MADRID 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los niños cuyas madres están muy estresadas, ansiosas o deprimidas durante el embarazo pueden estar en mayor riesgo de problemas de salud mental y de comportamiento durante su infancia y adolescencia, según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología en la revista 'Psychological Bulletin'.
"Nuestra investigación sugiere que la angustia psicológica durante el período de embarazo tiene un efecto pequeño pero persistente en el riesgo de que los niños tengan comportamientos agresivos, desinhibidos e impulsivos", explica la autora del estudio, Irene Tung, de la Universidad Estatal de California Dominguez Hills (Estados Unidos).
"Estos hallazgos se suman a la evidencia de que proporcionar atención y apoyo de salud mental ampliamente accesible durante el embarazo puede ser un paso crítico para ayudar a prevenir los problemas de conducta en la infancia", añade.
Tung y sus colegas analizaron los datos de 55 estudios con más de 45.000 participantes en total. Todos los estudios midieron el malestar psicológico de las mujeres durante el embarazo (incluido el estrés, la depresión o la ansiedad) y más tarde midieron los "comportamientos externalizantes" de sus hijos, es decir, síntomas de salud mental dirigidos hacia el exterior, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o la agresividad.
En general, los investigadores descubrieron que las mujeres que declararon más ansiedad, depresión o estrés durante el embarazo tenían más probabilidades de tener hijos con más síntomas de TDAH o que presentaban más dificultades de comportamiento agresivo u hostil, según los padres o profesores.
Desde hace tiempo, los estudios sugieren que existe una relación entre la salud mental de las madres durante el embarazo y los comportamientos externos de sus hijos. Sin embargo, muchos estudios anteriores no habían separado los efectos del estrés, la ansiedad o la depresión durante el embarazo de los efectos del malestar psicológico de los padres tras el nacimiento del niño.
En el estudio actual, los investigadores sólo incluyeron estudios en los que se midió el malestar psicológico de las madres durante y después del embarazo. Descubrieron que, incluso después de controlar el malestar psicológico posterior (postnatal), el malestar durante el embarazo aumentaba el riesgo de que los niños desarrollaran problemas de externalización.
El efecto se mantenía independientemente de que los niños fueran niños o niñas. Y también en la primera infancia (de 2 a 5 años), en la infancia media (de 6 a 12 años) y en la adolescencia (de 13 a 18 años), aunque el efecto era mayor en la primera infancia.
Según los investigadores, los resultados concuerdan con las teorías que sugieren que la exposición a las hormonas del estrés en el útero puede afectar al desarrollo cerebral de los niños.
Las investigaciones futuras deberán centrarse en aumentar la diversidad para comprender las variables culturales y socioeconómicas que afectan al estrés prenatal y desarrollar intervenciones eficaces, según Tung.
"La mayoría de las investigaciones existentes se han centrado en muestras blancas, de clase media y con estudios superiores, pero se sabe que el racismo, las disparidades económicas y la falta de acceso a la atención sanitaria contribuyen al estrés durante el embarazo --apunta--. Comprender cómo afecta el estrés psicológico durante el embarazo a las familias infrarrepresentadas es clave para desarrollar políticas e intervenciones de salud pública equitativas".
Ella y sus colegas están llevando a cabo dos estudios centrados en comprender los tipos de apoyo y recursos que promueven la resiliencia y la recuperación del estrés durante el embarazo, en particular para las familias que se enfrentan a desigualdades sanitarias. El objetivo es ayudar a informar intervenciones preventivas culturalmente inclusivas durante el embarazo para ayudar a apoyar la resiliencia temprana de la salud mental y el bienestar de los padres y sus hijos.
