MADRID, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha recuperado ADN de dos cepas europeas de los parásitos 'Plasmodium vivax' y 'Plasmodium falciparum', causantes principales de la malaria, para ver cómo era esta enfermedad que fue erradicada en el continente hace más de 50 años.
Esto ha sido posible gracias a un conjunto de preparaciones de microscopio de la década de 1940 procedentes del Delta del Ebro que contenían gotas de sangre de pacientes afectados de malaria, según detallan en un artículo publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).
El análisis mediante secuenciación de segunda generación de tres de estas preparaciones ha permitido generar millones de secuencias de los parásitos causantes de la malaria y se ha podido reconstruir su genoma mitocondrial y compararlo con las cepas actuales en el resto de los continentes.
"La secuencia europea de 'P. vivax' está estrechamente relacionada con la cepa más común encontrada hoy en día en Centro y Sudamérica, lo que sugiere que el patógeno fue introducido en este continente por colonizadores europeos después de Colón", ha explicado Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
En cambio, la secuencia europea de 'P. falciparum' pertenece a una cepa que se ha descrito únicamente en la India, lo que indica que el patógeno de la forma más severa de malaria fue introducido en Europa procedente del subcontinente indio, probablemente hace unos 2.500 años.
La cepa de paludismo provocada por el parásito 'P. vivax' es la más extendida fuera de África, mientras que la de 'P. falciparum' es la predominante en el África subsahariana y la responsable del 90 por ciento de las muertes por esta enfermedad.
"El análisis del genoma nuclear de estos patógenos permitirá conocer las mutaciones que han hecho resistentes las cepas actuales a diversas drogas, ya que el Plasmodium europeo recuperado es anterior a todos estos tratamientos", añade el investigador Pere Gelabert, también del Instituto de Biología Evolutiva.
INVESTIGACIÓN ANTIPALÚDICA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
Las muestras analizadas datan de la década de 1940 y proceden de un antiguo centro antipalúdico inaugurado en 1925 en la localidad de Sant Jaume d'Enveja (Tarragona), en el Delta del Ebro. Su director, el doctor Ildefonso Canicio, trabajó durante décadas con pacientes infectados de malaria, que trabajaban en los campos de arroz de la zona, y acabó contrayendo él mismo la enfermedad.
Tras su muerte, en 1961, algunas de sus preparaciones, empleadas con fines diagnósticos, se salvaron de la destrucción al ser recogidas por sus descendientes, que ahora las han cedido para su estudio científico.
"En las preparaciones todavía pueden verse parásitos de la malaria cuando se observan bajo el microscopio. Sin embargo, la cantidad de ADN del patógeno disponible en una sola gota de sangre es muy limitada y los problemas de conservación al cabo de 70 años explican que nunca antes se hubiera llevado a cabo un estudio de este tipo", ha reconocido Lalueza-Fox.
Este estudio, en el que también han colaborado científicos del Centre for GeoGenetics de Dinamarca, demuestra que otros especímenes históricos procedentes de colecciones médicas podrían ser una importante fuente de información de genética de patógenos extinguidos o erradicados.