MADRID, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 80 por ciento de la pérdida de productividad laboral en las personas que padecen depresión puede atribuirse a una inadecuada capacidad en la ejecución de las tareas asignadas, lo que se conoce como presentismo, más que a la ausencia del puesto de trabajo, o absentismo, tal y como se ha puesto de manifiesto en la jornada 'Avanzando en Depresión en Atención Primaria', organizada por Lundbeck.
"El miedo a ser despedido fomenta el fenómeno del presentismo, es decir, el paciente con depresión está en su puesto de trabajo pero no es capaz de realizar las tareas que tiene asignadas poque la enfermedad no se lo permite. Trata de que no se le etiquete como un mal trabajador, pero su rendimiento no es bueno, lo que incrementa su desvalorización y auto-reproche", ha explicado el jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal, el doctor Jerónimo Sáiz.
Además, "el trabajador tiende a ocultar los síntomas de una enfermedad como es la depresión, especialmente por el estigma que aún hoy persiste de culpabilizar al enfermo de estarlo", ha añadido el doctor Sáiz.
El 86 por ciento de los europeos que padece depresión está en edad de trabajar. Dentro de este grupo, un 10 por ciento sufre un episodio depresivo al año, que dura de media 35,9 días.
Además, se han infravalorado los síntomas cognitivos de la depresión, uno de los síntomas residuales más prevalentes que persisten tras la mejoría de la enfermedad pero siguen limitando la actividad habitual del paciente. Destacan dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación, de agudeza mental y de velocidad de pensamiento.
El objetivo terapéutico de la depresión en la actualidad persigue que el paciente recupere la funcionalidad, de modo que pueda desempeñar las tareas de su día a día como lo hacía antes de la enfermedad, lo que implica prestar atención a los síntomas cognitivos.
"La recuperación funcional en depresión es esencial porque implica no sólo la remisión de los síntomas sino también de la capacidad de adaptación a las necesidades personales, familiares, sociales o laborales de la persona", ha explicado el Catedrático de Psiquiatría en la Universidad de las Islas Baleares, el doctor Miquel Roca.
Por otro lado, la depresión también afecta a la población trabajadora en que los que la sufren tienen más riesgo de desarrollar otras enfermedades, ya sean mentales o físicas, un incremento del uso de los servicios sanitarios, un mayor número de accidentes y una jubilación anticipada.
Los beneficios de un tratamiento adecuado a los trabajadores con depresión y que desempeñen con normalidad sus funciones implica, por lo tanto, un ahorro en bajas médicas y un incremento en la productividad, así como una mayor integración en la organización, aspecto clave para su recuperación.
No obstante, el 50 por ciento de los pacientes no llega a ser tratado correctamente. La clave radica en una detección precoz, fundamental para el mejor pronóstico de esta enfermedad, que aparte de síntomas cognitivos, también comporta síntomas afectivos y somáticos, además de altas tasas de recurrencia y tendencia a la cronificación.