TOLEDO, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
La cantidad total de trabajo realizado, es decir el volumen de entrenamiento, esto es por un periodo determinado de tiempo, es el principal determinante para lograr mejoras en los componentes del síndrome metabólico, por encima de la intensidad y el tipo de ejercicio, según una investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
Los cinco componentes del síndrome metabólico (SM) son la obesidad abdominal, la hipertensión, la hiperglucemia y la dislipidemia (triglicéridos elevados en la sangre y bajo colesterol HDL), ha informado la UCLM en nota de prensa, donde se felicita por la publicación de esta investigación en el 'Colegio Americano de Medicina del Deporte'.
Se trata de una condición clínica que, de no tratarse, a menudo conduce a diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Las intervenciones con entrenamiento físico en el estilo de vida de estos pacientes han demostrado resultados positivos sobre su salud.
"Se ha demostrado que realizando entrenamiento aeróbico tres días por semana durante un periodo de entre tres y seis meses, se producen reducciones exitosas en los componentes del SM", señalan los autores, Ricardo Mora y Félix Morales. "Sin embargo, continúa el debate sobre el tipo de entrenamiento aeróbico que es más efectivo para revertir y detener la progresión del SM", añaden.
El trabajo que recoge el boletín del ACSM en su número de octubre estudió a 121 individuos con SM que fueron distribuidos al azar en cuatro grupos. La muestra estuvo compuesta por hombres y mujeres de 57 años, en bajo estado de forma aeróbica (VO2pico 24 mlkg-1min-1) y con obesidad (IMC 32.5 kg/m2). Tres de los grupos completaron cuatro meses de entrenamiento físico, mientras que un grupo permaneció sedentario (grupo control).
Uno de los grupos de entrenamiento realizó 50 minutos de entrenamiento continuo a intensidad moderada (70% de la frecuencia cardiaca máxima [FC máx]), mientras que los otros dos grupos de ejercicio completaron un programa de entrenamiento tipo HIIT (interválico de alta intensidad). Uno de esos grupos realizó intervalos de cuatro minutos al 90% de la FC máx durante 43 minutos y el otro realizó intervalos de un minuto al 100% de la FC máx durante 35 minutos.
El análisis de resultados no mostró diferencias en las mejoras de la potencia aeróbica máxima entre los tres grupos de entrenamiento en comparación al grupo control. Sin embargo, "observamos que solo los dos grupos con un mayor tiempo/volumen de entrenamiento (50 y 43 min) mejoraron los componentes del SM", indican.
Las razones por las cuales el grupo de entrenamiento HIIT de 35 minutos no mejoró los componentes del SM "podrían justificarse debido a que el gasto energético semanal fue significativamente menor al de los grupos de entrenamiento continuo y HIIT (873 versus 132 kcal por semana, respectivamente)", explican. Así pues, del estudio se desprende que el tipo de entrenamiento (continuo versus interválico) o la intensidad (70 % versus 100% de la FC máx) "parecen ser de menor importancia para lograr mejoras en la salud personas con SM y bajo estado de forma inicial".
En conclusión, estos hallazgos simplifican las recomendaciones de ejercicio aeróbico para esta población y ponen de manifiesto "la importancia de realizar cualquier tipo entrenamiento que equivalga a un gasto energético semanal por encima de mil kilocalorías". Además, "que el entrenamiento continuo sea equivalente en sus efectos para la salud al interválico, hace que el primero sea el adecuado para personas con un sistema cardiovascular deteriorado".