Aparte del COVID-19, ¿qué otros trastornos eliminan el gusto?

Mujer comiendo, tendor vacio, pérdida del gusto.
Mujer comiendo, tendor vacio, pérdida del gusto. - WEBPHOTOGRAPHEER / GETTY - Archivo
Actualizado: lunes, 5 octubre 2020 9:56

   MADRID, 5 Oct. (EDIZIONES) -

   Uno de los indicios que puede hacer sospechar de que alguien padece COVID-19 es que se ha producido un trastorno en el gusto o en el olfato. Ahora bien, hay que tener en cuenta que, por regla general, los trastornos del gusto primarios son muy raros.

Según cifra el Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, por sus siglas en inglés) los científicos creen que hasta un 15% de los adultos podrían tener un problema del gusto o del olfato, pero muchos no buscan ayuda médica.

   "Los sentidos del gusto y del olfato están estrechamente relacionados. La mayoría de las personas que van al médico porque piensan que han perdido el sentido del gusto se sorprenden al saber que lo que tienen es un trastorno del olfato", advierte la entidad.

   En concreto, diferentes patologías pueden afectar directamente al sentido del gusto como: La parálisis de Bell (trastorno del nervio que controla el movimiento de los músculos de la cara), infecciones respiratorias y del oído medio, radioterapia en la zona de la cabeza y del cuello, la exposición a productos químicos como pesticidas, algunos antibióticos y problemas de higiene bucal.

   Así lo detalla en una entrevista con Infosalus la doctora Adriana Izquierdo-Domínguez, especialista en Alergología y miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), quien comenta también que muchas otras infecciones virales diferentes a la COVID-19 afectan al gusto y al olfato, produciendo una 'anosmia post infecciosa'.

   "Por ello, no es un síntoma nuevo la pérdida del gusto, si bien se ha hecho más frecuente con la COVID-19, ya que ésta ha afectado en frecuencia y gravedad, y de una forma mayor a otras infecciones, como se demuestra en el estudio donde se comparó pacientes COVID-19 con controles no COVID-19. La razón por la que afecta más al olfato que otros virus podría deberse a mecanismos combinados de inflamación local, junto a una degeneración del epitelio olfatorio, ya que hay unos receptores específicos descritos en la mucosa olfatoria para el SARS-CoV-2", matiza esta experta.

   Aproximadamente ambos síntomas, de afectación del olfato y del gusto, persisten unas dos semanas, según indica, al mismo tiempo que precisa que, en general, los pacientes notan antes la recuperación del gusto y posteriormente la del olfato. "El 80% de los pacientes recuperan el gusto y el olfato de forma espontánea en las anosmias 'post infecciosas' de otras causas, en nuestro estudio específicamente por COVID-19, el 45% de los pacientes habían recuperado el olfato y el gusto en dos semanas", añade.

CÓMO FUNCIONA EL SENTIDO DEL GUSTO

   Con ello, la también miembro de la Unidad Alergo-Rino del Centro Médico Teknon de Barcelona aclara que el sentido del gusto es "complejo", y en él participan diferentes nervios, y de forma directa se encuentra relacionado con el sentido del olfato. "Por esta razón hay que diferenciar entre 'gusto' y 'sabor', términos que suelen confundirse o utilizarse como sinónimo", según advierte.

   Así, la también miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL) precisa que el 'gusto' es el sentido que se determina a través de receptores situados en las papilas gustativas de la lengua; mientras que el 'sabor' es la combinación del olfato, del gusto y del tacto. "Por ejemplo una manzana es dulce y ácida a la vez, se percibe el olor característico a manzana y, la textura tierna y consistente en la boca. Motivo por el que cuando hablamos de alteración del gusto también hablamos de alteración del olfato", aclara.

   En concreto, esta especialista menciona que los gustos básicos son: dulce, salado, amargo y ácido; aparte de que está descrito un quinto, el 'umami', que en japonés significa 'delicioso o profundo'.

   En este tipo de casos de sospecha de trastorno del gusto, la doctora Izquierdo-Domínguez mantiene que la valoración por el especialista es fundamental para el diagnóstico, con el objetivo de orientar si se trata de una alteración del gusto asociado a alteración del olfato, "que es lo más frecuente" o, una alteración del gusto primario, que es más infrecuente, según puntualiza. "Existen pruebas subjetivas como la 'Gustometría química' y pruebas objetivas como la 'Gustometría eléctrica'. Estas exploraciones ayudan a la orientación diagnóstica", precisa.

    Con ello, cuando una persona padece un trastorno del gusto ya diagnosticado, olvidarse de él es posible tratando la causa principal: "Por ejemplo, si es debido a una infección o por efecto secundario de tratamientos antibióticos, debe tratarse la infección o retirar el fármaco causante de la alteración del gusto".

   Finalmente, la experta de Quirónsalud recuerda que diferentes términos ayudan a clasificar la alteración del gusto, según se altere éste cuantitativamente o cualitativamente:

   .-Disgeusia: Trastorno en el que existe mal sabor en la boca. Según el NIDCD, se trata del trastorno del gusto más común.

   .-Hipogeusia: Disminución de la capacidad gustativa.

   .- Ageusia: Pérdida total de la capacidad gustativa.

   "En otros trastornos de los sentidos químicos, puede haber una distorsión en un olor o sabor. La disgeusia es un trastorno que da la sensación de tener persistentemente un sabor malo, salado, rancio o metálico en la boca. A veces, la disgeusia ocurre al mismo tiempo que el síndrome de la boca ardiente, un problema médico en el cual la persona experimenta una sensación dolorosa de ardor en la boca. Aunque puede afectar a cualquier persona, el síndrome de la boca ardiente es más común en las mujeres mayores y de mediana edad", sentencia el NIDCD.