MADRID, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las altas temperaturas y los cambios de hábitos del verano aumentan el riesgo de padecer arritmias cardíacas e ictus, especialmente en pacientes de enfermedades cardiovasculares o bajo tratamiento anticoagulante, tal y como ha explicado el Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Ramón y Cajal, el doctor Zamorano.
"Las temperaturas extremas pueden provocar una descompensación cardíaca. En el caso de personas que padecen hipertensión o fibrilación auricular, el riesgo es aún mayor", ha señalado Zamorano. Para prevenir estos casos, se recomienda evitar una larga exposición a condiciones extremas de calor y humedad, especialmente aquellas personas con insuficiencia cardíaca, ya que su corazón tiene una capacidad menor de reserva para disminuir el calor corporal y puede sobrecargarse.
Zamorano ha destacado la importancia de tener la medicación a mano, preferentemente en el neceser junto a objetos de uso cotidiano como el cepillo de dientes o la maquinilla de afeitar, además de "seguir una serie de pautas para proteger el corazón y el cerebro". De esta forma, "se puede disfrutar del verano con plenitud usando el sentido común y llevando hábitos de vida saludables", ha afirmado.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 por ciento de los accidentes cardiovasculares son prevenibles, y es importante prestar especial atención a la salud en verano, principalmente por el cambio de rutinas y temperaturas que pueden aumentar el riesgo de descompensaciones cardiovasculares.
HAY QUE CONSULTAR AL MÉDICO ANTES DE VIAJAR
Cualquier paciente anticoagulado debe consultar a su médico para determinar si el viaje y las actividades que se vayan a realizar pueden interferir con su medicación habitual. Además, se deben preparar las dosis de medicamentos que se van a necesitar durante las vacaciones, recuerda el doctor Zamorano.
En España, la asistencia sanitaria en cualquier hospital o centro de salud está asegurada, pero si se viaja fuera, es recomendable informarse previamente sobre la situación legal y sanitaria del país de destino para no tener ningún problema al ser atendido.
UNA BUENA HIDRATACIÓN Y ALIMENTACIÓN
En general es recomendable beber mucha agua, pero para los pacientes anticoagulados es imprescindible consumir entre dos y dos litros y medio de agua embotellada, evitando el agua corriente que puede producir diarreas. Cualquier complicación intestinal puede causar alteraciones en el índice de coagulación (INR) de los pacientes anticoagulados con antivitamina K y descompensar su tratamiento, mientras que en los pacientes bajo tratamientos anticoagulantes de acción directa, los efectos serán menores.
Para los pacientes con tratamientos antivitamina K, la alimentación debe estar formada por cereales, fruta fresca, pescado azul, espárragos, calabacín o tomates, es decir, alimentos cardiosaludables, y evitar aquellos ricos en vitamina K, como el brócoli o la col. Además, el consumo de grasas saturadas, bebidas alcohólicas, café y sal debe ser moderado y se recomienda eliminar totalmente el tabaco.
Aunque el consumo promedio de sal está entorno a 10 gramos de sal al día, los pacientes anticoagulados deben reducir esa cantidad a 5 gramos diarios, ya que influye en la función endoletial y en el desarrollo de hipertensión arterial. Fuera de casa, se recomienda pedir siempre platos sin sal.
La vitamina D también es muy importante, ya que su déficit está directamente relacionado con la aparición de diabetes, hipertensión, infartos o ictus, según la Asociación Americana del Corazón. Es aconsejable reservar diez minutos diarios de exposición solar a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde para que la vitamina D sea metabolizada de forma óptima.
EL SEDENTARISMO TAMBIÉN AUMENTA EL RIESGO
Uno de los factores de riesgo que favorece la aparición del ictus es el sedentarismo, por lo que el doctor Zamorano recomienda que los pacientes caminen al menos 40 minutos al día, y si es posible, por la playa, ya que favorece la circulación sanguínea. Para realizar deporte, es preferible hacerlo entre las 11:00 y las 17:00 horas, donde se concentran las mayores temperaturas.
También se debe evitar bañarse en aguas con temperaturas inferiores a 25 grados centígrados, ya que los cambios extremos de temperatura pueden provocar una angina de pecho. En el caso de que se practique natación, ser recomienda realizar el estilo libre, braza o espalda para las personas que padecen una descompensación cardiovascular.
El deporte, ajustado a las capacidades y necesidades físicas de cada persona, tiene beneficios tanto para la salud como para el estado de ánimo, al igual que un reposo adecuado. Una breve siesta de 30 minutos durante las horas centrales del día puede ayudar a recuperar energía y a disminuir la presión arterial, uno de los factores que más influyen en la aparición de enfermedades cardiovasculares.