MADRID, 5 Jun. (EDIZIONES) -
Los errores congénitos del metabolismo (ECM) son enfermedades raras o minoritarias es decir, de baja frecuencia en nuestra población, y de base genética. Son, por tanto, enfermedades hereditarias, y se calcula que el caso de las ECM su número se acerca a las mil.
"El metabolismo es el conjunto de reacciones enzimáticas que se realizan en los seres vivos para mantener la vida y comunicarnos con el ambiente. Este nos permite crecer, desarrollarnos en un estado de salud óptimo, y mantener las estructuras de nuestro organismo", explica en una entrevista con Infosalus uno de los mayores expertos en ECM de España, el doctor en Medicina y especialista en Bioquímica Clínica Rafael Artuch, actual jefe del Laboratorio de Bioquímica del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, así como investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CIBERER).
Concretamente, dice que los ECM se producen por mutaciones en nuestro ADN que afectan a nuestro metabolismo, y en función de las proteínas que estén alteradas, esto provocará un funcionamiento incorrecto de determinadas células y órganos, de forma que los síntomas o el tipo de enfermedad pueden ser muy diferentes.
"La más frecuente de ellas la puede padecer en torno a una de cada 5-6.000 individuos (por eso se denomina 'enfermedad rara o de baja frecuencia'), pero hay hasta casi mil errores congénitos del metabolismo diferentes, de forma que, al final, pueden estar afectadas una de cada 700-800 personas, por lo que en su conjunto afectan a un número importante de la población", apunta este experto.
TOXICIDAD O CARENCIAS ENTRE OTROS PROBLEMAS
"Cuando deja de funcionar un gen porque hay una mutación se produce un problema", afirma el doctor Artuch. Por ejemplo, cita que, en el caso de la diabetes, la glucosa, aparentemente inocua, si no se metaboliza es peligrosa. "Con los ECM ocurre una situación similar, o incluso más compleja, ya que las sustancias que comemos y que parecen inocuas, si no se metabolizan adecuadamente pueden producir toxicidad, o situaciones carenciales. En cualquier caso, el órgano más comúnmente afectado es el sistema nervioso central", añade.
Hay cientos de ECM, son distintos todo ellos, según remarca, y en algunos hay tratamiento, mientras que en otros no. Hay varias categorías de ECM, según delimita este especialista en Bioquímica Clínica:
ECM que producen intoxicación, en estos se acumula la molécula y esta es tóxica; en unos cuantos tipos de estas enfermedades se dispone de tratamientos efectivos.
Otros afectan a la obtención de energía por parte de las células; es un grupo muy amplio de enfermedades muy diferentes, en las que la falta de energía ocasiona problemas graves en el desarrollo, en la función cerebral del menor o incluso en su movilidad, por ejemplo; en general, no hay opciones terapéuticas para la mayor parte de ellos.
ECM denominadas de 'acúmulo', que afectan a las moléculas grandes, que se agrupan dentro de las células y estas se van degradando; a día de hoy cuentan con pocas posibilidades terapéuticas.
ECM que afectan a síntesis y transporte de moléculas, al procesamiento de vitaminas, entre otras; y como en los grupos anteriormente mencionados, las opciones de tratamiento son en general poco efectivas.
LOS PADRES PUEDEN TRANSMITIRLAS A SUS HIJOS
Indica el doctor Artuch que la mayor parte de estas enfermedades son autosómico-recesivas, esto significa que hace falta que cuando se reciben las dos copias de cada gen del padre y de la madre, ambas estén afectadas por mutaciones en el gen causante de la enfermedad.
"Los progenitores no sufren la enfermedad porque disponen a su vez de otra copia 'sana', pero sí la transmiten a la descendencia. Las ECM también pueden tener lugar por mutaciones nuevas que se producen por primera vez, por herencia dominante (una sola copia afectada es suficiente para producir la enfermedad), o por otros tipos de herencia, como son las ligadas al cromosoma X, o la herencia del ADN mitocondrial", detalla este experto.
