MADRID, 5 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los psicólogos del grupo Ifeel han analizado las principales causas psicológicas que mueven a algunas personas a querer rechazar la vacuna contra la Covid-19, así como las motivaciones que necesitan para dar el paso de vacunarse y sumarse al resto.
En primer lugar, los expertos recuerdan que la desconfianza de algunas personas hacia las vacunas no es nueva y su razonamiento se basa "en un miedo sin justificación o bien en creencias distorsionadas".
Sin embargo, al margen de las personas afines a esta creencia, muchas personas llevan esperando la llegada de la vacuna para hacer frente a la pandemia y en ningún momento se habrían planteado dudar de su eficacia o de su deseo de recibirla si no fuera por los mensajes que se van extendiendo por quienes rechazan el tratamiento. Es lo que se denomina la "presión de grupo". "Uno puede estar muy convencido de que desea ponerse la vacuna pero, si a su alrededor va escuchando cada vez más voces en contra o dudan de la conveniencia de ésta, se ponen en marcha mecanismos de adecuación al pensamiento dominante en un determinado entorno para no quedar descolgado", explican estos expertos.
Además, otra causa implicada en esa reticencia es el mierdo a lo novedoso. "En el caso de esta vacuna, la interpretamos como algo que la ciencia "se ha sacado de la manga prácticamente de repente" sin que haya una trayectoria detrás que nos permita estar más familiarizados con esta enfermedad", exponen los especialistas. Normalmente, las vacunas se reciben siendo un bebé o, como mucho, de adolescentes, y no surgen planeamientos porque son decisiones tomadas por los padres. Además, se trata de vacunas ya muy "rodadas", es decir, nada novedosas, sino con años a sus espaldas ofreciendo resultados muy positivos para la salud pública.
"A nivel biográfico no hemos asistido al proceso de fabricación de una vacuna nueva para una enfermedad (ya sea esta nueva o antigua), sino que, para cuando nos la ponemos, la experimentamos como algo que nos viene dado y que está suficientemente testado", detallan. "En el caso de la vacuna para Covid-19 nada de esto ocurre y esa novedad resulta amenazante para algunas personas", inciden.
Así las cosas, los psicólogos también acusan una falta de conocimiento teórico sobre las vacunas y el mecanismo en que se basan las mismas, cómo se sintetizan y quiénes son los encargados de hacerlo y de supervisar el proceso. Este hecho, unido a que se trata de una enfermedad nueva, genera en muchas personas la percepción de que esta vacuna se ha generado demasiado deprisa. "Así, aunque no entienden bien cuánto es demasiado, no pueden evitar pensar que hay algo de precipitado en todo esto y es entonces cuando se instalan en la desconfianza, cuando no en el miedo", abundan los especialistas.
Estos expertos exponen otro factor que explica las reticencias de muchas personas a ponerse la vacuna y tiene que ver con el miedo que a tomar decisiones sobre la salud, sobre todo cuando se perciben como controvertidas o como decisiones que no son obligatorias. "Estas personas prefieren que sean otros quienes se expongan, no va a tomar esa responsabilidad. Si esos otros acaban formando el "grupo" de inmunidad que evite que ellas se tengan que poner la vacuna, tanto mejor".
Así, los psicólogos explican que, si en la base de las dudas expuestas no hay un planteamiento de radicalidad, hay ciertas técnicas que pueden ayudar a estas personas a decidirse y ponerse la vacuna. En primer lugar, los expertos hacen un llamamiento a la reflexión porque "no se trata de cualquier decisión, sino de una que puede tener importantes consecuencias para la salud individual y colectiva".
Derivado de esto, los psicólogos recomiendan que estas personas, en lugar de focalizarse en posibles desventajas, deben pensar en las ventajas. "Es decir, se deben contemplar todos los escenarios posibles tanto si la persona se vacuna como si no. Por este motivo, las personas que se plantean no vacunarse o que han decidido no hacerlo deberían sopesar también qué ventajas podrían obtener de la vacunación, es decir, por qué es bueno que ellas se pongan la vacuna", detallan.
Por otro lado, también es recomendable tener referentes de vacunaciones para evitar el miedo a lo desconocido. "Hemos visto imágenes de ciudadanos, políticos y sanitarios poniéndose la vacuna; esto es muy importante y sirve como un ejemplo muy potente a la hora de animar a otras personas a administrársela", afirman.
Asimismo, disponer de información veraz es también un factor importante. Según los expertos, una campaña de vacunación de estas características debería estar acompañada de un potente componente didáctico, es decir, no solo informativo sino también formativo. "Las personas, especialmente aquellas más reticentes a vacunarse, necesitan saber qué grupos se vacunarán con prioridad, dónde y cuándo, en qué consiste; pero también es útil que sepan qué es una vacuna, qué efecto tiene en la salud pública, qué efecto tendría el no administrarla, qué efectos secundarios reales deben esperarse", ahonda este grupo de psicólogos.
Estos expertos también han analizado las posibles reacciones psicológicas que se experimentan tras recibir una vacuna. En primer lugar, habrá inquietud por cómo reaccionará el cuerpo, pero, al mismo tiempo, se tendrá una reacción de liberación y seguridad al desaparecer el miedo a contagiar. Además, explican que es posible sentir "emociones contradictorias", pero que estas se irán aclarando "con el paso del tiempo".