MADRID, 12 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Universidad de Columbia y el Centro Integral de Cáncer Herbert Irving (Estados Unidos) ha descubierto que hasta el 20 por ciento de los glioblastomas, un agresivo cáncer cerebral, son alimentados por mitocondrias hiperactivas y pueden ser tratables con medicamentos actualmente en ensayos clínicos.
Las mitocondrias son responsables de crear la energía que alimenta todas las células. Aunque generalmente son menos eficientes en la producción de energía en el cáncer, las células tumorales en este tipo de glioblastoma recientemente identificado dependen de la energía extra proporcionada por las mitocondrias hiperactivas para sobrevivir.
El estudio, publicado en la revista científica 'Nature Cancer', también ha evidenciado que los fármacos que inhiben las mitocondrias, incluyendo un medicamento ya disponible y un compuesto experimental que está siendo probado en ensayos clínicos, tienen un poderoso efecto antitumoral en las células cancerosas del cerebro humano con mitocondrias hiperactivas.
Tales medicamentos se están probando en pacientes que tienen una fusión genética poco común, previamente descubierta por los mismos investigadores, que también provoca una sobrecarga en las mitocondrias.
"Ahora podemos expandir estos ensayos clínicos a un grupo mucho más grande de pacientes, porque podemos identificar a los pacientes con tumores impulsados por mitocondrias, sin importar la genética subyacente", explica el líder del estudio, Antonio Iavarone.
El estudio encontró que todos los cánceres de cerebro caen en uno de cuatro grupos, incluyendo el subtipo mitocondrial. Al clasificar los cánceres cerebrales en base a sus características biológicas centrales y no solo por las alteraciones genéticas o los biomarcadores celulares, los investigadores han obtenido nuevos conocimientos sobre lo que impulsa cada subtipo y el pronóstico para los pacientes. "Las clasificaciones existentes para el cáncer de cerebro no son informativas. No predicen los resultados; no nos dicen qué tratamientos funcionarán mejor", señala Lasorella.
La importancia de un sistema de clasificación preciso se ilustra mejor con el ejemplo del cáncer de mama. Los cánceres de mama tienen subtipos muy bien definidos que llevaron al desarrollo de terapias que apuntan a los sellos clave, como los receptores de estrógeno o el HER2, que sostienen subtipos específicos. "Creemos que una de las razones por las que el progreso terapéutico en el cáncer de cerebro ha sido tan lento es porque no tenemos una buena manera de clasificar estos tumores", asegura Iavarone.
El glioblastoma es el tumor cerebral primario más común y más letal en los adultos. La mediana de supervivencia de los individuos con glioblastoma es sólo de 15 meses.
El nuevo estudio demostró que el glioblastoma puede clasificarse en cuatro grupos biológicos. Dos de ellos recapitulan funciones activas en el cerebro normal, ya sea células madre o neuronas, respectivamente. Los otros dos grupos incluyen los tumores mitocondriales y un grupo de tumores con actividades metabólicas múltiples ("plurimetabólicos") que son muy resistentes a las terapias actuales. Los pacientes con los tumores mitocondriales tuvieron un pronóstico ligeramente mejor y vivieron unos pocos meses más que los pacientes con los otros tres tipos.