MADRID 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ejercicio previo puede potenciar el impacto de la quimioterapia administrada a los pacientes con cáncer de esófago para reducir sus tumores antes de la cirugía, según revela el primer estudio de este tipo, publicado en línea en el 'British Journal of Sports Medicine'.
Los datos del ensayo comparativo muestran que la reducción del tumor fue mayor en los que hicieron ejercicio que en los que no lo hicieron.
Según los investigadores, si los resultados se confirman en otros estudios más amplios, deberían reforzar el argumento para que el ejercicio de "prehabilitación" se convierta en un tratamiento estándar para todos los pacientes que van a empezar el tratamiento del cáncer, y no sólo para los que necesitan cirugía.
El ejercicio de prehabilitación, denominado "prehab", puede utilizarse para aumentar la fuerza, la estabilidad, el equilibrio y la movilidad como preparación para la cirugía u otra intervención médica.
Cada vez hay más pruebas que apuntan a la eficacia del ejercicio en pacientes con cáncer, y los estudios en animales han indicado que puede ayudar a reducir los tumores después de la quimioterapia.
Los investigadores querían averiguar si la prehabitación podría potenciar el impacto de la quimioterapia prequirúrgica, formalmente conocida como quimioterapia neoadyuvante, en pacientes con cáncer de esófago.
La quimioterapia neoadyuvante puede mejorar la supervivencia de los pacientes con este tipo de cáncer, ya que reduce el tamaño del tumor y ayuda a evitar que se extienda a otros lugares, un efecto conocido como 'downstaging'.
Sin embargo, la quimioterapia preoperatoria puede tener un efecto tremendo en el organismo, ya que reduce la capacidad física y acelera la pérdida de masa y función muscular (sarcopenia), lo que puede limitar las opciones de tratamiento posteriores y, potencialmente, la supervivencia, dicen los investigadores.
Ofrecieron a los pacientes con cáncer de esófago operable un programa estructurado de ejercicio moderado que incorporaba entrenamiento aeróbico y de fuerza ("prehab") más quimioterapia prequirúrgica o la mejor práctica convencional (consejos sobre el estilo de vida) más quimioterapia prequirúrgica.
El programa de ejercicio se diseñó para que durara hasta el día anterior a la cirugía -un periodo medio de unos 5 meses- y constaba de 150 minutos semanales de actividad de intensidad moderada más 2 sesiones de fuerza. Cada paciente se sometió a 4 ciclos de quimioterapia antes de la operación.
Para evaluar el impacto del programa de ejercicios durante la quimioterapia, se tomaron muestras de sangre antes de comenzar el tratamiento, una semana después de terminarlo y, de nuevo, 1, 3 y 6 días después de la cirugía para comprobar los niveles de inflamación y otros indicadores bioquímicos clave de la inmunidad.
También se realizó un escáner a cada paciente para evaluar los cambios en la masa muscular esquelética y la grasa visceral y el tamaño del tumor antes y después de la quimioterapia. En total, se asignó a 21 pacientes a la prehabitación y a 19 a la mejor práctica convencional sin ejercicio estructurado adicional.
El análisis de todos los datos clínicos mostró que, tras la quimioterapia prequirúrgica, el grupo de prehabituación presentaba mayores tasas de reducción del tumor que los pacientes tratados de forma convencional: 15/20 (75%) frente a 7/19 (37%).
Además, según las muestras de tejido y el número de ganglios linfáticos afectados, a más pacientes del grupo de prehabilitación se les redujo el tamaño del cáncer: 9 (43%) frente a 3 (16%).
Estos pacientes también presentaban una mayor masa muscular esquelética y menos grasa visceral, pero sin pérdida de peso, así como una mayor respuesta inmunitaria y menores niveles de sustancias químicas inflamatorias en la sangre.
En este ensayo clínico se incluyó un número relativamente pequeño de pacientes y no se asignaron al azar para intentar eliminar la influencia de factores desconocidos, por lo que se necesitan más estudios de mayor envergadura para confirmar los resultados, advierten los investigadores.
Pero señalan que "la reducción del estadio del tumor y la respuesta a la quimioterapia son sin duda los factores pronósticos más importantes en el cáncer de esófago. El hecho de que los programas de ejercicio estructurado puedan contribuir a mejorar la regresión del cáncer, posiblemente a través de una mayor modulación inmunológica y/o inflamatoria, es potencialmente significativo desde el punto de vista clínico".
Añaden que "los resultados de este análisis, que muestran mejoras en la regresión patológica en el tumor primario y en la reducción de estadio clínico, son generadores de hipótesis y los primeros que se demuestran en un ensayo clínico en cáncer de esófago".
"Aunque las limitaciones en el número de pacientes y el diseño no aleatorio obligan a ser cautos, el impacto para los pacientes es potencialmente significativo --precisan--. Se necesitan urgentemente más trabajos para confirmar o refutar estos resultados, incluyendo si las mejoras en la respuesta a la quimioterapia pueden traducirse en una ventaja de supervivencia".
"A la espera de esto, los presentes resultados refuerzan aún más las razones para que el ejercicio se prescriba como cuidado estándar en los pacientes sometidos a tratamiento contra el cáncer", concluyen.