MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -
La epileptóloga Carla Anciones Martín, del Servicio de Neurología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, ha señalado que "no existe una relación clara entre padecer epilepsia y el hecho de desarrollar una infección grave por coronavirus".
Así, explica que, como en el resto de la población, se ha demostrado que los niños que padecen esta enfermedad neurológica tienden a mostrar una sintomatología más leve, mientras que las personas con edad avanzada y aquellas con enfermedades cardiopulmonares son más susceptibles al desarrollo de mayores complicaciones.
"Sin embargo, las infecciones graves y todo lo que conllevan (alteraciones metabólicas, ventilación mecánica, interacciones farmacológicas) sí que han condicionado una mayor predisposición a desarrollar crisis en pacientes con epilepsia previamente diagnosticada", advierte. "Nuevos estudios sí han demostrado una mayor mortalidad de la infección en aquellos pacientes con epilepsia activa previa, sobre todo si eran ancianos e hipertensos", ha precisado.
Así, apoyándose en estudios previos, la especialista ha recordado que más del 50 por ciento de pacientes con epilepsia grave no han podido llevar a cabo sus programas habituales de rehabilitación y estimulación cognitiva por la situación sanitaria provocada por el coronavirus, lo que ha originado en ellos un deterioro físico e intelectual.
Asimismo, otro 20 por ciento de pacientes con epilepsia no ha acudido a urgencias por miedo al contagio de Covid-19 y casi un 10 por ciento no tenía disponible su medicación en la farmacia. Además, la situación de confinamiento también originó que un 69 por ciento de los cuidadores de estos pacientes experimentaran síntomas de depresión o que tres de cada diez niños sufrieran un empeoramiento significativo de su conducta.
Así, siguiendo las recomendaciones de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), la doctora Anciones Martín aconseja a los pacientes con epilepsia, con especial atención a aquellos mayores con casos graves, que reduzcan al máximo el riesgo de exposición a la infección, que acudan al hospital únicamente en caso de urgencia y que recurran, siempre que sea posible, a los servicios de telemedicina para llevar a cabo el seguimiento de su enfermedad.
LOS PACIENTES EN FASE DIAGNÓSTICA NO DEBEN ABANDONAR LA REALIZACIÓN DE PRUEBAS
"Aquellos pacientes con crisis de inicio reciente o en fase diagnóstica no deben demorar la realización de pruebas, siempre que estas se realicen con las medidas de seguridad apropiadas, que el neurólogo especializado considere necesarias para instaurar el tratamiento más conveniente", subraya la epileptóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
Además, la experta ha destacado que "tampoco deben descuidarse las consecuencias psicológicas de la situación pandémica tanto de pacientes como de sus familiares, por lo que todo individuo con epilepsia debe concretar un plan de actuación con su médico en caso de urgencia, así como tener un acceso telemático para poder resolver todas las dudas que puedan surgir a lo largo de este proceso".
Por último, la especialista ha recordado que la epilepsia es una de las enfermedades neurológicas crónicas más frecuentes; de hecho, una de cada diez personas sufrirá al menos una crisis a lo largo de su vida. "Es también una de las más complejas de manejar debido a las numerosas comorbilidades que habitualmente asocia", ha añadido, especificando que esta situación se complica aún más en el caso de los pacientes pediátricos y, concretamente, de aquellos con encefalopatías epilépticas que cuentan con crisis graves resistentes a tratamiento médico, discapacidad intelectual y problemas de comportamiento.