MADRID, 8 Ene. (EUROPA PRESS) -
El aumento del sedentarismo en la infancia puede elevar los niveles de colesterol en dos tercios en la edad adulta, provocando problemas cardiacos e incluso la muerte prematura. Sin embargo, un nuevo estudio ha descubierto que la actividad física ligera puede invertir completamente los riesgos y es mucho más eficaz que la actividad física moderada o vigorosa.
El estudio, realizado en colaboración con la Universidad de Exeter (Reino Unido), la Universidad de Finlandia Oriental (EEUU) y la Universidad de Bristol (Reino Unido), se ha publicado en 'The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism'.
Los investigadores utilizaron datos del estudio 'Children of the 90s de la Universidad de Bristol' (también conocido como 'Avon Longitudinal Study of Parents and Children'), en el que participaron 792 niños de 11 años a los que se hizo un seguimiento hasta los 24 años.
Los resultados de este estudio revelaron que el tiempo de sedentarismo acumulado desde la infancia puede aumentar los niveles de colesterol en dos tercios (67%) cuando se alcanza la veintena. El colesterol elevado y la dislipidemia desde la infancia y la adolescencia se han asociado con la muerte prematura a mediados de los cuarenta y con problemas cardiacos como la aterosclerosis subclínica y el daño cardiaco a mediados de los veinte.
En este sentido, los estilos de vida saludables se consideran importantes en la prevención de la dislipidemia y una de las principales formas de reducir el colesterol, aparte de la dieta, es la conducta de movimiento. Por primera vez, este estudio examinó objetivamente los efectos a largo plazo del sedentarismo, la actividad física ligera y la actividad física de moderada a intensa sobre los niveles de colesterol en la infancia.
LARGAS CAMINATAS, BAILE LENTO O NATACIÓN
En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud recomienda que los niños y adolescentes acumulen una media de 60 minutos diarios de actividad física de moderada a intensa y reduzcan el tiempo de sedentarismo, pero tiene directrices limitadas para la actividad física ligera. Sin embargo, este nuevo estudio y otros recientes han descubierto que la actividad física ligera -que incluye ejercicios como largas caminatas, tareas domésticas o baile lento, natación o ciclismo- es hasta cinco veces más eficaz que la actividad física de moderada a vigorosa para promover corazones sanos y reducir la inflamación en la población joven.
El doctor Andrew Agbaje, de la Universidad de Exeter, dirigió el estudio: "Estos resultados subrayan la increíble importancia para la salud de la actividad física ligera y demuestran que podría ser la clave para prevenir el colesterol elevado y la dislipidemia desde los primeros años de vida. Tenemos pruebas de que la actividad física ligera es considerablemente más eficaz que la actividad física de moderada a vigorosa en este sentido y, por tanto, quizá sea hora de que la Organización Mundial de la Salud actualice sus directrices sobre el ejercicio en la infancia y de que los expertos en salud pública, los pediatras y los responsables de las políticas sanitarias fomenten una mayor participación en la actividad física ligera desde la infancia".
MAYOR EFICACIA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA LIGERA
Durante la investigación, se recogieron mediciones con acelerómetro del tiempo de sedentarismo, la actividad física ligera y la actividad física de moderada a vigorosa a las edades de 11, 15 y 24 años. El colesterol de lipoproteínas de alta densidad, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, los triglicéridos y el colesterol total se midieron repetidamente a los 15, 17 y 24 años.
Estos niños también se sometieron a mediciones repetidas de la absorciometría de rayos X de energía dual para evaluar la masa grasa corporal total y la masa muscular, así como la glucemia en ayunas, la insulina y la proteína C reactiva de alta sensibilidad, junto con el hábito de fumar, el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular.
Durante los 13 años de seguimiento, el tiempo de sedentarismo aumentó de aproximadamente seis horas al día a nueve horas al día. La actividad física ligera disminuyó de seis a tres horas diarias, mientras que la actividad física moderada a vigorosa se mantuvo relativamente estable en torno a los 50 minutos diarios desde la infancia hasta la edad adulta temprana. El aumento medio del colesterol total fue de 0,69 mmol/l. Se observó sin influencia de la grasa corporal.
Una media de cuatro horas y media al día de actividad física ligera desde la infancia hasta la edad adulta joven disminuyó causalmente el colesterol total en (-0,53 mmol/l), sin embargo, la masa grasa corporal podía reducir el efecto de la actividad física ligera sobre el colesterol total hasta en un seis por ciento. Aproximadamente 50 minutos al día de actividad física moderada a vigorosa desde la infancia también se asoció con una ligera reducción del colesterol total (-0,05 mmol/l), pero la masa grasa corporal total disminuyó el efecto de la actividad física moderada a vigorosa sobre el colesterol total hasta en un 48 por ciento. Es importante destacar que el aumento de la masa grasa neutralizó el pequeño efecto de la actividad física moderada a vigorosa sobre el colesterol total.
Estos resultados llegan poco después de que otro estudio dirigido por Andrew Agbaje y en 'Nature Communications' descubriera que la actividad física ligera puede revertir por completo la obesidad infantil vinculada al aumento del tiempo sedentario en más de 6.000 niños.
El sedentarismo contribuyó entre el siete y el diez por ciento de la masa grasa total ganada durante el crecimiento desde la infancia hasta la edad adulta temprana. La actividad física ligera redujo la ganancia global de masa grasa entre un 9,5 y un 15 por ciento, mientras que la actividad física de moderada a vigorosa disminuyó la masa grasa entre un 0,7 y un 1,7 por ciento.