Uno de cada cuatro niños podría estar en riesgo de desarrollar tartamudez crónica: cómo prevenirlo

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Publicado: domingo, 22 octubre 2023 7:59

   MADRID, 22 Oct. (EDIZIONES) -

   Este domingo 22 de octubre se celebra el Día Internacional de la Tartamudez. En España hay casi 800.000 personas con este trastorno, según la Fundación Española de la Tartamudez. Se trata de una dificultad en el habla que se inicia en la infancia, entre los 2 y los 5 años, aunque hay niños que la desarrollan más tardíamente. Como curiosidad, hay más hombres que mujeres tartamudas, en una proporción de 4 a 1.

   El caso es que hoy en día se desconocen sus causas; si bien, recientes estudios sugieren que esta dificultad en el lenguaje se produce consecuencia de una interrelación de diversos factores, desde los sociales hasta los psicológicos y biológicos, según resalta la fundación.

   En una entrevista con Infosalus, Denise Behrens Cervoni, docente del grado de Logopedia de la Universidad Internacional de Valencia-VIU, investigadora y experta internacional en la materia, recuerda que la tartamudez representa "un trastorno del neurodesarrollo", una conducta del habla que inicialmente que se puede transformar en patología de comunicación o trastorno de la comunicación en el largo plazo.

   Eso sí, esta especialista en Logopedia reconoce que es habitual que los niños tartamudeen, ya que "forma parte del desarrollo del lenguaje del niño". Ahora bien, advierte de que uno de cada 4 niños puede estar en peligro de desarrollar tartamudez crónica.

CUÁNDO ACUDIR A UN LOGOPEDA

¿Cómo evitarlo? Aconseja en estos casos acudir ante los primeros síntomas a un especialista, en este caso un logopeda, quien podrá determinar si el menor se encuentra en riesgo de desarrollar una tartamudez crónica o persistente, o pueda superar esas disfluencias, como así se les llama a los bloqueos o pausas al hablar, gracias a una atención adecuada.

   Mientras, Beatriz Maya es logopeda, maestra especialista en pedagogía terapéutica y directora de CREE (Centro de Educación y Rehabilitación Especializada), y especialista en detectar y trabajar este tipo de dificultades del lenguaje.

   Acaba de publicar 'Crecer Sano, Crecer Feliz' (Zenith), un manual en el que reconoce que en esos primeros años en los que los niños desarrollan el lenguaje, entre los 2 y los 6 años, puede que exista un periodo en el que experimenten ciertas dificultades a la hora de hablar de forma fluida. "No obstante, que se contemple esta posibilidad no quiere decir que no tengamos que ocuparnos, más que preocuparnos", añade.

   En esta dificultad a la hora de hablar de forma fluida dice que se pueden observar pequeños tartamudeos o bloqueos (llamados 'disfluencias'), con algunas características en común que aquí detalla:

   Es habitual que las dificultades surjan al iniciar una palabra, y más concretamente al iniciar una comunicación.

   Se pueden detectar ciertos signos de tensión y esfuerzo en los músculos de la cara o del cuerpo.

   Es frecuente que estas disfluencias tengan lugar en las partes que componen una palabra (sonidos o sílabas), más que en frases o palabras; y la repetición de estos fragmentos se producirá dos o más veces antes de transmitir el mensaje.

   A veces en lugar de repeticiones puede observarse que el pequeño alarga un sonido de forma exagerada o, por el contrario, se bloquea sin emitir sonido alguno.

   "Es llamativo y a veces difícil de identificar, si bien lo más importante es que en el momento en el que lo detectemos nos pongamos en contacto con un logopeda para evaluar el caso y asesorarnos de forma individualizada, puesto que será necesario un tratamiento con logopeda, quien llevará a cabo una intervención de manera indirecta", agrega.

EL TRATAMIENTO: UNA GUÍA PARA PADRES Y PAUTAS A LOS PEQUES

   En este contexto, Denise Behrens Cervoni, de la Universidad Internacional de Valencia mantiene que la atención del logopeda se basa en informar a los padres sobre los patrones de adquisición del habla en los pequeños, qué es lo esperado para la edad del niño, para posteriormente orientar a los progenitores sobre las estrategias a seguir a la hora de facilitar la expresión verbal del niño.

   El hacer preguntas cerradas, 'quieres un bocadillo', 'quieres ponerte la camiseta roja o la blanca' es una de sus pautas, de forma que el niño, según argumenta, podrá oír o tener un modelo de lenguaje que podrá repetir.

   En esta línea, Beatriz Maya apunta que en la intervención directa el tratamiento no se hace trabajando directamente con el niño, sino que la labor del logopeda se centra en trasladar una serie de pautas a la familia para que éstas se apliquen en el día a día como:

   Articular palabras correctamente, con naturalidad y suavemente, a un ritmo normal, ni muy lento, ni tampoco muy rápido.

   Es importante que en casa se hable de forma tranquila, sin presiones ni prisas.

   Ofrecer todo el tiempo que sea necesario para que el menor responda, haciéndole saber que en ningún caso hay prisa.

   Permitir siempre al niño que termine la idea que trata de expresar, sin intentar adivinar lo que quiere decir, para así ayudarle.

   No le corregiremos con frecuencia porque le generará inseguridad.

   Hacer pocas preguntas y cuando éstas se hagan formularlas de una en una para evitar un bombardeo ante el que se sienta abrumado.

   Cuidar los turnos de habla.

   Prestar más atención al contenido de lo que dice que a la forma en la que lo dice.

   Ofrecer al pequeño todo el apoyo y tranquilidad posible, y hacer como que las dificultades no existen.

   Apagar la televisión, radio o cualquier distracción que pueda interferir a la hora de jugar, comer, y en definitiva, en los ratos disponibles para pasar tiempo juntos.