MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
En el marco del simposio 'Opiniones de los expertos sobre los bióticos y su impacto en la salud, la microbiota intestinal y efectos sobre el sistema inmune', organizado por Nutricia, diferentes expertos han relacionado la disbiosis con la alteración de la maduración del sistema inmune, lo que favorece el desarrollo de enfermedades alérgicas como la dermatitis atópica (DA) y la alergia a la proteína de la leche de vaca.
La alergia a la proteína de la leche de vaca es la alergia alimentaria más común en el primer año de vida, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y, por su parte, la DA es la enfermedad cutánea crónica más frecuente en la infancia. Esta se presenta como eccema y cursa en brotes cuya prevalencia ha experimentado un aumento progresivo en las últimas décadas. Actualmente, afecta a más del 10 por ciento de los niños en algún momento de la edad pediátrica.
En palabras del doctor Juan J. Díaz Martín, miembro de la sección de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Universitario Central de Asturias, "la relación entre la alergia a la proteína de la leche de vaca y la DA es compleja. La DA es uno de los síntomas cutáneos más comunes de alergia a la proteína de la leche en bebés".
De hecho, afirma que aproximadamente un tercio de los niños con DA tiene un diagnóstico de este tipo de alergia, y aproximadamente del 40 al 50 por ciento de los bebés menores de doce meses con alergia a la proteína de la leche de la vaca tienen un diagnóstico de DA. En un porcentaje importante de casos, la DA se desarrolla antes y la sensibilización al alimento a través de la piel puede ser la causante de la alergia alimentaria.
"En aquellos casos en los que la alergia alimentaria es causante de la dermatitis atópica, un diagnóstico tardío contribuye a un empeoramiento de la afectación cutánea. Además, en la DA existen cambios importantes en su microbiota cutánea, con una pérdida significativa de la diversidad microbiana de su piel", afirma.
LAS FÓRMULAS, BENEFICIOSAS PARA LA MICROBIOTA
La leche materna es el alimento más beneficioso para el lactante desde el nacimiento hasta los primeros 6 meses de vida. Muchos de sus efectos se basan en la presencia de elementos bióticos (probióticos, prebióticos, simbióticos y postbióticos) en su composición, como los oligosacáridos y su propia microbiota.
Cuando la lactancia materna no es posible, existen fórmulas que cuentan con elementos que confieren una funcionalidad similar a la materna. Por ello, el uso de fórmulas con bióticos ha demostrado, por un lado, efectos beneficiosos sobre la microbiota y los síntomas digestivos de los lactantes sanos y, por otro, sobre la microbiota y el sistema inmunitario de lactantes con alergia a la proteína de la leche de vaca.
Así, el doctor Díaz sostiene que, "al administrar simbióticos, se están suministrando dos tipos de productos que actúan de forma sinérgica: un probiótico, es decir, una bacteria que ejerce efectos beneficiosos sobre el huésped, y un prebiótico, o sea, un oligosacárido o mezcla de oligosacáridos que estimulan el desarrollo de dichas bacterias beneficiosas".
Al llegar al intestino, continúa, inducen el desarrollo de bacterias beneficiosas, como las bifidobacterias, y disminuyen la presencia de otras cepas bacterianas que son más prevalentes en la microbiota del adulto. De esta manera se consigue una mejor actuación por parte del sistema inmune, lo que es muy importante en la prevención y el tratamiento de las enfermedades alérgicas".
Existen estudios que demuestran que la administración de una fórmula extensamente hidrolizada de seroproteína con un simbiótico mejora la disbiosis aumentando las bacterias beneficiosas como las bifidobacterias y además disminuye la severidad de los síntomas en lactantes con dermatitis atópica.
En este sentido, "la administración de dos tipos de bióticos, es decir, un probiotico y un prebiótico, contribuye a reequilibrar la microbiota intestinal", explica el experto. Esto conlleva múltiples efectos beneficiosos sobre el sistema inmune, incluyendo desarrollo de tolerancia, menor número de infecciones graves y de otras manifestaciones alérgicas, así como una mejoría de los síntomas cutáneos.
De esta manera, el doctor Díaz concluye que las fórmulas demuestran efectos beneficiosos y medibles sobre la microbiota. "Concretamente, suponen un aumento de las bifidobacterias y, además, una disminución de las cepas potencialmente patógenas. Estos suplementos también han demostrado algunos efectos clínicos significativos, como una mejoría en la consistencia de las deposiciones, disminución de síntomas gastrointestinales funcionales y de infecciones digestivas y respiratorias. Esto es sin duda un efecto beneficioso cuya utilidad ha de ser comprobada en el futuro para mejorar la calidad de vida del lactante".