MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio dirigido por investigadores del Instituto Karolinska de Suecia ha examinado cómo las células T del sistema inmunitario se ven afectadas por la ingravidez. Los resultados, publicados en la revista 'Science Advances', podrían explicar por qué las células T de los astronautas se vuelven menos activas y menos eficaces en la lucha contra las infecciones.
Los próximos pasos en la exploración del espacio son las misiones humanas a la Luna y a Marte. El espacio es un entorno extremadamente hostil que plantea amenazas para la salud humana. Una de estas amenazas son los cambios en el sistema inmunitario que se producen en los astronautas durante su estancia en el espacio y que persisten tras su regreso a la Tierra. Esta inmunodeficiencia puede hacerles más vulnerables a las infecciones y provocar la reactivación de virus latentes en el organismo.
"Para que los astronautas puedan llevar a cabo misiones espaciales seguras, tenemos que entender cómo se ve afectado su sistema inmunitario e intentar encontrar formas de contrarrestar los cambios perjudiciales que sufre --afirma Lisa Westerberg, líder del estudio e investigadora principal del Departamento de Microbiología, Tumores y Biología Celular del Instituto Karolinska--. Ahora hemos podido investigar qué les ocurre a las células T, que son un componente clave del sistema inmunitario, cuando se exponen a condiciones de ingravidez".
En el estudio han intentado simular la ingravidez espacial mediante un método denominado inmersión en seco. Se trata de una cama de agua hecha a medida que engaña al cuerpo haciéndole creer que se encuentra en un estado de ingravidez.
Los investigadores examinaron las células T en la sangre de ocho individuos sanos durante tres semanas de exposición a la ingravidez simulada. Los análisis de sangre se realizaron antes del inicio del experimento, a los 7, 14 y 21 días del inicio, y a los 7 días de finalizar el experimento.
Descubrieron que las células T cambiaban significativamente su expresión génica, es decir, qué genes estaban activos y cuáles no, tras 7 y 14 días de ingravidez y que las células se volvían más inmaduras en su programa genético. El mayor efecto se observó a los 14 días.
"Las células T empezaron a parecerse más a las llamadas células T ingenuas, que aún no se han encontrado con ningún intruso. Esto podría significar que tardan más en activarse y, por tanto, son menos eficaces para luchar contra las células tumorales y las infecciones. Nuestros resultados pueden allanar el camino para nuevos tratamientos que reviertan estos cambios en el programa genético de las células inmunitarias", afirma Carlos Gallardo Dodd, estudiante de doctorado del Departamento de Microbiología, Tumores y Biología Celular del Instituto Karolinska y primer autor compartido con los investigadores Christian Oertlin y Julien Record del mismo departamento.
Al cabo de 21 días, las células T habían "adaptado" su expresión génica a la ingravidez, de modo que casi había vuelto a la normalidad, pero los análisis realizados siete días después de finalizado el experimento mostraron que las células habían recuperado algunos de los cambios.
Los investigadores planean ahora utilizar la plataforma de cohetes de sondeo del Centro Espacial Esrange en Kiruna (Suecia) para estudiar cómo se comportan las células T en condiciones de ingravidez y cómo se ve afectada su función.