una diferencia bastante significativa entre los dos tipos de tumores cerebrales y cómo responden a las inmunoterapias --destaca el doctor Won Kim, autor del estudio, director quirúrgico del programa de metástasis cerebrales de UCLA Health y miembro del Centro Oncológico Jonsson--. Tras la inmunoterapia se halló un número enorme de linfocitos T en las metástasis cerebrales, y aunque el número de linfocitos T también aumentó en los pacientes con glioblastoma, no fue ni de lejos de la misma magnitud".
Prins, que también es investigador en el Centro Oncológico Jonsson, resalta que ese hallazgo "sugiere que potenciar la activación y presentación de las células T por parte de las células dendríticas podría ser una posible estrategia de tratamiento."
En futuros estudios, los investigadores planean analizar los datos de un grupo más amplio y uniforme de personas a las que se diagnosticó un melanoma que se había extendido al cerebro.