MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
El calentamiento global es responsable de que el hongo 'Candida auris', resistente a los medicamentos e identificado por primera vez hace diez años, pueda matar a las personas, según han asegurado científicos de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health (Estados unidos) en un artículo publicado en la revista 'mBio'.
'C. auris' se encontró por primera vez en la oreja infectada de un paciente anciano en Japón en 2009, y en pocos años causó brotes en hospitales en muchas partes del mundo. Entre el 30 y el 60 por ciento de los pacientes diagnosticados con infección invasiva por 'C. auris' han muerto. La repentina aparición de 'C. auris' como un patógeno que infecta a los humanos es tan misteriosa como alarmante, ya que sucedió simultáneamente entre varias familias distintas de este hongo que existen por separado en diferentes continentes.
A juicio de los científicos esta transformación global del hongo en un patógeno mortal puede deberse al calentamiento global, que les podría haber obligado a adaptarse a temperaturas más altas. Esa adaptación habría hecho más fácil para este microbio infectar a los seres humanos, cuya temperatura central relativamente cálida es de 37 grados centígrados.
"Creemos que 'C. auris' puede ser el primer ejemplo de una especie de hongos que ha saltado la barrera térmica debido a la adaptación al calentamiento global", ha dicho el autor principal Arturo Casadevall, quien ha recordado que hay más de un millón de especies de hongos.
No obstante, la mayoría de las especies conocidas están adaptadas para vivir en suelos, en árboles y en otros lugares en el entorno natural, donde las temperaturas en promedio son mucho más frías que las temperaturas centrales de los mamíferos. Solo una pequeña proporción de especies de hongos puede infectar a las personas, y las infecciones internas peligrosas con hongos generalmente ocurren solo en aquellas con sistemas inmunitarios muy débiles.
En este sentido, al analizar el rango de temperatura para 'C. auris' y unas pocas docenas de especies que son sus parientes fúngicos más cercanos, los científicos encontraron que el nuevo patógeno puede crecer a temperaturas más altas que la mayoría de estos parientes cercanos, lo que sugiere que puede haber adquirido su tolerancia térmica recientemente.