MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un estudio del consorcio sanitario estadounidense Kaiser Permanente sobre casi 50.000 personas con COVID-19 sugiere que la actividad física regular proporciona una fuerte protección contra la hospitalización, el ingreso en la unidad de cuidados intensivos y la muerte. Incluso la práctica de ejercicio físico inconsistente redujo las probabilidades de sufrir resultados graves de COVID-19 en comparación con las personas que no eran activas en absoluto, según publican los autores en el 'British Journal of Sports Medicine'.
Los pacientes con COVID-19 que fueron sistemáticamente inactivos durante los dos años anteriores a la pandemia tenían más probabilidades de ser ingresados en el hospital, requerir cuidados intensivos y morir que los pacientes que habían cumplido sistemáticamente las directrices de actividad física, según los resultados.
Como factor de riesgo de enfermedad grave, la inactividad física sólo fue superada por la edad avanzada y los antecedentes de trasplante de órganos. Se han identificado varios factores de riesgo de infección grave por COVID-19, entre ellos la edad avanzada, el sexo masculino y ciertas afecciones médicas subyacentes, como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, la inactividad física no es uno de ellos, a pesar de que es un factor de riesgo bien conocido que contribuye a la aparición de varias enfermedades a largo plazo, incluidas las asociadas a la COVID-19 grave, señalan los investigadores.
"Se trata de una llamada de atención sobre la importancia de los estilos de vida saludables y, en especial, de la actividad física --afirma el doctor Robert E. Sallis, médico de medicina familiar y deportiva del Centro Médico Kaiser Permanente Fontana--. Este estudio muestra realmente lo importante que es el ejercicio durante esta pandemia y más allá. Las personas que hacen ejercicio con regularidad son las que tienen más posibilidades de vencer al COVID-19, mientras que las personas inactivas lo hacen mucho peor".
Para estudiar el efecto del ejercicio en los resultados de COVID-19, los investigadores identificaron a 48.440 adultos con un diagnóstico de COVID-19 desde el 1 de enero de 2020 hasta el 21 de octubre de 2020, que tenían 2 o más mediciones de su Signo Vital de Ejercicio entre marzo de 2018 y marzo de 2020.
La medición del Signo Vital del Ejercicio se ha utilizado en cada encuentro ambulatorio dentro de Kaiser Permanente Southern California desde 2009. Para obtener la medición, se pregunta a los pacientes cuántos días a la semana hacen ejercicio moderado o extenuante y, en promedio, cuántos minutos hacen ejercicio a ese nivel. Las respuestas se registran en la historia clínica electrónica de cada paciente.
Los pacientes de este estudio tenían una edad media de 47 años, el 61,9% eran mujeres y reflejaban la diversidad racial de la población del sur de California. Del total de la cohorte, el 6,4% eran sistemáticamente activos y el 14,4% eran sistemáticamente inactivos, y el resto entraba en la categoría de inconsistentemente activos.
Entre todos los pacientes de COVID-19, el 8,6% fueron hospitalizados, el 2,4% ingresaron en la UCI y el 1,6% fallecieron.
Los resultados del estudio muestran que la inactividad está fuertemente asociada a los malos resultados de la COVID-19. La actividad física proporcionó una fuerte protección contra la hospitalización, el ingreso en la UCI y la muerte entre los pacientes con COVID-19. La inactividad constante duplica las probabilidades de hospitalización en comparación con la actividad constante.
Además, los pacientes que eran sistemáticamente inactivos tenían 1,73 veces más probabilidades de ingresar en la UCI que los pacientes que eran sistemáticamente activos. Las probabilidades de muerte eran 2,49 veces mayores para los pacientes que eran sistemáticamente inactivos en comparación con los que eran sistemáticamente activos.
Aparte de tener más de 60 años o de tener antecedentes de trasplante de órganos, la inactividad sistemática es lo que confiere el mayor riesgo de muerte por COVID-19. Incluso los pacientes que eran poco activos tenían menos probabilidades de padecer COVID-19 grave en comparación con los que eran constantemente inactivos, lo que sugiere que cualquier cantidad de actividad física es beneficiosa.
"Lo que más me sorprendió de este estudio fue la fuerza de la asociación entre la inactividad y los malos resultados del COVID-19 --señala la coautora del estudio, Deborah Rohm Young del Departamento de Investigación y Evaluación de Kaiser Permanente del Sur de California--. Incluso después de incluir en el análisis variables como la obesidad y el tabaquismo, seguimos viendo que la inactividad estaba fuertemente asociada con probabilidades mucho más altas de hospitalización, ingreso en la UCI y muerte en comparación con la actividad física moderada o cualquier actividad".
El doctor Sallis destaca que su receta es sencilla: "Camine 30 minutos al día, 5 días a la semana a un ritmo moderado y eso le dará un tremendo efecto protector contra el COVID-19". Añade que la forma en que alguien puede calibrar si camina a un ritmo moderado es que esté demasiado agotado para cantar pero aún pueda hablar.
"Sigo creyendo que el ejercicio es una medicina que todo el mundo debería tomar, especialmente en esta época de COVID-19", concluye Sallis.