El ictus es la segunda causa de muerte a nivel mundial, la primera en el caso de las mujeres, y también es la primera causa de incapacidad
SAN SEBASTIÁN, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Cruces y el Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces Bizkaia y el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) lideran un estudio para monitorizar las capacidades cognitivas y lingüísticas de pacientes que han sufrido un ictus durante los primeros seis meses de recuperación.
El ictus es la segunda causa de muerte a nivel mundial, la primera en el caso de las mujeres, y también es la primera causa de incapacidad. Además, supone el 70% de los ingresos por enfermedades neurológicas, por lo que conocer la evolución de los efectos en estos pacientes es fundamental para conseguir tratamientos y procesos de rehabilitación "más efectivos y específicos".
El objetivo del estudio es determinar, en una muestra grande de personas, el papel desempeñado por funciones cognitivas generales como la atención, la memoria o el razonamiento en la recuperación del lenguaje y, sobre todo, si esta interacción es estable o cambia a lo largo del proceso.
Según explica Simona Mancini, investigadora del BCBL, "observamos a las personas en tres fases diferentes". "Durante el primer mes, gracias a procesos neurofisiológicos espontáneos y dependiendo de diferentes factores, las funciones lingüísticas y cognitivas pueden recuperarse espontáneamente. Sin embargo, con el tiempo la recuperación es más lenta y no es tan evidente", apunta.
CUATRO EVALUACIONES
Durante el proyecto, los investigadores del Biocruces Bizkaia ofrecen a los pacientes que ingresan por ictus la posibilidad de formar parte del estudio. Después, el equipo del BCBL lleva a cabo diferentes pruebas conductuales breves de lenguaje, memoria, atención y razonamiento que permiten evaluar a los pacientes desde fases muy tempranas, cuando todavía están ingresados en el servicio de neurología.
En total, se les evalúa en cuatro ocasiones a lo largo de seis meses: durante la primera semana tras un ictus, un mes después, tres meses después y, finalmente, seis meses después.
Las sesiones de seguimiento pueden tener lugar tanto en el Instituto Biocruces Bizkaia como en el propio domicilio de la persona participante.
Posteriormente, de forma conjunta, ambos grupos analizan e interpretan los datos clínicos y los resultados de los test para medir las capacidades lingüísticas y cognitivas de los participantes.
Mancini ha precisado que para el estudio están reclutando personas que "han sufrido un ictus en el hemisferio derecho, normalmente asociado a las funciones generales, o en el hemisferio izquierdo, habitualmente vinculado a las funciones lingüísticas" y ha señalado que, hasta la fecha, cuentan con "más de un centenar de pacientes que han dado su consentimiento y esperamos ampliar el número".
Los resultados del proyecto de BCBL y Biocruces Bizkaia pueden ayudar a identificar nuevas áreas de intervención para personas que han sido diagnosticadas de un trastorno del lenguaje tras sufrir un ictus.
Actualmente, cuando una persona que ha sufrido un ictus es diagnosticada de un trastorno lingüístico, es probable que su rehabilitación se enfoque principalmente en las habilidades del lenguaje.
Sin embargo, "este estudio puede contribuir a valorar la importancia de otros aspectos cognitivos en esta recuperación", destaca, por su parte, la doctora de Biocruces Bizkaia Maria del Mar Freijo.
"Por ejemplo, si se encuentra una relación estrecha entre la comprensión lingüística y la capacidad de razonamiento, este vínculo permitiría plantear una rehabilitación más amplia poniendo el foco en ambos factores en el caso de un paciente con alteraciones en el lenguaje", precisa Freijo.
De este modo, se espera poder abrir nuevos enfoques en los protocolos habituales de tratamiento rehabilitador que permitan mejorar el pronóstico de pacientes de ictus. "El riesgo de sufrir un ictus aumenta con la edad y, de acuerdo a los datos referentes al envejecimiento de la población, se prevé que para 2035 aumenten los casos hasta un 34%", señala la doctora.
La iniciativa es uno de los estudios impulsados por el grupo de investigación de Euskadi liderado por Biocruces Bizkaia, BCBL, el Instituto Achucarro y el CIC BIOmagune en el marco de la Red RICORS-Ictus del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación.