MADRID 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Para llegar a tratamientos personalizados en el cáncer de pulmón, el primer paso es entender los cambios genéticos que se producen en las células tumorales del paciente, que dependen del tejido de origen, del tipo de cáncer y del azar. A partir de esta información, el segundo paso es diseñar un fármaco específico para "corregir cada uno de estos fallos que encontramos en el genoma de la célula cancerosa", explica la doctora Rosa Cordovilla.
Se trata de identificar las 'huellas genéticas' en las células cancerosas de los pacientes y proponer un tratamiento específico en función de las características genéticas de la enfermedad, y también de su respuesta al tratamiento farmacológico, consiguiendo mejorar la supervivencia y minimizar los efectos secundarios, con la consiguiente mejora en la calidad de vida.
"Generar a tiempo y con todo detalle, no solo información sobre el cáncer sino sobre los factores que influyen en la respuesta al tratamiento, permitirá ofertar un tratamiento personalizado a cada paciente con el fin de mejorar el pronóstico y la calidad de vida, al mismo tiempo, que se reducen las terapias ineficaces y los costes que se derivan de las mismas" explica Cordovilla, quien abordará este tema en la XII Reunión Conjunta de Áreas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica que se celebra el 10 y 11 de febrero en Zaragoza.
Por tanto, la idea es que al final habrá que buscar en el ADN del paciente las pistas que permitan determinar su sensibilidad a diferentes compuestos, para escoger los más efectivos. En este sentido, en los últimos años, se han hecho avances importantes gracias a las importantes mejoras en las técnicas que permiten leer los genes de las células.
El cáncer de pulmón es uno de los más agresivos y el que causa un mayor número de muertes seguido del cáncer colon-rectal. A nivel mundial, es la primera causa de muerte por cáncer entre los hombres y también entre las mujeres superando incluso al cáncer de mama. En España se diagnostican alrededor de unos 20.000 casos anuales y es la causa de la muerte del 8,3 por ciento de los españoles y del 1,3 por ciento de las mujeres. De hecho, en España mueren más personas a causa del cáncer de pulmón que de cáncer de mama, de colon y de próstata juntos.
YA HAY EVIDENCIAS EN CPCNP
En la actualidad, el cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) se puede clasificar en distintos tipos en función de las alteraciones genéticas del tumor. Para cada uno de estos tipos ya se pueden administrar tratamientos personalizados específicos dirigidos contra dichas alteraciones.
Así, hay dos tipos de alteraciones genéticas tumorales y dos tipos de tratamientos orales específicos contra ellas que ya han sido ampliamente contrastado.
En primer lugar, la mutación del gen EGFR que se encuentra en el 16 por ciento de la población occidental y más frecuentemente en pacientes mujeres, no fumadoras, asiáticas y con adenocarcinoma de pulmón. Esta mutación predice la respuesta a un tratamiento denominado inhibidor de tirosina quinasa de EGFR. Diversos estudios han demostrado que en pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas y mutación del gen EGFR en el tejido tumoral, administrar dicho tratamiento mejora la supervivencia y mantiene una buena calidad de vida.
Por otro lado, se ha descubierto que entre el 2-7 por ciento de pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas presenta otra alteración genética que consiste en un reordenamiento y fusión de dos fragmentos del cromosoma 2 (ALK y EML4). Es más frecuente en pacientes varones, jóvenes, no fumadores y con histología de adenocarcinoma. A este tipo de pacientes se les está administrando un fármaco oral que inhibe esta alteración genética y prolonga la supervivencia.
"Ambos tratamientos son administrados por vía oral, son muy específicos y, por lo tanto, son mejor tolerados ya que tienen menos efectos secundarios que la quimioterapia clásica" apunta Cordovilla, quien recuerda que estas nuevas estrategias personalizadas están consiguiendo mejorar la supervivencia y minimizar los efectos secundarios, con la consiguiente mejora en la calidad de vida de los pacientes.