MADRID, 3 Ene. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl), centro vinculado a la Universidad de Salamanca, han concluido un estudio en ratones que ofrece nuevas claves sobre los efectos de acostumbrar al cerebro en las primeras etapas de crecimiento a escuchar cierto tipo de sonidos.
El estudio muestra como estos animales se vuelven hipersensibles hacia los sonidos a los que han sido expuestos gracias al importante papel que juega en este proceso el colículo inferior del cerebro, lo que puede tener importantes implicaciones prácticas en el caso del ser humano, por ejemplo, en el aprendizaje de idiomas, que resulta mucho más efectivo en niños de corta edad.
Habitualmente, muchos neurocientíficos consideran que la mayor parte de las funciones importantes del sistema nervioso ocurren en la corteza cerebral.
Pero, en realidad, "la corteza cerebral es una parte pequeña del cerebro" y hay otras como el colículo inferior que, según este trabajo, también está muy relacionada con otros muchos aspectos clave de la audición.
"Antes se pensaba que todo ocurría en la corteza, pero también está implicado el colículo inferior", asegura Manuel Sánchez Malmierca, autor del estudio.
Aunque su equipo aún no ha podido demostrar si el fenómeno tiene su origen exactamente en esta parte del cerebro, lo que sí han descubierto es que "las neuronas subcorticales --las que están por debajo de la corteza, entre ellas, las del colículo inferior-- son capaces de mantener o desarrollar esa sensibilidad al estímulo al que se ha sometido a los animales", asegura.
El proceso por el que ocurre tiene que ver con el concepto de plasticidad del cerebro, es decir, con la capacidad de moldearse ante distintas situaciones, que es mucho mayor en edades tempranas. En este caso, "las neuronas están sintonizadas a distintas frecuencias", comenta el investigador.
"Cuando estimulas a algunas de ellas por medio de un sonido concreto, las neuronas que están al lado modifican su posición y todas en conjunto se 'resintonizan' a una frecuencia concreta", explica en declaraciones al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
Sin embargo, añade, "en realidad no sabemos si las neuronas de al lado cambian su sintonía o si aumenta el número de las mismas, pero el hecho es que hay un cambio en la sintonía natural de estas células".
SENSIBILIDAD PARA LA MÚSICA Y LOS IDIOMAS
Si este hecho se traslada al caso del ser humano, se encuentra la explicación a fenómenos como la especial sensibilidad de los músicos para los sonidos. "Un músico es capaz de distinguir un piano de otro piano; una persona normal podría distinguir el ruido de un camión y el de un avión, pero un músico podría distinguir entre dos vehículos iguales y habitualmente tiene tal sensibilidad para discriminar sonidos por haberla desarrollado desde pequeño", comenta el científico.
De la misma forma, este fenómeno tiene implicaciones en el aprendizaje de idiomas. "Si a un niño en edad de aprender un lenguaje le enseñas inglés o le pones dibujos animados en inglés, absorbe el idioma con una facilidad tremenda y no sólo las palabras o la gramática, sino también la pronunciación", comenta Sánchez Malmierca, que estima que este periodo de aprendizaje podría situarse entre los tres y los ocho años.