MADRID 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los adolescentes que declararon experimentar optimismo, felicidad, autoestima, pertenencia y sentirse queridos y deseados tenían más probabilidades de llegar a los 20 y 30 años con buena salud cardiometabólica en comparación con los adolescentes con menos de estos activos positivos de salud mental, según una nueva investigación publicada en el 'Journal of the American Heart Association', una revista de la Sociedad Americana del Corazón.
Estudios anteriores han descubierto que las facetas psicológicas del bienestar mental, como el optimismo y la felicidad, pueden ser importantes factores modificables relacionados con una mejor salud cardiometabólica a lo largo del tiempo. Aunque la mayoría de estas investigaciones se realizaron en adultos mayores, este estudio se centró en etapas más tempranas de la vida y tuvo en cuenta una medida más amplia de la salud cardiometabólica, que también incluía indicadores de los niveles de azúcar en sangre y de inflamación.
"En las últimas décadas, hemos aprendido mucho sobre el impacto de la discriminación y otros riesgos sociales a los que se enfrentan los jóvenes de color y que pueden explicar sus elevadas tasas de enfermedades cardiometabólicas. Sin embargo, se presta mucha menos atención a las fortalezas inherentes que poseen y a las formas en que esas fortalezas pueden aprovecharse para promover la equidad en salud", señala la autora principal del estudio Farah Qureshi, profesora asistente en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, en Estados Unidos.
"En este estudio, queríamos cambiar el paradigma de la salud pública más allá del enfoque tradicional en los déficits a uno que se concentre en la creación de recursos", explica.
Los investigadores examinaron datos del Estudio Longitudinal Nacional sobre la Salud de los Adolescentes, en el que se inscribieron casi 3.500 estudiantes de secundaria de Estados Unidos (edad media 16 años) en 1994 y a los que se siguió durante más de dos décadas. Casi la mitad eran chicas, el 67% eran jóvenes blancos, el 15% eran adolescentes negros, el 11% eran adolescentes latinos y el 6% declararon que su raza era nativa americana, asiática o "otra".
Los investigadores recopilaron periódicamente datos sobre la salud y el bienestar de los participantes, y la ola más reciente de recopilación de datos tuvo lugar en 2018, cuando su edad promedio era de 38 años.
Utilizando las respuestas de la encuesta inicial de cuando los participantes eran adolescentes, los investigadores identificaron cinco activos de salud mental relacionados con mejores resultados de salud cardiometabólica: optimismo, felicidad, autoestima, sentido de pertenencia y sentirse amado. Esta información se cruzó con datos de salud registrados durante tres décadas para evaluar si los adolescentes que tenían más de estos activos positivos tenían más probabilidades de mantener una salud cardiometabólica óptima en la edad adulta.
Para examinar la salud cardiometabólica en este estudio, los investigadores revisaron las medidas de salud de siete factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas recogidas durante las visitas clínicas cuando los participantes tenían entre 20 y 30 años.
Los factores eran la lipoproteína de alta densidad (HDL), o colesterol "bueno"; el colesterol no HDL -calculado como colesterol total menos colesterol HDL-; la presión arterial sistólica (número superior); la presión arterial diastólica (número inferior); la hemoglobina A1c, una medida del azúcar en sangre; la proteína C reactiva, una medida de la inflamación; y el índice de masa corporal, o IMC, la relación entre la altura y el peso para estimar la grasa corporal.
Según el análisis, en general, el 55% de los jóvenes tenía de cero a un activo positivo de salud mental, mientras que el 29% tenía de dos a tres activos y el 16% tenía de cuatro a cinco activos. Al llegar a la edad adulta, sólo el 12% de los participantes mantuvieron su salud cardiometabólica a lo largo del tiempo, y los jóvenes de raza blanca tenían más probabilidades de mantener una buena salud a lo largo de su vida que los jóvenes negros o latinos.
Los adolescentes con cuatro o cinco activos de salud mental positivos tenían un 69% más de probabilidades de mantener una buena salud cardiometabólica en la edad adulta.
También se produjo un efecto acumulativo, ya que cada activo de salud mental adicional confería un 12% más de probabilidades de tener una salud cardiometabólica positiva.
Aunque los activos psicológicos resultaron ser protectores en todos los grupos raciales y étnicos, los mayores beneficios para la salud se observaron entre los jóvenes negros. Los adolescentes negros también declararon tener más activos positivos para la salud mental que los jóvenes de cualquier otro grupo racial o étnico.
A pesar de que los adolescentes negros eran los que más activos tenían y los que más beneficios para la salud obtenían de ellos, las disparidades raciales en la salud cardiometabólica seguían siendo evidentes en la edad adulta. Los negros eran los menos propensos a mantener una buena salud cardiometabólica a lo largo del tiempo.
"Estos resultados un tanto contraintuitivos fueron sorprendentes --afirma Qureshi--. Cuando profundizamos, descubrimos que la ausencia de activos psicológicos era especialmente perjudicial para la salud de los jóvenes negros".
Además, explica que los hallazgos apuntan al papel que desempeña el racismo estructural en la configuración de los patrones de salud cardiometabólica en las primeras décadas de la vida. "Para los jóvenes negros, que se enfrentan a numerosas barreras para alcanzar y mantener una salud cardiometabólica óptima en la edad adulta, no disponer de estos recursos adicionales de salud mental supone una gran diferencia", advierte.
"Este trabajo sugiere que las inversiones tempranas en salud mental juvenil pueden ser una nueva frontera crítica en el avance de la equidad en salud cardiometabólica", recuerda Qureshi.
"Necesitamos más estudios a gran escala para monitorizar estos y otros factores positivos de salud mental desde la infancia para comprender cómo estos activos pueden influir en la salud y la enfermedad a lo largo de la vida --sugiere--. Esta información puede ayudarnos a identificar nuevas formas de mejorar la salud y reducir las disparidades".
Los profesionales de la salud miden la salud cardiovascular con la herramienta Life's Essential 8 de la Asociación Americana del Corazón, que mide 4 indicadores relacionados con el estado de salud cardiovascular y metabólica (presión arterial, colesterol, azúcar en sangre e índice de masa corporal); y 4 factores de comportamiento/estilo de vida (hábito de fumar, actividad física, sueño y dieta).