Beneficios de andar que quizá no sabías

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Publicado: domingo, 28 enero 2024 7:59

   MADRID, 28 Ene. (EDIZIONES) -

   Caminar disminuye el riesgo o la gravedad de padecer una gran cantidad de enfermedades crónicas no transmisibles, y que cada año provocan más de 40 millones de muertes prematuras en el mundo, tal y como asegura en una entrevista con Infosalus el presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED), el catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, el doctor Miguel del Valle Soto.

   Así, destaca el papel preventivo que ofrece el caminar frente al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares (por un impacto directo sobre la función cardiopulmonar), la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, la osteoporosis, las enfermedades respiratorias (EPOC), el deterioro cognitivo y la demencia; todo ello, independientemente de la edad, del sexo, del origen étnico, o de la presencia de comorbilidades. “También disminuye el riesgo relativo de muerte en personas aparentemente sanas y en personas con alguna enfermedad crónica”, apostilla.

   Además, resalta este experto en medicina deportiva que el ejercicio físico ayuda en el tratamiento de todas estas enfermedades, a la vez que tiene efectos importantes sobre el metabolismo, entre los que destaca la contribución a quemar grasas: “Es la primera terapia para la prevención y tratamiento del sobrepeso, de la obesidad, y del síndrome metabólico, así como de otras enfermedades endocrinas”. A su vez, valora el doctor que el hábito de caminar diariamente mejora el bienestar mental, el sueño, y la longevidad.

SU ‘PODER’ ANTIENVEJECIMIENTO

   Por lo tanto, incorporar las caminatas en las rutinas diarias, subraya el presidente de SEMED, y fomentar intervenciones de actividad física basadas en caminar, puede ser una “estrategia eficaz” para promover un envejecimiento saludable y mejorar los resultados de salud en todas las poblaciones. Aquí remarca que los investigadores han encontrado cinco regiones en el mundo o ‘Zonas Azules’ (Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Nicoya en Costa Rica, Icaria en Grecia y Loma Linda en California) con la mayor concentración de personas centenarias.

   “Han identificado varios factores que contribuyen a este fenómeno, entre los que se encuentran la dieta, las relaciones sociales y la actividad física. Caminar y otras actividades físicas contribuyen significativamente a la longevidad de las personas en estas regiones, siendo caminar una parte integral de su vida diaria”, aclara, al tiempo que apunta que un estilo de vida saludable podría prolongar la esperanza de vida en 14 años para las mujeres, y 12 años para los hombres. “Además de caminar, hay que tener en cuenta, eso sí, a la dieta, a no fumar, a cuidar el peso, y a no consumir alcohol (o hacerlo de forma moderada)”, apostilla el doctor.

   A su vez, remarca el doctor Del Valle Soto que el envejecimiento se asocia con una disfunción endotelial relacionada con la aterosclerosis, con los accidentes cerebrovasculares, o con los infartos, por ejemplo, y dice que se ha demostrado que caminar regularmente tiene un “alto impacto beneficioso” en esta función endotelial (las células endoteliales recubren la superficie interna de los vasos sanguíneos, regulan la presión arterial, y desempeña un papel fundamental en la salud cardiovascular).

   “También se ha demostrado que caminar a paso ligero disminuye el estrés oxidativo y la inflamación, mejora la reparación del DNA, y contribuye al rejuvenecimiento de las mitocondrias. Caminar a una intensidad adecuada, además, disminuye el daño o envejecimiento de nuestro DNA e incrementa la reparación del DNA deteriorado. Retrasa el acortamiento de los telómeros (extremos de los cromosomas) con lo que se podría decir que retrasa el envejecimiento”, agrega el experto.

ANDAR ES BENEFICIOSO EN LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER

   Aunque no se ha demostrado con claridad una relación causal entre andar y el riesgo de cáncer, sí subraya que mejorar el estilo de vida puede reducir su incidencia: “Existen estudios donde se constata que el ejercicio físico (como caminar) disminuye en el riesgo de cáncer de mama (entre un 15 % y un 20 %), del cáncer colorrectal (20%), del cáncer gástrico (19% menor), de esófago (20%), de riñón, y de pulmón (en fumadores). Mejora también el pronóstico y la supervivencia, especialmente en cáncer de mama, en el cáncer de próstata, y en el cáncer colorrectal”.

   Además, el catedrático de Medicina del deporte sostiene que existe algún tipo de cáncer que se relaciona con otras patologías como la obesidad, por lo que de forma indirecta caminar de manera intensa reduce la obesidad y el riesgo de estas neoplasias. “Para otros cánceres como el de células sanguíneas, de páncreas, de ovario, de tiroides, o el de hígado, no existen evidencias claras”, apunta.

