MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un 52 por ciento de los afectados por COVID persistente no tuvo acceso a realizar una PCR para su diagnóstico o, cuando se les hizo, fue semanas después de su contagio, cuando ya no era posible que detectara la enfermedad, según el estudio 'La persistencia de síntomas de la COVID-19 y su diagnóstico en la primera ola de la pandemia en España', publicado en el avance 'on line' la Revista Medicina General y de Familia.
Sus autores creen que se debe tener en cuenta esta circunstancia, especialmente por parte de la Administración, "en el reconocimiento de unos pacientes que aparecen en el limbo de esta pandemia y resultan los grandes olvidados de la misma". "No hacerlo así, sería reconocer que no hemos aprendido lo que debiéramos de esta crisis sanitaria que estamos viviendo; además, nos lleva a cuestionar la ética de nuestras actuaciones con respecto a este grupo poblacional", reivindican.
El artículo, basado en los resultados de la encuesta sobre COVID Persistente realizada por SEMG y Long COVID ACTS entre julio y octubre de 2020, explica que los pacientes afectados de COVID persistente de la primera ola de la pandemia debieron ser diagnosticados en los meses de marzo y abril, y la mayoría no requirieron ingreso hospitalario, por lo que no pudieron tener acceso a que se les realizara una PCR por no estar indicado en los protocolos de esas fechas. "Cuando se les realizó, fue fuera del periodo de indicación de la prueba, lo cual condicionó estos resultados, tanto en baja realización de la prueba, como en cuanto a los escasos resultados positivos de la prueba diagnóstica", señalan.
De hecho, según apunta el estudio, la falta de pruebas diagnósticas y el desconocimiento de la patología apuntan a que, con antelación a la declaración del Estado de alarma, muchos casos pudieron haber quedado sin el diagnóstico adecuado, etiquetados bajo la denominación de una "gripe rara".
Posteriormente, fruto de la nueva situación y disponibilidad de acceso a PCR desde Atención Primaria, se realiza la PCR como prueba de seguimiento al 46,4 por ciento de la muestra de la encuesta, "aún a sabiendas de que no es la prueba indicada para el seguimiento semanas después de su contagio. Lógicamente su resultado, al menos en teoría, no debe ser indicativo de infección aguda por SARS-CoV-2".
De esta forma, "parece incuestionable la falta de acceso a las pruebas diagnósticas recomendadas y de su realización en el momento indicado (fase presintomática o de primeros síntomas) a los pacientes afectados por COVID persistente en la primera ola de esta pandemia, tanto en España y en el resto del mundo".
Pese a todas estas circunstancias, a día de hoy los afectados que presentan persistencia de síntomas "siguen sin el reconocimiento adecuado, no figuran en ningún protocolo específico, e incluso se cuestiona su afectación en función de las pruebas diagnósticas que muchas veces no se les realizaron, especialmente en la primera ola de esta pandemia en España", según los autores.
El estudio también recuerda que esta situación debe enmarcarse en el momento en el que se produce y solo puede justificarse en el seno de una pandemia como la actual, que coloca a nuestro sistema sanitario en una situación límite, al borde del colapso, en el que apenas ha habido capacidad de maniobra ni en cuanto a los recursos materiales y humanos a utilizar, ni en cuanto a lo primordial de tomar decisiones inmersas en una crisis en la cual las soluciones debían ser de aplicación inmediata.