Los 5 casos en los que sí están indicados los protectores de estómago

Archivo - Mujer tomando una pastilla antes de comer.
Archivo - Mujer tomando una pastilla antes de comer. - VORDA/ISTOCK - Archivo
Publicado: sábado, 1 febrero 2025 7:59

   MADRID, 1 Feb. (EDIZIONES) -

   El término ‘protector de estómago’, asociado a determinados fármacos, podría crear confusión. El problema es que, a veces, son incluso los propios profesionales sanitarios los que los llaman de ese modo a un tipo de fármacos, llevando a los pacientes a solicitarlos cuando no son necesarios.

   “A grandes rasgos, el estómago para digerir los alimentos secreta ácido clorhídrico. Un exceso de ese ácido es lo que regularían los mal llamados protectores de estómago. Pero estos no son necesarios a no ser que exista una patología asociada, o para evitar que dicha patología aparezca”, afirma en una entrevista con Europa Press Infosalus Susana Gregorio Mazo, farmacéutica comunitaria en Calahorra (La Rioja), y miembro del Grupo de Trabajo Nutrición y Digestivo de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC).

   Esta experta concreta que existen varios grupos de fármacos que regulan la secreción ácida o que la neutralizan. “Por supuesto que las indicaciones de unos u otros no tienen nada que ver. Vamos a nombrar dos de ellos y a poner un ejemplo sencillo”, sostiene esta diplomada en Salud Pública, apuntando a los siguientes:

·Inhibidores de la bomba de protones: hacen que las células parietales no secreten ácido; sería el caso del omeprazol, del lansoprazol, del pantoprazol, o del esomeprazol.

   ·Antiácidos: neutralizan el ácido clorhídrico en la luz gástrica una vez que éste ya se ha originado; son los compuestos de ion sodio, calcio, magnesio o aluminio, como por ejemplo una conocida marca cuyo principio activo es almagato, o el bicarbonato de sodio, entre otros.

¿EN QUE CASOS ESTÁN INDICADOS?

   Con ello, Susana Gregorio Mazo precisa que los inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol y similares, están indicados exclusivamente en las siguientes patologías:

1. Ulcera péptica.

2. En pautas de erradicación de 'Helycobacter pilori'.

3. Esofagitis por reflujo.

4. Síndrome de Zollinger Ellison.

5. Uso prolongado de fármacos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).

   En cuanto a los antiácidos, mantiene la miembro de SEFA que se indican cuando el ácido ya está en el estómago y se ha de neutralizar para evitar que se dañen las mucosas, después de, por ejemplo, ingerir algo que haya producido ese exceso de acidez.

PRINCIPALES ERRORES QUE COMETEMOS EN SU TOMA

   Por otro lado, cuestionamos a la también diplomada en Salud Pública por los principales errores que se pueden cometer con su toma, indicando cuando, por ejemplo, el paciente solicita omeprazol porque va a hacer una comida copiosa: “Ya hemos comentado que el omeprazol actúa impidiendo la entrada de ácido al estómago, pero no lo neutraliza, con lo cual, si ya se generó, no tiene cómo neutralizarlo. Y si la intención es tomarlo antes de dicha comida tampoco sería lo adecuado puesto que dicho ácido es necesario para una correcta digestión. Habríamos de indicar en este caso un antiácido, y tomarlo de media hora a una hora después de la comida”.

   A su vez, esta farmacéutica comunitaria reconoce que todos tienen posibles reacciones adversas importantes, “unos más que otros” y que siempre se han de tener en cuenta: “Los inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol, pueden inhibir el metabolismo de otros fármacos, con lo cual podrían producirse intoxicaciones”. Además, indica que pueden reducir bastante los niveles de magnesio, así como la absorción de la vitamina B12 y del hierro, produciendo anemia.

   “En cuanto al grupo de los antiácidos pueden interferir en la absorción de otros fármacos si se administran de forma simultánea, por lo que sería conveniente separar su administración al menos dos horas”, agrega.

EVITAR LA ACIDEZ

   Finalmente, Gregorio Mazo destaca que son numerosas las consultas en la farmacia sobre acidez, recordando que puede tratarse de un síntoma asociado a enfermedades crónicas como la diabetes mellitus, trastornos del tiroides, enfermedades como el Parkinson, infección por 'Helycobacter pilori', Salmonella, hernia de hiato, o disfagias, entre otras.

   “Considero que los farmacéuticos comunitarios realizamos una estupenda educación sanitaria en consultas de este tipo aconsejando cómo prevenir y tratar dicha acidez”, y aporta los siguientes ‘tips’ al respecto:

   a. Evitar alimentos que la desencadenan con facilidad como café, bebida carbonatada, cítricos, tomate, entre otros.

b. Intentar consumir otros como infusiones de manzanilla, yogur, carnes, y pescado blanco, aceite de oliva como fuente principal.

   c. Evitar las comidas muy calientes o frías.

   d. No acostarse antes de dos horas de haber comido.

   e. Priorizar las comidas ligeras, especialmente la cena, dado que las comidas copiosas y excesivamente grasas son difíciles de digerir.

   f. Evitar fumar dado que el tabaco puede aumentar la secreción de ácido y reducir la de saliva, que ayuda a neutralizar el ácido.

g. Evitar situaciones de estrés físico o emocional que pudieran alimentar los síntomas.

Contador