MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
El aprendizaje, la memoria y la reparación del cerebro dependen de la capacidad de las neuronas para cambiar con la experiencia. Ahora, un equipo de investigadores informa en un artículo publicado este lunes en 'Current Biology' que tienen evidencia gracias a un pequeño estudio en personas que hacen ejercicio que la actividad física puede mejorar esa plasticidad esencial del cerebro adulto.
Las conclusiones centradas en la corteza visual llevan esperanza a las personas con trastornos como la ambliopía (conocida como ojo perezoso), la lesión cerebral traumática y otras, según los investigadores. "Ofrecemos la primera demostración de que niveles moderados de actividad física mejoran la neuroplasticidad en la corteza visual de los humanos adultos", dice Claudia Lunghi, de la Universidad de Pisa, en Italia.
"Al mostrar que los niveles moderados de actividad física puede aumentar el potencial plástico de la corteza visual de adultos, nuestros resultados abren el camino para el desarrollo de estrategias terapéuticas no invasivas que explotan la plasticidad cerebral intrínseco en sujetos adultos", añade.
El potencial plástico de la corteza cerebral es mayor temprano en la vida, cuando el cerebro en desarrollo es moldeado por la experiencia, pero generalmente se piensa que plasticidad cerebral disminuye con la edad. Esta reducción de la flexibilidad del cerebro a través del tiempo es especialmente pronunciada en el cerebro sensorial, que muestra mucha menos plasticidad en los adultos que en los más jóvenes.
Lunghi y su colega Alessandro Sale, del Instituto de Neurociencias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas italiano, decidieron explorar el papel de la actividad física en la plasticidad del cerebro por medio de experimentos que Sale realizó previamente en animales de laboratorio. Estos estudios mostraron que los animales que realizan actividad físic, por ejemplo ratas corriendo en una rueda, mostraron niveles elevados de plasticidad en la corteza visual y la mejora de la recuperación de la ambliopía en comparación con los animales más sedentarios.
Para saber si ocurre lo mismo en las personas, los investigadores midieron el potencial plástico residual de la corteza visual de adultos en los seres humanos mediante una prueba simple de rivalidad binocular. La mayor parte del tiempo, los ojos trabajan juntos, pero cuando las personas tienen un ojo tapado durante un corto periodo de tiempo, el ojo cerrado se vuelve más fuerte a medida que la corteza visual intenta compensar la falta de entrada visual. La fuerza del desequilibrio resultante entre los ojos es una medida de la plasticidad visual del cerebro y se puede probar mediante la presentación a cada ojo de imágenes incompatibles.
En el nuevo estudio, Lunghi y Sale sometieron a 20 adultos a esta prueba dos veces; en una de las pruebas de privación, los participantes con un ojo parcheado vieron una película mientras se relajaban en una silla. En la otra, los participantes con un ojo tapado realizaron ejercicio sobre una bicicleta estática durante intervalos de diez minutos durante la película, demostrando que la plasticidad del cerebro se ve reforzada por el ejercicio.
"Hemos encontrado que si, durante las dos horas que se tapa en el ojo, el sujeto pedale de manera intermitente, el efecto perceptivo del ojo con parche en la rivalidad binocular es más fuerte en comparación con una condición en la que, durante las dos horas de tener el ojo tapado, el sujeto mira una película sentado en una silla. Es decir, después de la actividad física, el ojo que fue tapado staba fuertemente potenciado, indicando incremento de niveles de plasticidad cerebral", explican estos expertos.
Aunque se necesitan más estudios, los investigadores creen que este efecto puede ser el resultado de una disminución con el ejercicio de un neurotransmisor inhibidor llamado GABA. Como caen las concentraciones de este mensajero nervioso inhibitorio, el cerebro se vuelve más sensible. Independientemente del mecanismo, los resultados sugieren que el ejercicio desempeña un papel importante en la salud del cerebro y la recuperación, con especial interés para las personas con ambliopía, que generalmente se considera que es intratable en los adultos.
"Nuestro estudio sugiere que la actividad física, que también es beneficiosa para la salud general del paciente, se podría utilizar para aumentar la eficacia del tratamiento en pacientes adultos --dice Lunghi-- Por lo tanto, si usted tiene un ojo vago, no sea perezoso usted también". Lunghi y Sale adelantan que planean ahora investigar los efectos de niveles moderados de ejercicio físico sobre la función visual en pacientes adultos con ambliopía y profundizar en los mecanismos neurales subyacentes.