MADRID, 2 Abr. (EDIZIONES) -
La primavera la sangre altera, según el dicho popular, pero hay personas que van más allá --mayoritariamente varones-- y viven en una constante obsesión por la sexualidad. Es la adicción al sexo, un trastorno minimizado por las autoridades internacionales de salud mental y por quienes lo sufren pero que produce un gran deterioro en la calidad de vida de estas personas.
El doctor Josep Mª Farré, especialista del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona, y la psicóloga colaboradora Helena Domínguez, contestan para Infosalus.com a ocho cuestiones básicas que ayudan a conocer mejor este trastorno:
1. Muchas personas pueden no considerar la adicción al sexo un problema ¿Cómo se podría explicar en términos patológicos?
La adicción al sexo se define por el cumplimiento mayoritario de los siguientes criterios:
1) Consumo de excesivo tiempo en fantasías y deseos sexuales, así como en la planificación y realización de dichas conductas.
2) Si bien no siempre es así, puede ser una conducta puramente impulsiva, los estados de ánimo alterados (tanto euforia como depresión), la ansiedad, el aburrimiento, la irritabilidad o el estrés, pueden acelerarla o provocarla.
3) Intentos infructuosos y repetidos de control o reducción de estas fantasías o conductas, con recaídas frecuentes.
4) Se desarrolla tolerancia, lo que significa síndrome de abstinencia.
5) Repite la conducta sin tener en mente los perjuicios de salud, laborales, económicos o familiares que acaban deteriorándolo.
6) No es consecuencia de otros trastornos psiquiátricos, ni del consumo de drogas o fármacos desencadenantes.
2. Se considera una entidad independiente dentro del DSM-5 -el manual internacional de referencia en materia de Salud Mental- o forma parte de un grupo?
El DSM-5 no lo reconoce, pero existe consenso por parte de los clínicos en considerarlo en el apartado "Trastornos no relacionados con sustancias", si se cumplen los criterios mencionados.
3. Datos de prevalencia o incidencia del trastorno
Se considera que está presente en el 12,1% de los hombres y el 6,8 % de las mujeres. En la clínica, el 85-90% son hombres. En España, los porcentajes son algo más bajos (9 y 1,2%, en hombres y mujeres respectivamente).
4. ¿Existe un perfil común en el paciente?
Nuestro equipo ha estudiado rasgos de personalidad de estos pacientes. Son en general más impulsivos, aunque pueden presentar ansiedad "de rasgo" asociada.
Su autodirección es muy deficiente y se encierran en un mundo de escasa cooperación (devienen menos empáticos).
Un 65,7% son compulsivos, o sea, utilizan la sexualidad como reductora de la ansiedad en situaciones de estrés, amén de la impulsividad.
5. ¿Presentan estas personas otras patologías de salud mental concomitantes?
Estas personas presentan además adicción a sustancias (14%), compra compulsiva (11%), juego patológico (3,5%), trastorno del control de los impulsos y TDAH (24-44%), trastorno depresivo (12-26%), riesgo de suicidio (16,5%), Trastorno de ansiedad (9-30%) y parafilias (8%), además de consumos ocasionales de alcohol o cocaína, ligados a comportamientos adictivos.
Acaban deteriorados por sus pensamientos por sus pensamientos obsesivos sobre la sexualidad, la soledad, la frustración y la ocultación constante de su vida sexual.
6. ¿Cómo suelen llegar a la consulta? ¿Por voluntad propia o por las consecuencias de su conducta? ¿Entienden que tienen un problema patológico?
En general acuden por las consecuencias de su conducta, impulsados por su pareja, si no los ha abandonado. Deben ser psicoeducados para conocer la magnitud de su problema, que en ocasiones minimizan, ocultan o sobre el que mienten.
7. ¿Cuál es la problemática que suelen exponer en consulta estas personas?
Promiscuidad, masturbación compulsiva, uso constante de pornografía y cibersexo, prostitución o encuentros casuales con personas desconocidas son algunos de los componentes de esta adicción.
En la calidad de vida de estos pacientes todo ello repercute en un malestar personal, el deterioro de la pareja y de las relaciones sociales y problemáticas laborales y de salud (sobre todo enfermedades de transmisión sexual) y autoestima baja.
8. ¿Cuál es el tratamiento que se instaura?
Es un tratamiento personalizado, que consiste en varios módulos: psicoeducación, control de estímulos, incremento de la conciencia de la enfermedad, estrategias alternativas para el control de la conducta, entrenamiento en empatía y regulación emocional, terapia de pareja (si aún se mantiene), técnicas cognitivas y, en los últimos tiempos con bastante éxito, técnicas de 'Mindfulness'. En ocasiones debe instaurarse medicación asociada, para su impulsividad o sus comorbilidades depresivo-ansiosas.