Es más, recuerda que todos somos portadores de muchas mutaciones, y en la mayor parte de los casos, la enfermedad aparece cuando se juntan las dos copias afectas del padre y de la madre, y este es el concepto de 'recesivo'.
¿CÓMO DETECTAR QUE NUESTRO HIJO TIENE UNA ECM?
Con todo ello, este investigador del CIBERER subraya que los Errores Congénitos del Metabolismo son enfermedades que en su mayoría se detectan una vez que el bebé ha nacido.
No obstante, remarca que con el cribado neonatal que se realiza en los centros de referencia de las diferentes comunidades autónomas, la conocida como 'prueba del talón' que se les hace a los recién nacidos, ya se discriminarían hasta una veintena de estas patologías, "las más frecuentes y las más tratables", según apunta, y algo que es muy importante en su opinión, y que de esta manera se detectan "antes de que aparezcan los síntomas".
CÓMO SOSPECHAR
Eso sí, reconoce el investigador del Hospital Sant Joan de Du que para todas las demás es difícil llegar a un diagnóstico rápido, y los padres pueden empezar a sospechar de que algo no va bien, recordando que el órgano más afectado suele ser en estos casos el sistema nervioso: "El ser humano nace con un cerebro muy inmaduro y fuera del embarazo es tremendamente vulnerable. De hecho, los niños son muy vulnerables ante cualquier enfermedad metabólica".
¿Cómo identificarlo? Dice que, por ejemplo, en el momento en el que los padres ven que algo no funciona bien. Es consciente de que a veces no es fácil, porque hay cientos de síntomas que pueden indicar que tenemos un ECM, aunque sí subraya que la clave es acudir al profesional adecuado, es decir, que el pediatra esté familiarizado con estas ER, de forma que así el diagnóstico será más rápido. "Si no es así, la situación actual es que hay muchos niños en los que se ha retrasado el diagnóstico hasta no encontrar un profesional concienciado con los ECM", añade.
Fuera del cribado neonatal, y ante la sospecha de padecer un ECM, se pueden realizar en los laboratorios de bioquímica y genética 'pruebas de nueva generación metabolómicas y genómicas' y encontrar el diagnóstico definitivo de la enfermedad. "Se necesitan muestras de sangre, de orina, o incluso a través de biopsias de tejido", según prosigue Artuch.
LAS MÁS FRECUENTES
Entre los ECM más frecuentes y conocidos menciona que hay tres ejemplos con tratamiento hoy en día, un "símbolo del éxito de la Medicina", como la fenilcetonuria, que se detecta en la prueba del talón del cribado neonatal, según pone de ejemplo este doctor en Medicina. Dice que tiene hoy en día tratamiento, y este consiste en restringir la fenilalanina (un aminoácido) en la dieta del niño, consiguiendo desarrollar su vida en un estado de salud adecuado.
Después se encontrarían por ejemplo la galactosemia, donde los niños no pueden tolerar la galactosa, y la fructosemia, una situación en la que no pueden tolerar la fructosa: "Son dos problemas del consumo de estos azúcares, y con una restricción en ambos se consigue mejorar mucho el cuadro clínico; cuando antes estos menores en muchos casos fallecían".
"Quizá las más conocidas son las que están incluidas en los programas de cribado neonatal precoz", según reconoce, y son como grupos genéricos, los defectos de la oxidación de grasas para obtener energía, algunas acidemias orgánicas, y los trastornos del metabolismo de diferentes aminoácidos. "Estas son las más frecuentes, se detectan cuando nacen y se instaura el tratamiento de forma rápida y con un pronóstico bastante favorable porque son enfermedades tratables", celebra este investigador.
Ahora bien, señala que el grupo más complejo, unas de las enfermedades menos conocidas y no tratables dentro de los ECM son las enfermedades mitocondriales, enfermedades metabólicas en las que participan aproximadamente 350 genes distintos, y que el problema está en la obtención de energía porque falla la mitocondria. No hay tratamientos disponibles en la inmensa mayoría de los casos.