MADRID, 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Uno de cada tres supervivientes de cáncer infantil tiene riesgo de volverse infértil debido a la quimioterapia o la radiación, y como su esperma u óvulo no ha madurado, la reproducción asistida con el esperma o los óvulos no es una opción cuando se convierten en adultos. Ahora, científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y el Instituto de Investigación Magee-Womens (MWRI, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, han informado en un modelo de primate no humano que el tejido testicular inmaduro puede crio-conservarse y luego usarse para restaurar la fertilidad en el mismo animal
El avance, publicado en 'Science', marca un hito en el desarrollo de terapias de reproducción asistida de próxima generación, y ofrece esperanza para la preservación de la fertilidad en niños prepúberes que están a punto de someterse a tratamientos para el cáncer.
"Crecimos en familias, y me imagino que muchos de nosotros soñamos con crecer y tener nuestras propias familias", afirma el autor principal del estudio, Kyle Orwig, profesor de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas en la Escuela de Medicina de Pittsburg e investigador de MWRI. "Este avance es un paso importante para ofrecer a los jóvenes pacientes de cáncer de todo el mundo la oportunidad de tener una familia en el futuro", añade.
Los niños no nacen con esperma maduro. Más bien, los cambios hormonales durante la pubertad llevan a un aumento de la testosterona, que activa las células madre en los testículos para comenzar a producir esperma. En los niños prepúberes, la quimioterapia, la radiación u otros tratamientos médicos pueden matar estas células madre y causar infertilidad permanente.
"Investigaciones anteriores en primates no humanos han demostrado que podrían producirse espermatozoides a partir de trasplantes autólogos de tejido testicular prepúber congelado, pero hasta ahora no se ha logrado la capacidad de producir crías vivas sanas, el estándar de oro de cualquier tecnología reproductiva", señala el primer autor Adetunji Fayomi, exestudiante graduado en el laboratorio de Orwig y estudiante postdoctoral en Pitt.
NACE UNA CRÍA SANA DE ESPERMATOZOIDES DE TEJIDO TESTICULAR CRIOCONSERVADO
En el estudio actual, Orwig y su equipo desarrollaron un modelo de supervivencia de cáncer en primates no humanos. Antes de tratar con quimioterapia, los investigadores crioconservaron tejido testicular inmaduro y, posteriormente, descongelaron y trasplantaron trozos de tejido debajo de la piel del mismo animal.
Entre ocho a 12 meses más tarde, después de que los animales entraron en la pubertad, los investigadores extrajeron los injertos y descubrieron que había una gran cantidad de espermatozoides. Enviaron el esperma a sus colaboradores en el Centro Nacional de Investigación de Primates de Oregón en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, en Estados Unidos, quienes pudieron generar embriones viables, que luego se transfirieron a hembras receptoras.
En abril de 2018, una de las hembras dio a luz a un bebé femenino sano, al que Orwig llamó "Grady", una combinación de "derivado de injerto" y "bebé". "Con el nacimiento de Grady, pudimos mostrar una prueba de principio de que podemos criopreservar el tejido testicular prepuberal y luego usarlo para restaurar la fertilidad en la adultez", subraya Fayomi.
Los autores señalan que, en comparación con el trabajo anterior, utilizaron un protocolo de crioconservación diferente e injertaron trozos más grandes de tejido testicular, lo que puede haber contribuido al éxito del esfuerzo actual. En preparación para la traducción clínica, Orwig estableció un programa de preservación de la fertilidad en 2010 en 'UPMC Magee-Womens Hospital.' El programa ofrece a los pacientes pediátricos con cáncer la opción de crioconservar el tejido testicular u ovárico antes de comenzar los tratamientos para el cáncer.
Desde entonces, se ha expandido a través de colaboraciones con centros alrededor del mundo. Orwig espera que cuando estos pacientes crezcan y quieran tener sus propias familias, tengan esa opción. "La razón por la que realizamos estos estudios en un primate no humano es porque pensamos que este fue realmente el último paso en el camino hacia la traducción a la clínica --afirma Orwig--. Habiendo producido un bebé vivo y sano, sentimos que esta es una tecnología que está lista para ser probada en la clínica".