MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Linköping (Suecia) defienen la empatía como comprender, sentir y compartir el mundo del otro, manteniendo la comprensión de que no es el mismo que el nuestro. La empatía puede tener un precio, ya sea en tiempo, dinero o emociones: sentir el dolor ajeno suele ser doloroso. Querían saber si las personas eran más propensas a pagar este precio al tratar con individuos o con grupos.
Durante un reciente trabajo han descubierto que las personas son más propensas a empatizar con grupos que con individuos, aunque les resulte igualmente difícil e incómodo en ambos casos. Los científicos sugieren que ver grupos de personas podría ofrecer más información contextual, lo que ayuda a las personas a decidir si empatizar o no, aumentando así las probabilidades de hacerlo.
"La disposición de las personas a empatizar varía según el objetivo: un individuo o un grupo de personas", agrega el doctor Hajdi Moche, de la Universidad de Linköping (Suecia), autor principal del artículo publicado en 'Frontiers in Psychology'. "En concreto, las personas estaban más dispuestas a empatizar con un grupo que con un individuo, aunque empatizar se consideró más laborioso y angustioso que mantener la objetividad, tanto para el individuo como para el grupo".
RECLUTARON A 296 PARTICIPANTES EN UN EXPERIMENTO
Aunque un experimento de laboratorio no se corresponde directamente con las decisiones que alguien podría tomar en la vida real, comprender cómo las personas empatizan de manera diferente con grupos e individuos podría ayudarnos a comprender el papel que desempeña la empatía en los desastres naturales o las guerras.
Para investigar esto, los investigadores reclutaron a 296 participantes en un experimento llamado Tarea de Selección de Empatía, que invita a los participantes a elegir entre dos barajas de cartas: una les pedirá que empaticen y la otra, que mantengan la objetividad. Su disposición a empatizar se mide según la frecuencia con la que eligen la baraja de la empatía.
Cada participante se sometió a una prueba de dos bloques: uno con imágenes individuales y otro con imágenes grupales. Cada bloque contenía 20 fotos de archivo diferentes que representaban a una amplia gama de personas, con expresiones (en la medida de lo posible) neutras y fondos lisos. Se les entregaron las dos barajas y se les pidió que eligieran una carta.
EMPATIZARON UN 34% DEL TIEMPO EN PROMEDIO
Luego, se les dio una imagen para que reaccionaran, anotando tres palabras clave que describieran los sentimientos de las personas en las imágenes o su apariencia externa. Después de cada bloque, se les hicieron preguntas para comprender su experiencia al realizar las tareas.
Los científicos descubrieron que los participantes optaron por evitar la empatía con mayor frecuencia durante el bloque de imágenes individuales, optando por empatizar un 34% del tiempo en promedio. Sin embargo, durante el bloque de imágenes grupales, optaron por empatizar el 53% del tiempo. Si bien empatizar les resultó más difícil y angustioso que mantener la objetividad, los participantes optaron por pagar ese precio con mayor frecuencia durante la prueba de imágenes grupales.
"Intentar compartir las experiencias internas de la otra persona requiere más esfuerzo, imaginación y comprensión de lo que podría sentir, en comparación con describir características externas como el color del cabello", matiza Moche. "Compartir las experiencias internas puede ser especialmente difícil cuando la información disponible es solo una expresión facial neutra, sin lenguaje corporal ni contexto".
Es posible que las fotos grupales, con varias personas, proporcionen más contexto a los participantes para ayudarlos a empatizar y hagan que la descripción parezca más laboriosa, de modo que empatizar se vuelve más fácil en comparación. Los participantes informaron que describir grupos era más difícil que describir individuos. Los participantes también valoraron mejor su propia eficacia al empatizar con grupos: esto podría haber aumentado su confianza y los animó a empatizar.
También es posible que las expresiones faciales neutras y la falta de lenguaje corporal en las imágenes individuales dificultaran la comprensión de los sentimientos de las personas y las desanimaran a intentarlo. Diferentes expresiones faciales o diferentes niveles de información contextual podrían afectar las decisiones que toman las personas.
"Sería interesante probar esto con más detalle, enfrentando directamente al individuo y al grupo, y dejando que los participantes eligieran con cuál de estos preferirían empatizar, y luego, en otra ronda, con cuál preferirían ser objetivos", concluye Moche.
"De esta manera, tendríamos una comparación directa de la disposición a empatizar cuando el objetivo es un individuo frente a un grupo de personas", concluye.