Cómo aprenden los niños el lenguaje

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Publicado: martes, 6 julio 2021 8:19

MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

Los niños pequeños aprenden el lenguaje a un ritmo mucho más rápido que los adolescentes o los adultos. Una de las explicaciones de esta ventaja en el aprendizaje no proviene de las diferencias entre niños y adultos, sino de las diferencias en la forma en que las personas hablan con los niños y los adultos, según un nuevo estudio que se publica en un avance en línea de la revista 'Psychological Science'.

Por primera vez, un equipo de investigadores ha desarrollado un método para evaluar experimentalmente cómo los padres utilizan lo que saben sobre el lenguaje de sus hijos cuando les hablan. Descubrieron que los padres tienen modelos extremadamente precisos de los conocimientos lingüísticos de sus hijos, y utilizan estos modelos para afinar el lenguaje que utilizan cuando les hablan.

"Hace años que sabemos que los padres hablan a los niños de forma diferente a los demás adultos en muchos aspectos, por ejemplo, simplificando su discurso, reduplicando las palabras y alargando los sonidos vocálicos", afirma Daniel Yurovsky, profesor adjunto de psicología de la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos.

Añade que "estas cosas ayudan a los niños pequeños a afianzarse en el lenguaje, pero no sabemos si los padres cambian su forma de hablar a medida que los niños van adquiriendo el lenguaje, dando a los niños la información lingüística 'justa' para aprender lo siguiente".

Los adultos tienden a hablar a los niños más despacio y con un tono más alto. También utilizan una enunciación más exagerada, repeticiones y una estructura lingüística simplificada. Los adultos también salpican su comunicación con preguntas para calibrar la comprensión del niño. A medida que aumenta la fluidez del lenguaje del niño, aumenta la estructura y la complejidad de las frases utilizadas por los adultos.

Yurovsky lo compara con la progresión que sigue un estudiante cuando aprende matemáticas en la escuela. "Cuando vas a la escuela, empiezas con el álgebra y luego haces geometría plana antes de pasar al cálculo --explica--. La gente habla con los niños utilizando el mismo tipo de estructura sin pensar en ello. Están pendientes de lo que saben sus hijos sobre el lenguaje y modifican su forma de hablar para que los niños les entiendan".

Yurovsky y su equipo trataron de entender exactamente cómo los cuidadores afinan sus interacciones para adaptarse al desarrollo del habla de sus hijos. El equipo desarrolló un juego en el que los padres ayudaban a sus hijos a elegir un animal concreto de un conjunto de tres, un juego al que los niños pequeños (de 15 a 23 meses) y sus padres juegan habitualmente en su vida diaria.

La mitad de los animales del juego de emparejamiento eran animales que los niños suelen aprender antes de los 2 años (por ejemplo, gato, vaca), y la otra mitad eran animales que suelen aprender más tarde (por ejemplo, pavo real, leopardo).

Los investigadores pidieron a 41 parejas de niños y adultos que jugaran al juego en un entorno natural en el laboratorio. Midieron las diferencias en la forma en que los padres hablaban de los animales que creían que sus hijos conocían en comparación con los que creían que sus hijos no conocían.

"Los padres tienen un conocimiento increíblemente preciso del lenguaje de sus hijos porque los han visto crecer y aprender --subraya Yurovsky--. Estos resultados demuestran que los padres aprovechan su conocimiento del desarrollo del lenguaje de sus hijos para afinar la información lingüística que les proporcionan".

Los investigadores descubrieron que el cuidador utilizaba diversas técnicas para transmitir al niño el animal "desconocido". El enfoque más común era utilizar descriptores adicionales que le resultaran familiares al niño.

"Este enfoque de la investigación nos permite confirmar experimentalmente las ideas que hemos desarrollado a partir de las observaciones de cómo los niños y los padres se relacionan en el hogar--resalta--. Descubrimos que los padres no sólo utilizaban lo que ya sabían sobre los conocimientos lingüísticos de sus hijos antes del estudio, sino que, además, si descubrían que estaban equivocados -su hijo no conocía realmente 'leopardo', por ejemplo-, cambiaban la forma de hablar de ese animal la siguiente vez".

El estudio consistió en 36 pruebas experimentales en las que cada animal aparecía como objetivo al menos dos veces en el juego. Los participantes representaban una composición racial similar a la de Estados Unidos (56% blancos, 27% negros y 8% hispanos).

Los resultados reflejan una perspectiva de crianza occidental, así como cuidadores con un nivel educativo superior al representativo en el país. Los investigadores no midieron de forma independiente los conocimientos de los niños sobre cada animal. Los resultados de este estudio no pueden diferenciar si los niños aprendieron algún animal nuevo mientras jugaban.

Yurovsky cree que los resultados pueden tener cierta relevancia para los investigadores que trabajan en el campo del aprendizaje automático.

"Estos resultados podrían ayudarnos a entender cómo pensar en los sistemas de aprendizaje automático del lenguaje --destaca--. Ahora mismo entrenamos los modelos lingüísticos dándoles todos los datos lingüísticos que podemos conseguir de una sola vez. Pero podríamos hacerlo mejor si pudiéramos darles los datos adecuados en el momento adecuado, manteniéndolos en el nivel de complejidad justo para el que están preparados".