MADRID, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
En los últimos años ha aumentado la incidencia del cáncer de tiroides en España, situándose en entre 2 y 20 casos por 100.000 habitantes y año, lo que le convierte en el tumor que ha experimentado un crecimiento más rápido en ambos sexos, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Con motivo del Día Internacional contra esta enfermedad que se celebra el próximo 24 de septiembre, esta sociedad científica recuerda que se trata de un tumor raro que constituye menos del 1 por ciento de las neoplasias malignas y actualmente es más frecuente en mujeres, con 5 casos por cada 100.000 habitantes (la tasa en hombres ronda los 1,9 casos por cada 100.000).
Su aparición suele ser en la edad media de la vida, dependiendo de los tipos histológicos, y actualmente es la principal causa de muerte de todos los tumores endocrinos. No obstante, la SEOM reconoce que pese al aumento de casos la mortalidad se ha mantenido estable.
De hecho, la mayor incidencia la atribuyen a la detección cada vez más precoz de enfermedad subclínica (como en el caso de tumores papilares pequeños).
FACTORES DE PEOR PRONÓSTICO
La mayoría de los pacientes con cáncer de tiroides diferenciado no mueren de su enfermedad, y se han identificado algunos factores que están relacionados con un mayor riesgo de recaída y mortalidad. Los factores pronósticos más importantes son la edad al diagnóstico, el tamaño del tumor primario y a la presencia de afectación de partes blandas y metástasis a distancia.
Una vez que se diagnostica un cáncer de tiroides, se pueden considerar varias opciones de tratamiento, dependiendo de la extensión de la enfermedad, la edad del paciente y la presencia o ausencia de comorbilidades.
Como en otros tumores, el cáncer de tiroides requiere un manejo multidisciplinar con la interacción del cirujano, endocrinólogo, especialista en Medicina Nuclear, oncólogo radioterápico y oncólogo médico.
LA CIRUGÍA, CLAVE
De todos ellos, la SEOM reconoce que la cirugía es el pilar fundamental del tratamiento en los pacientes con carcinoma diferenciado de tiroides. En pacientes con factores de mal pronóstico (invasión vascular, subtipos histológicos agresivos, ect.) se plantea ablación con radioiodo tras la intervención quirúrgica.
Los cambios en el tratamiento del cáncer de tiroides en los últimos años, se refieren fundamentalmente a la enfermedad avanzada sin cambios en cuanto a tratamiento local.
La quimioterapia clásica tiene un papel muy limitado en el tratamiento del carcinoma de tiroides. En los últimos años, el grupo más desarrollado de fármacos es el de los inhibidores de tirosin-kinasa.
Este tipo de tratamiento ha supuesto un avance en los pacientes que progresan a tratamiento con yodo radiactivo, y agrupa una serie de moléculas dirigidas a bloquear los cambios químicos que ocurren en el dominio intracelular de los receptores de membrana desencadenando la cascada de transmisión de la señal de crecimiento hacia el núcleo.
Se trata de fármacos orales, habitualmente bien tolerados y que se pueden tomar de continuo, si el paciente no presenta mucha toxicidad, hasta que la enfermedad se haga resistente a ellos.