MADRID 24 Ago. (EUROPA PRESS) -
El maltrato de personas mayores constituye un problema importante de salud pública y se estima que cerca del cinco por ciento de los mayores en países de altos ingresos padecen este problema, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS define el maltrato a mayores como "la acción única o repetida, o la falta de respuesta apropiada que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y que produzca daño o angustia a una persona anciana".
Para la organización, "este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos e incluye abuso físico, sexual, psicológico, emocional, abuso financiero y material, abandono, negligencia, y una grave pérdida de dignidad y respeto".
EL ALCANCE DEL PROBLEMA
Aunque hay poca información sobre la magnitud del maltrato de las personas en edad avanzada, especialmente en los países en desarrollo, se estima que el 4,6 por ciento de las personas mayores en países con altos ingresos han experimentado alguna forma de maltrato en el hogar. Sin embargo, a menudo tienen miedo de denunciar los casos de malos tratos a familiares, amigos o autoridades.
Los datos sobre la magnitud del problema en instituciones como hospitales, residencias de ancianos y otras instalaciones de cuidado a largo plazo son escasos pero, una encuesta realizada al personal de enfermería a domicilio de Estados Unidos sugiere que las tasas pueden ser altas.
Un 36 por ciento de este personal fue testigo de al menos un caso de abuso físico de un paciente de edad avanzada en 2010. Un 10 por ciento se sintió comprometido alguna vez por un abuso físico aun paciente de edad avanzada y el 40 admitió que los pacientes sufrían maltrato psicológico.
Aún hay menos datos disponibles sobre el maltrato en los ámbitos institucionales de los países en desarrollo. Estos actos de abuso incluirían: inmovilizar a los pacientes, privarles de su dignidad (por ejemplo, dejándoles con la ropa sucia) y de la elección de sus asuntos diarios, proveer intencionalmente cuidados insuficientes (lo que les podría provocar el desarrollo de úlceras por la presión), dotarles de una medicación superior o inferior, retenerles la medicación, negligencias emocionales y el abuso.
El maltrato de mayores puede llegar a las lesiones físicas, que van desde los pequeños arañazos y moretones a los huesos rotos y lesiones en la cabeza que conducen a incapacidades permanentes, además de consecuencias psicológicas de larga duración, como depresión y ansiedad.
Para las personas mayores, las consecuencias del maltrato pueden ser especialmente graves porque sus huesos son más frágiles y la convalecencia es más larga. Además, las lesiones de menor importancia pueden causar daños graves y permanentes e incluso la muerte.
Globalmente, se prevé que el número de casos de maltrato de ancianos aumente a medida que muchos países experimenten un rápido envejecimiento de la población cuyas necesidades no podrán satisfacerse plenamente, debido a las limitaciones de recursos. Así, se calcula que para el año 2025, la población mundial de personas mayores de 60 años será más del doble, desde 542 millones en 1995 cerca de 1.200 millones.
FACTORES DE RIESGO
Los factores que pueden aumentar el riesgo de maltrato de una persona de edad avanzada pueden ser identificados a nivel individual, de relación, de comunidad y socio-cultural.
Los riesgos a nivel individual incluyen tanto la posible demencia de la víctima como los trastornos mentales y de abuso de alcohol y de sustancias del agresor. Otros factores son el sexo de la víctima y una situación de vida compartida. Mientras que los hombres mayores tienen el mismo riesgo de abuso que las mujeres, en algunas culturas donde las mujeres tienen un estatus social inferior, las mujeres mayores tienen un mayor riesgo a través del abandono cuando son viudas y la confiscación de sus bienes. Asimismo, las mujeres también pueden estar en mayor riesgo de formas más persistentes y graves de abuso y lesiones.
En lo relativo a la relación, una situación de convivencia conlleva un factor de riesgo de maltrato aún mayor. Aún no está claro si los cónyuges o los hijos mayores de edad de las personas mayores son más propensos a cometer abusos. La dependencia económica del maltrador de la persona de edad avanzada también aumenta el riesgo de abuso.
En algunos casos, una larga historia de relaciones familiares pobres puede empeorar como consecuencia del estrés y la frustración provocada por una mayor dependencia de la persona mayor. Finalmente, a medida que más mujeres comienzan a trabajar y tienen menos tiempo libre, el cuidado de las personas mayores se convierte en una carga mayor, lo que aumenta el riesgo de abuso.
De igual manera, el aislamiento social de los cuidadores y las personas mayores, y la consiguiente falta de apoyo social, es un factor de riesgo significativo para un mayor maltrato por parte de los cuidadores. Muchas personas mayores están aisladas a causa de enfermedades físicas o mentales, o a través de la pérdida de amigos y familiares.
Por su parte, los factores socioculturales que pueden afectar el riesgo de mayor maltrato son, entre otros, la representación de las personas mayores como frágiles, débiles y dependientes, la ruptura de los lazos entre las generaciones de una familia, los sistemas de derechos de herencia y de la tierra, que afectan a la distribución de bienes de energía y materiales dentro de las familias, la migración de las parejas jóvenes que dejan a los padres ancianos solos o la falta de fondos para pagar la atención.
Dentro de las instituciones, el maltrato es más probable que ocurra cuando las normas para el cuidado de la salud, los servicios sociales y los centros de atención para las personas mayores son bajos, cuando el personal está mal capacitado y remunerado en relación al exceso de trabajo que tienen, etcétera.
PREVENCIÓN DEL MALTRATO DE MAYORES
Ya se han implementado muchas estrategias para evitar estos malos tratos. En los países con altos ingresos se han seguido campañas de sensibilización pública y de profesionales, detección de las posibles víctimas y agresores, intervenciones de apoyo para los cuidadores, visitas al hogar de la policía y trabajadores sociales, notificación obligatoria de los malos tratos a las autoridades, grupos de autoayuda, etcétera.
A pesar de las múltiples iniciativas, existe poca evidencia de la efectividad de estas intervenciones en la actualidad pero, por ejemplo, el apoyo a los cuidadores tras un caso de maltrato reduce la probabilidad de que ocurra de nuevo. Por otra parte, el apoyo a los cuidadores para evitar mayores malos tratos antes de que ocurran y la conciencia profesional del problema parece funcionar. Sin embargo, las visitas a casa de la policía y de los trabajadores sociales podría aumentar los casos de abuso.
Según la OMS, múltiples sectores pueden contribuir a la reducción del maltrato de mayores como serían el sector del bienestar social (a través de la prestación de apoyo jurídico, financiero, y vivienda);el sector de la educación (a través de la educación pública y campañas de sensibilización); el sector de la Sanidad (a través de la detección y el tratamiento de las víctimas por el personal de atención primaria).
La OMS y sus asociados colaboran para evitar el maltrato de mayores a través de iniciativas que ayudan a identificar, cuantificar y responder al problema, tales como el estudio sobre el alcance y los tipos de maltrato de mayores en diferentes entornos; la elaboración de orientaciones para los estados miembro y todos los sectores pertinentes para evitar el maltrato de mayores y fortalecer sus respuestas a este problema; la difusión de información a los países y el apoyo a los esfuerzos nacionales para prevenirlos; así como la colaboración con organismos y organizaciones internacionales para frenar el problema.