MADRID, 10 Mar. (EDIZIONES) -
La gota es un problema médico frecuente que causa ataques de dolor e hinchazón en las articulaciones, sobre todo en el dedo gordo del pie. Tiene lugar cuando se acumulan cristales de ácido úrico en las articulaciones y en los riñones. Puede causar bultos debajo de la piel, así como cálculos renales.
Según el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés), se puede reducir el riesgo de ataques de gota al no beber demasiado alcohol y al no comer muchos alimentos ricos en una sustancia llamada 'purina'. "Su médico puede recomendar medicamentos y tratamientos para reducir el dolor de los ataques de gota y ayudarle a tener menos ataques. El tratamiento adecuado de la gota puede prevenir daños permanentes a las articulaciones y los riñones", añade.
En una entrevista con Infosalus, el reumatólogo Marcelino Revenga Martínez, del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, explica que un ataque de gota es un episodio inflamatorio agudo, producido por el depósito de cristales de urato monosódico. "Estos cristales se producen por sobresaturación del ácido úrico, previo aumento en la sangre, lo que se conoce como 'hiperuricemia', y su depósito tiene lugar generalmente en las articulaciones y otras estructuras periarticulares, como los ligamentos o los tendones, o las zonas extraarticulares".
El síntoma más frecuente es la inflamación articular, con un intenso dolor, impotencia funcional, coloración rojiza y calor. "Aunque suele producirse el primer ataque en el dedo gordo del pie, también puede afectar al tobillo, a la rodilla y a la mano, o bien a varias articulaciones a la vez", señala el también profesor asociado en Ciencias de la Salud del departamento de Medicina y Especialidades Médicas, de la Universidad de Alcalá (Madrid).
Se estima una prevalencia de la hiperuricemia del 10% en la población general, según precisa y, de estos, el 10% desarrollarán gota. "Es más frecuente en varones, a partir de la pubertad, y en las mujeres tras la menopausia, así como en los consumidores de alcohol, en especial de la cerveza, de alimentos azucarados ricos en fructosa, y de alimentos ricos en purinas (carnes rojas, pescado azul y mariscos). Además, en aquellas personas que tomen medicaciones como diuréticos y ácido acetilsalicílico. No hay que olvidar las causas genéticas, que influyan en la resorción o excreción por el riñón de los uratos, los obesos, las cirugías o los traumatismos", indica.
Para el diagnóstico, el médico puede hacerle pruebas de sangre para ver si tiene niveles altos de ácido úrico. También le pueden tomar una muestra de líquido de una de las articulaciones en las que tiene dolor para ver si contiene cristales de ácido úrico, según el NIH.
PROBLEMAS DE LA HIPERURICEMIA
Según advierte el reumatólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, si no se trata la hiperuricemia o no se hace correctamente se corre el peligro de una afectación articular aguda o de un ataque de gota. "Si no se resuelve la hiperuricemia se producirá un daño articular crónico, que causa erosiones y deterioro articular, así como cálculos urinarios, además de una asociación a otras patologías o comorbilidades, como la diabetes, la hipertensión arterial, la dislipemia, la insuficiencia renal, y la arteriosclerosis. Todo lo anterior conducirá a un síndrome metabólico que aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares", alerta el experto.
En concreto, recuerda que las causas de hiperuricemia se dividen en primarias y secundarias: "La más frecuente es la causa primaria, por disminución en la excreción del ácido úrico (90%), muy por encima de la hiperproducción de ácido úrico. Las secundarias atienden a un aumento en la dieta de purinas, proteínas y alcohol, o bien a la toma de medicamentos, o como consecuencia de otras enfermedades. Es decir, en contra de opiniones generalizadas, la dieta influye poco en la hiperuricemia".
A su juicio, "mucho, y con poca base científica" se ha hablado de la influencia de la dieta en el ataque de gota. "Las dietas bajas en purinas son difíciles de seguir y además tienen una capacidad muy modesta de disminuir la hiperuricemia. Aún así, se recomienda seguir una dieta mediterránea, evitando grasas saturadas, alcohol y bebidas carbonatadas. De cualquier modo, el objetivo a conseguir son unas cifras de ácido úrico en sangre menores a 6 mg/dl", sostiene el experto.
Con todo ello, y sobre el tratamiento del ataque de gota establece tres pilares:
1.- Tratar la artritis aguda, resolviendo el dolor e inflamación, con antiinflamatorios, colchicina o corticoides, sin producir variaciones bruscas de los niveles de ácido úrico.
2.- Una vez resuelto el ataque, se procederá a disminuir la hiperuricemia para disolver los depósitos de urato en los tejidos, durante un largo período de tiempo, con fármacos que inhiben la producción del ácido úrico, y fármacos que aumentan su eliminación por la orina (uricosúricos).
3.- Evitar alcohol, dietas ricas en purinas, fármacos y otras comorbilidades, sin olvidar beber abundante agua.