MADRID, 14 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un 34,4 por ciento de los pacientes con cáncer de pulmón afirma sentirse culpable por padecer la enfermedad, un 21,6 por ciento se ha sentido juzgado y un 19,4 por ciento ha sentido vergüenza por ello, según un informe elaborado por la Fundación Más que Ideas y la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP) que tenía por objetivo explorar las principales repercusiones emocionales y sociales en las personas que reciben un diagnóstico de cáncer de pulmón en España.
En este sentido, un gran número de los pacientes que han informado sobre sus sentimientos de culpabilidad son personas que fumaron en el pasado. No obstante, el sentirse culpable también se debe al estigma de la enfermedad, que continúa siendo muy elevado. De hecho, 1 de cada 5 pacientes ha manifestado haberse sentido mal a consecuencia de las reacciones de personas del entorno. Así, tal y como se destaca en el estudio, un 16 por ciento de los pacientes, en su mayoría hombres que no han fumado y residentes en capitales de provincia, confiesa haber ocultado la enfermedad a su entorno.
En cuanto las consecuencias directas en el día a día, cabe destacar que 1 de cada 4 personas siente que el impacto ha sido total y un 34,5 por ciento manifiesta que la enfermedad ha afectado totalmente a sus planes de futuro.
Así, en cuanto a las consecuencias de la enfermedad a nivel funcional, el estudio destaca que la mitad de pacientes (48,5%), con especial incidencia entre las mujeres, afirma tener dificultades para llevar a cabo actividades cotidianas como la práctica de ejercicio físico (38,8%), el desarrollo de las tareas del hogar (31,4%) o la realización de viajes (25,8%). Estas dificultades en la vida cotidiana se deben, en gran parte, a las afectaciones físicas producidas por la enfermedad y sus tratamientos. En este sentido, los síntomas de mayor impacto en la calidad de vida de los pacientes, según han informado ellos mismos son, por orden descendente, el cansancio, el dolor, los cambios de peso y la dificultad al respirar.
A nivel eminentemente emocional, en el estudio se resalta la diferencia que se produce en cuanto al género. Pese a tratarse de una enfermedad con mayor incidencia en hombres, el impacto es mayor en mujeres, ya que experimentan mayor soledad, se sienten más juzgadas y tienen mayor preocupación por el impacto de su imagen. Los hombres, por su parte, muestran mayor irascibilidad, frustración y enfado.
Así, el impacto emocional en el conjunto de participantes en el estudio varía en función de aspectos como la edad, ya que, a menor edad, mayor es la afectación en el estado de ánimo; el consumo tabáquico, pues las personas que nunca han fumado manifiestan mayores repercusiones emocionales; y el nivel de estudios, porque, según esta investigación, a menor nivel de estudios mayores índices de miedo relacionado con la enfermedad y preocupación por la familia.
Por otro lado, la incertidumbre es la reacción psicológica más frecuente en las personas con cáncer de pulmón (97,6%), con el proceso de diagnóstico como la época de mayor intensidad emocional, especialmente al recibir la noticia de la enfermedad (52,4%). Otra emoción habitual, el miedo, se refleja en datos como que el 94,6% afirma haber experimentado algún tipo de temor, especialmente relacionado con el dolor y el sufrimiento (57,5%) y la muerte (50,4%).
En cuanto a los lazos familiares, la mayoría de los participantes en la encuesta confiesa que estos han sido reforzados tras la enfermedad (un 93,6%). Sin embargo, más de la mitad de pacientes (53,5%) reconoce actitudes de sobreprotección de estos familiares y del entorno más cercano y, además, también se constatan en este círculo cercano sobrecarga de responsabilidades (31,1%) y el cansancio físico (28,4%).
Además, para las personas participantes en el estudio, el impacto del cáncer de pulmón (real o potencial) en el bienestar de la familia es causa de preocupación, ya que un 92,4 por ciento afirma sentir una mayor preocupación por su familia tras el diagnóstico y un 46,5 por ciento expresa que las repercusiones sobre la familia han sido uno de sus principales miedos durante la enfermedad.
En lo que a relaciones de pareja se refiere, en el estudio se recoge que 3 de cada 4 pacientes con pareja manifiestan que la unión se ha visto, de algún modo, afectada positivamente en el contexto de la enfermedad, y más de la mitad (56,4%) considera que la relación se ha fortalecido tras el diagnóstico. Dentro de este grupo, es mayor el porcentaje de hombres que afirman que la pareja es su principal apoyo tras el proceso de diagnóstico, mientras que las mujeres acuden con más frecuencia a amistades y familiares.
IMPACTO EN LA VIDA SEXUAL
Sin embargo, el aspecto negativo en estas relaciones es que se reduce la vida íntima y sexual, pues 6 de cada 10 pacientes (con o sin pareja) han tenido dificultades en este sentido. Pese a ello, solo un 7,1 por ciento se ha puesto en manos de especialistas para tratar de solucionar el problema, esto es, un 88,5 por ciento de los encuestados con afectación de ámbito sexual no han acudido a profesionales de la salud, lo que podría estar relacionado con el tabú que representa la sexualidad en la sociedad.
En el campo laboral, la mayoría de las personas con cáncer de pulmón (88,8%) no trabajaba en el momento de realizar la encuesta. El 79,9 por ciento de quienes han continuado trabajando reconocen dificultades en su actividad laboral, especialmente para alcanzar su rendimiento profesional habitual.
El impacto a nivel laboral también ha tenido influencia en la situación económica y, en este sentido, el 45,9 por ciento de pacientes afirma que el cáncer de pulmón ha tenido un impacto negativo o muy negativo a nivel financiero, siendo este mayor en los municipios de tamaño medio-bajo. Las principales causas son la reducción de ingresos por haber dejado de trabajar y los gastos por traslado al hospital (26,1%) y adquisición de nuevos hábitos (24,3%).
El estudio concluye con una serie de propuestas, entre las que destacan la necesidad de un aumento de la accesibilidad a profesionales de la psicología, trabajo social y fisioterapia para estos pacientes; la importancia de la visibilidad de las ONG y asociaciones de pacientes como recursos de apoyo e información; el desarrollo de un modelo de protección social que dé cobertura a las personas con cáncer de pulmón con mayor vulnerabilidad económica; y, finalmente, cuidar los mensajes que desde el ámbito sanitario y social se transmiten a las personas con cáncer de pulmón con vistas a reducir el estigma.