   Igualmente, destaca que en los pacientes con cáncer el hacer ejercicio físico, como caminar, mejora la calidad de vida y el pronóstico de esta enfermedad: “Debe considerarse una intervención importante para prevenir y tratar el cáncer y sus complicaciones, aunque la sensibilidad a andar varía en función del tipo de cáncer y de cada una de las etapas de la enfermedad”.

   Por otro parte, el presidente de SEMED recalca que las caminatas (como ejercicio físico) pueden mejorar la fatiga relacionada con el tratamiento del cáncer, al mejorar el estrés oxidativo y reducir la estimulación hormonal; lo que, según indica, puede “mejorar significativamente” la función cognitiva, la masa muscular, la función cardiopulmonar, la masa ósea y la toxicidad cardíaca causadas por la terapia endocrina en algún tipo de cáncer (cáncer de próstata y cáncer de mama).

   “El ejercicio físico como caminar, junto con la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia y otros tratamientos contra el cáncer puede desempeñar un papel en la inhibición del crecimiento de las células cancerosas, al mejorar el microambiente del cáncer, incluido el aumento de la perfusión del flujo sanguíneo, la promoción de la formación de vasos sanguíneos normales y la activación de las células inmunes en el cuerpo”, subraya, entre otros beneficios de caminar sobre el cáncer.

CAMINAR PARA ALIVIAR EL DOLOR

   Por otro lado, preguntamos a este experto sobre el papel de andar o de caminar a la hora de aliviar el dolor de determinadas patologías. Menciona que, cuando caminamos de manera programada (frecuencia, duración e intensidad), la actividad física “alivia significativamente el dolor” y los síntomas relacionados.

   “El éxito de la actividad física para tratar el dolor es que la programación sea individualizada, con progresión lenta y tenga en cuenta las limitaciones físicas. El sedentarismo es un problema añadido al dolor crónico y la actividad física regular es una herramienta importante para la prevención de las enfermedades crónicas, al mitigar los síntomas y retrasar o detener la progresión de la enfermedad”, remarca.

   Independientemente de los fármacos, el ejercicio físico programado (donde se incluye el caminar) representa una modalidad terapéutica que tiene efectos beneficiosos sobre el dolor, el sueño, la función cognitiva y la función física. Así, incide en que se debe recomendar la actividad física a todos los pacientes con dolor crónico: “Evitar el ejercicio durante los brotes de síntomas agudos puede resultar tentador, pero el comportamiento sedentario no reduce los síntomas y puede promover la pérdida de fuerza, reducir el rango de movimiento, y provocar otras limitaciones físicas”.

   Igualmente, mantiene que parece ser que la actividad física regular modifica el estado de las vías nerviosas inhibidoras del dolor y el sistema inmunológico disminuyendo el dolor crónico. “Además, el ejercicio físico incrementa los niveles de opiáceos endógenos (endorfinas) inhibidores del dolor. También se ha demostrado que el ejercicio físico aumenta los umbrales de dolor”, subraya.

REFUERZA NUESTRO SISTEMA INMUNITARIO

   A su vez, otra de las ventajas de caminar es que, como cualquier forma de ejercicio físico moderado, mejora nuestro sistema inmune, resaltando que el ejercicio regula el entorno inmunológico retrasando su envejecimiento.

   “También incrementa los linfocitos T y B, y mejora la función de leucocitos y linfocitos. Una razón importante por la que las personas mayores tienen más probabilidades de sufrir cáncer es el envejecimiento inmunológico que consiste en la disminución de la función de las células NK (natural killer), el aumento de la inflamación, la disminución del número de células T inmaduras, etc. El ejercicio puede prevenir el envejecimiento inmunológico al estimular la actividad de las células NK inmunes, reducir la inflamación y prevenir la acumulación de células envejecidas”, añade.

CUÁNTO DEBEMOS ANDAR AL DÍA

   Con todo ello, el presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED), y catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, el doctor Miguel del Valle Soto, subraya que las pautas actuales de actividad física indican que caminar a paso rápido (actividad intensa) durante 30 a 45 minutos al día, al menos 5 días a la semana, puede reducir el riesgo de padecer muchas enfermedades crónicas.

   “Según algunas investigaciones se considera que una caminata es moderada-intensa cuando se dan 100 pasos/minuto. También se puede cuantificar en pasos: Se dice que 10.000 pasos al día (unos ocho kilómetros) son suficientes para que se puedan notar los beneficios para la salud y reducir el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y algunas otras enfermedades crónicas”, concluye.