Así afecta la contaminación atmosférica a las personas con demencia

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Publicado: jueves, 10 agosto 2023 7:18

MADRID 10 Ago. (EUROPA PRESS) -

La exposición a niveles relativamente altos de contaminación atmosférica está relacionada con un mayor uso de los servicios comunitarios de salud mental por parte de las personas con demencia, según revela un amplio estudio a largo plazo centrado en una extensa zona de Londres (Reino Unido) con mucho tráfico, publicado en la revista de acceso abierto 'BMJ Mental Health'.

Los investigadores sugieren que la reducción de los niveles de dióxido de nitrógeno y partículas podría reducir la demanda en las zonas urbanas y ayudar a liberar recursos en unos servicios psiquiátricos sobrecargados.

Muchos estudios se han centrado en los efectos de la contaminación atmosférica en la vejez, incluido su posible papel en la aceleración del deterioro cognitivo y la demencia, añaden.

Pero aunque la contaminación atmosférica se ha relacionado con un mayor uso de los servicios sanitarios por parte de las personas con demencia, estos estudios se han centrado sobre todo en los servicios hospitalarios, y no en los servicios comunitarios, que es donde se atiende a la mayoría de las personas con esta enfermedad en el Reino Unido.

Para colmar esta laguna, los investigadores analizaron el uso de los servicios comunitarios de salud mental durante nueve años por parte de 5.024 personas mayores (de 65 años o más) que vivían en cuatro distritos del sur de Londres tras recibir un diagnóstico inicial de demencia entre 2008 y 2012.

A más de la mitad (54%, 2.718) se les había diagnosticado la enfermedad de Alzheimer, causada por depósitos de placas y ovillos en el cerebro; una quinta parte (20%, 1.022) tenía demencia vascular, causada por daños en los vasos sanguíneos del cerebro; y más de una cuarta parte (26,5%, 1.330) padecía otro tipo de demencia o una demencia no especificada.

Las estimaciones trimestrales publicadas de dos importantes contaminantes atmosféricos --dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión (PM2,5 y PM10)-- en la zona que rodea los domicilios de los participantes se relacionaron con sus historiales anónimos de salud mental durante el periodo 2008-12.

La exposición a todos los contaminantes atmosféricos fue mayor en las personas con demencia vascular y menor en las que padecían la enfermedad de Alzheimer. El periodo de seguimiento se dividió en tres momentos: hasta 12 meses, hasta 5 años y hasta 9 años después del diagnóstico.

En el primer año de seguimiento, la mayor exposición a todos los contaminantes atmosféricos se asoció con un aumento del uso de los servicios comunitarios de salud mental por parte de las personas con demencia, después de tener en cuenta los factores potencialmente influyentes.

Cuanto mayor era el nivel de exposición, mayor era el uso de estos servicios, especialmente en el caso de la exposición al NO2. Esto fue especialmente notable entre las personas con demencia vascular.

En comparación con los que vivían en zonas con los niveles más bajos de exposición al NO2, los que vivían en zonas con el nivel más alto de exposición tenían un 27% más de probabilidades de utilizar estos servicios. Y los expuestos a los niveles más altos de partículas muy pequeñas (PM2,5) tenían un 33% más de probabilidades de utilizar los servicios de salud mental.

La relación entre las PM2,5 y un uso más frecuente de los servicios de salud mental seguía siendo evidente 5 y 9 años después en el caso de las personas con enfermedad de Alzheimer y demencia vascular, pero era más evidente en el caso de las personas con demencia vascular.

Durante el periodo de estudio se utilizó el Mini Mental State Exam (MMSE) para medir la función cerebral y la Health of the Nation Outcomes Scale (HoNOS65+) para medir la salud física y la actividad social.

En todos los puntos temporales, la exposición al NO2 se asoció con puntuaciones más altas en la HoNOS65+, lo que indicaba una peor salud y funcionamiento social, incluida la capacidad para las actividades rutinarias de la vida diaria, pero no una peor cognición. Se obtuvieron resultados similares para las partículas.

La contaminación atmosférica no se asoció con la función cerebral medida por los resultados del MMSE durante el periodo de estudio. Sin embargo, la exposición al NO2 se asoció con puntuaciones más altas de HoNOS65+ en todos los puntos temporales, lo que indica un peor funcionamiento social y sanitario, incluida la capacidad para realizar actividades cotidianas. Los resultados fueron similares en el caso de las PM2,5.

Se trata de un estudio observacional, por lo que no pueden extraerse conclusiones firmes sobre la relación causa-efecto. Los investigadores también reconocen que no pudieron evaluar el impacto de la exposición a los contaminantes en las primeras etapas de la vida ni las fluctuaciones de la exposición a lo largo de los 9 años, ni los cambios en la exposición debidos a la movilidad residencial o al tiempo fuera del hogar.

No obstante, basándose en sus hallazgos, estiman que si la exposición anual a PM2,5 en Londres (11,6 microgramos/m3 en 2019) descendiera a 5 microgramos/m3, tal y como recomienda la Organización Mundial de la Salud, el número de contactos de las personas con demencia con los servicios comunitarios de salud mental podría reducirse en un 13% al año.

Del mismo modo, la reducción de los niveles anuales de NO2 (39 microgramos/m3 en 2019) al límite recomendado de 10 microgramos/m3 podría reducir los contactos anuales con los servicios de salud mental en un 38%. Estas estimaciones podrían aplicarse a otras grandes ciudades de países de renta alta con un intenso tráfico de diésel, sugieren.

"Basándonos en las pruebas presentadas, sostenemos que la contaminación atmosférica podría considerarse un objetivo importante a nivel poblacional para reducir el uso de servicios de salud mental en personas con demencia, en particular para aquellos con demencia vascular", escriben.

Y añaden: "La reducción de la contaminación atmosférica, y en particular del NO2, mediante intervenciones de salud pública como la ampliación de las zonas de emisiones ultrabajas podría mejorar potencialmente el funcionamiento y las trayectorias de la enfermedad de las personas con demencia".

"La reducción de la exposición a contaminantes podría reducir el uso de servicios de salud mental en personas con demencia, liberando recursos en servicios psiquiátricos ya considerablemente sobrecargados", concluye.

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